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Cambios

sin resumen de edición
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Apuntes de los procesos <br />LARRY JOSÉ MADRIGAL<br />
Cuando escuchamos de la iniciativa de recopilar, sistematizar, digitalizar y actualizar las memorias sobre los procesos formativos realizados durante muchos años en el Norte de Morazán, de inmediato sintonizamos con la idea. Parte de nuestra misión, de la genética organizacional con que hemos crecido, tiene que ver con la recuperación y vitalización de la memoria sobreviviente, especialmente en territorios significativos para los grupos fundacionales.
6.00 p.m. — Introducción y ubicación.<br />
7.30 p.m. — Preparación del salón para descanso y actividades opcionales.
 
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6.00 p.m. — Cena.<br />
7.00 p.m. — Descanso o actividades opcionales.
 
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<div class="mp-frame-header" style="background-color: #797D7F; color:#fff;">Cita: Padre Esteban VelásquezPerfecta. Nador. Marruecos. 11 Torola<br /></div><div class="mp-frame-body"><div style="color:#000; font-weight:; text-align:;">''“Lo que pasa es que eso de noviembre irnos sentando a cada rato para platicar, se nos hizo tan entretenido que al final se nos olvidó el tiempo y cuando volvimos fue por el aguacero que empezó a caer y se nos fue el hilo de 2012piscucha. Correcciones en GranadaAhorita ya de estar deshecho el papelito”. septiembre de 2020''</div></div></div> <div class="row" style="background-color:#;"><div class="mp-frame"><div class="mp-frame-header" style="background-color: #797D7F; color:#fff;">Cita: Ana María.Comunidad Segundo Montes<br /></div><div class="mp-frame-body"><div style="color:#000; font-weight:; text-align:;">''“En “A saber qué nos paso´, pero nos fue entrando una gran angustia por ir sacando todos los papelitos que tenía el 90 inicié hilo. Crisanto fue el trabajo. Aprovechando un operativo militar que me obligó a permanecer en la Ciudad Segundo Montesdijo que mejor buscáramos primero todo y después leíamos porque si no lo demás nos ganarían, sin movilizarme por la zona. Empecé a entrevistar a pero todos los familiares lo apoyamos y conocidos cansados ya nos sentamos. Ahorita con pena estoy porque es cierto, nadie dijo que era carrera de las víctimas que pude convocar cintas y competencia y de todo lo que tuvieran datos que aportarmeleyeron, no se me quedo´ nada, sólo la vergüenza de haber hecho truco”.''</div></div></div>
<div class="row" style="background-color:#;"><div class="mp-frame"><div class="mp-frame-header" style="background-color: #797D7F; color:#fff;">Cita: Doré. Arambala<br /></div><div class="mp-frame-body"><div style="color:#000; font-weight:; text-align:;">''Era impresionante oír sus relatos. No solo de El Mozote“Empezamos bien y todos alegres fuimos siguiendo el hilo y encontrando los papelitos, porque se acercaron también los familiares lo que pasa es que en el camino pasaron vendiendo mango y testigos de las principales masacres de ocurridas en la guerra en aquella zona: Junquillocompramos para sentarnos a comer, Agua Blancabien galán platicando, El Tulepero no nos dimos cuenta que cuando paso´ un camión se corto´ el hilo y ya no lo encontramos. Bien afligidos regresamos y comenzamos a preguntar a los otros grupos para que no nos dijeran nada, Cerro Pando, Guacamaya, la Villa y Talchigapero ¡qué! En el camino dejamos botados los papelitos”.''</div></div></div>
''Aquellas listas sirvieron La pesca cooperativa - habíamos visto esta técnica en un libro muy famoso de los años 80, sobre técnicas de base para la investigación educación popular (Ed. Alforja, San José de Costa Rica) que posteriormente llevó a cabo Tutela Legal durante años utilizamos en las CEBES de Zacamil. La técnica original era competitiva y se llamaba “en río revuelto, ganancia de pescadores”, plantea elaborar pescaditos de cartulina en los cuales se escribía ideas o aportes que los participantes obtienen con una forma más científica caña de pescar elaboradas con varitas de madera. Pero no podíamos viajar con tantas varitas como cañas de pescar y rigurosa decidimos hacerlas al llegar a Perquín. Llegamos bajo un vendaval que impedía salir a buscar yal día siguiente, a su vezcuando iniciamos, en base pedimos a cada participante buscar una ramita de pino y utilizamos hojas de almendra como pescaditos. Rebautizamos la técnica porque no nos gustaba lo de Tutela, más tarde aúnponer a competir al grupo, mejor cooperar para encontrar colectivamente el sentido del problema y mientras unas personas sacaban “pescados” de la Comisión de “laguna” (dibujada al centro), otras iban ordenando la Verdadpesca en algún sentido que les parecía según su análisis. Al terminar, todo el grupo aportaba el orden que consideraba más adecuado.''
''Dar Algunas reacciones de la voz al pueblo sobre su verdad en un hecho tan importante como fue lo ocurrido en El Mozote. Luchar con toda el alma para que esa verdad fuera conocida y juzgada era, para mí, algo lleno bitácora de sentido humano, reconciliador, cristiano, pastoral, sacerdotal y jesuítico.''taller:
<div class="row" style="background-color:#;"><div class="mp-frame"><div class="mp-frame-header" style="background-color: #797D7F; color:#fff;">Cita: P. Rogelio. Perquín<br /></div><div class="mp-frame-body"><div style="color:#000; font-weight:; text-align:;">''La fecha del comienzo “Me parece que no fueron solidarios algunos por aquí; porque en las ganas de la presentación de los testimonios pescar me empujaron y denuncias en Gotera fue el 28 de octubre de 1990me sacaron. Rufina me narro´ los detalles de aquella presentación Eso no se hace con un hombre grande y humilde como yo (...risas) Inmediatamente nos pusimos , pero lo más feo es que yo comencé a organizar empujar también para lograr un acto público con motivo del noveno aniversario de la masacre(mi pescadito”...)''</div></div></div>
<div class="row" style="background-color:#;"><div class="mp-frame"><div class="mp-frame-header" style="background-color: #797D7F; color:#fff;">Cita: María Victoria. Agua Zarca<br /></div><div class="mp-frame-body"><div style="color:#000; font-weight:; text-align:;">''No. La lucha por juicio de El Mozote “Cuando vamos ordenando los pescados nos vamos dando cuenta que hay tantos que hay que acercarse bien para leer despacio porque si no, no entendemos y nos quedamos calladas, sólo los demás hablan y una callada por otras masacres y asesinatos de la guerra salvadoreña no ha terminado. Como entender o por no ha terminado la luchas de muchas madres y familiares de desaparecidos o asesinados en América Latina u otros lugares del mundoleer”.''</div></div></div>
<div class="row" style="background-color:#;"><div class="mp-frame"><div class="mp-frame-header" style="background-color: #797D7F; color:#fff;">Cita: Lilian. La Planta<br /></div><div class="mp-frame-body"><div style="color:#000; font-weight:; text-align:;">''Debemos seguir luchando sin venganza ni complejos “Yo no sé porque tenemos bien metido esto de superioridad, pero con la humilde terquedad de quien ha optado en su vida por la justicia, y por los desposeídos (...) reconciliar escompetencia, como dijo alguienque no fuéramos hermanos, hacer brotar vida clase trabajadora que hasta hemos andado luchando. Bien galán se dice Reino de las heridas y hacer sentir Dios, pero no vamos a andar en el dolor Reino de Dios quitándole el pescado a los otros. Me gustó que al final pudimos poner todo en la mesa y dar nuestro aporte, sea quienes sean, por sus víctimas como el dolor por las mías propias”que logramos comer todos”.''</div>
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Las instalaciones - “somos parte del tejido” - en las comunidades hemos aprendido que la vida tiene una dimensión ritual y simbólica muy importante, no es cuestión solo de rezar y que cada quien haga su relación con Dios, sino de reflexionar el sentido profundo de la fe en las situaciones que nos toca vivir y alimentarnos de esa espiritualidad. En todos los talleres teníamos momentos, al inicio, por la noche del sábado o al final, donde colocábamos una “instalación” (pusimos este nombre para no llamarlo altar, sobre todo para no chocar con la connotación sagrada de la fe más tradicional) con objetos significativos encontrados en el lugar o buscados entre lo disponible en la casa pastoral y luego ante los cuales preguntábamos su significado. Radios, cantaritos, artesanías de las que elaboraba el grupo de jóvenes de Carmen Elena, productos alimenticios de la cocina, plantitas, libros y biblias, etc. todos fueron desfilando mes a mes.
 
En una ocasión, llegado el momento de hablar de práctica pastoral, queríamos hacer alusión a un tejido que todas y todos vamos haciendo con nuestro trabajo, una gran labor que depende del trabajo pequeño de cada uno. No encontramos yute, alfombras o una manta tejida y tu- vimos que improvisar; observamos que en el salón había una elaboración mural con pedacitos de tejido, cosidos uno con otro, que una comunidad hermana del extranjero había enviado como regalo. En la imagen se notaba un Jesús resucitado y decidimos utilizarla. La pusimos al medio y colocamos una cajita de alfileres.
 
La reflexión consistió en observar de lejos y de cerca la artesanía y platicar sobre su elaboración ¿de qué materiales estaba hecha? ¿Cómo fue haciéndose este tejido y cuánto tardaron quienes lo hicieron? ¿Qué nos dice sobre nuestro aporte como agentes de pastoral? Después de una larga ronda de participaciones, se invitó a que cada quién se identificara con un pedacito de tela de los muchos que formaban la artesanía, colocar allí un alfiler y decir al grupo el significado que le daba.
 
Algunas reacciones que quedaron registradas en la bitácora de taller:
“Estas cositas las puede hacer una mujer, porque casi siempre las mujeres que tienen más paciencia para hacer estas cosas que son largas y compendiosas, pero es tardado. Yo veo que esto está mejor porque la hicieron entre varias manos porque se nota que en unos lados está bien cosidita y recogida la puntada, pero en otros lados se ve algo machetoncita”.
 
“Mire que esto se hace de pedazos de tela que quizá botan o de chirajos de pantalón o blusa, pero al que le van buscando modo, le van buscando la gracia para que queden los colores que son. Yo hago jarcia y ya sé que estas cositas uno las ve terminadas, pero ajá, quien no sabe, sólo compra y pide rebaja, pero no sabe cuánto trabajo lleva. Así pienso yo, que nos fueron buscando el padre Rogelio, la gracia de cada uno para irnos cosiendo en esta escuela. Nos ven bien contentos, pero no ven todo lo que hemos comido, lo que ha costado estar viniendo y de ser chirajitos, hoy somos una gran manta”.
 
“Yo creo que los agentes de pastoral vamos dando un pedacito para que las cosas estén mejor, pero no se puede dar todo porque uno tiene varias obligaciones, pero el pedacito es importante y poco a poco vamos formando un Jesús más grande que no es de tela, sino que somos nosotros mismos como comunidad. Yo quizá de orilla soy en esa manta, porque me siento como que soy del ruedo, no de los de colores que están en medio, pero como ya dijeron, sin ruedo se deshace ese perraje”.
 
“Yo siento que ustedes son el hilo con que nos van cosiendo a los pedacitos, porque la verdad que solo de retazos no se puede hacer esta obra bien bonita, quizás uno no tiene letras para destacar en algunas cosas, pero pasmados no somos, con que nos empujen y nos vayan platicando, después parecemos pericos contándole a la gente”.
 
Algunas incidencias “extra-salón”
Como se ha mencionado, una característica muy notoria de la EFAP fue la incorporación de las tareas de la vida cotidiana como parte del aprendizaje y vivencia de la formación como agentes de pastoral. No era poco decir, porque en cada sesión ocurrían cosas divertidas y tristes, sagradas y profanas, de día y de noche. Algunos incidentes fueron memorables por su profundidad y por la sorpresa que significó para algunos (especialmente jóvenes) abordar en sentido de comunidad estas cosas.
 
La vigencia de los acuerdos grupales - una recurrente situación era la prontitud del sueño para algunos, casi siempre mayores, que preferían arreglar la sala de reuniones bien temprano para poder descansar y el desvelo a altas horas de la noche para los más jóvenes. Al amanecer, una situación similar: quienes madrugaban mucho antes de amanecer para iniciar labores, incluso ir a bañarse a “Los Mangos”, mientras que otras esperaban un poquito más. En una de las noches, ante la bulla desatada dentro y fuera del salón de reuniones, Carmen Elena apareció para pedir orden y descanso general, ocasionando el enojo de los jóvenes protagonistas del bullarango. Como los facilitadores dormíamos en la salida de la casa, a la par del cuarto del padre Rogelio, no escuchamos mucho de todo aquello, pero a la mañana siguiente, una galería de caras largas nos recibió en la sesión. Abordamos la situación preguntando a todos los sectores por sus vivencias y sentires la noche anterior. Algunos decían que los habían regañado por nada y otros que faltaba más disciplina. Descubrimos que una participante estaba con fiebre desde la tarde anterior y no pudo conciliar el sueño por levantarse a cerrar el portón que dejaban abierto cada vez que salían a la calle. Dos jóvenes de la Segundo Montes eran los entusiastas organizadores de la excursión madrugadora a las 2.30 a.m., hacia a Los Mangos, “para no gastar tiempo esperando que se desocupe el baño”; algunos de los mayores no dijeron nada pese a no conciliar el sueño porque pensaron que les habían dado permiso. Una chica de Perquín dijo que ella por eso dormía en su casa, “para no tener que aguantar esos relajos”. Todo lo anterior fue una poderosa oportunidad para reflexionar sobre los grandes discursos ofrecidos durante el día en los plenarios de la escuela y la vida cotidiana, común y corriente, a la vista de todos, pero no siempre publica, con que vamos haciendo la vida y los liderazgos. Para quienes tenían un lugar alternativo donde dormir, el relajo no afectaba, pero para quienes tenían que compartir espacio común una noche toledana podía acabar con la atención durante el día de buena parte del grupo. Aprendimos entre todos que no bastan las buenas voluntades o los discursos, que las diferencias hay que abordarlas con sentido directo y con enfoque de grupo, que los derechos no son leyes, que los criterios que acordamos nos vinculan y hay que hacer esfuerzos para que tengan vigencia. La vigencia de los acuerdos comunes no era solo papel para el día, eran criterios de convivencia que funcionaban para garantizar el bienestar de todos y todas.
 
El secretario que se graduó como agente de pastoral
Como se ha mencionado, las condiciones de marginación y limitaciones antes y durante el conflicto armado tenían un impacto bien grande en las habilidades de lectoescritura de la mayoría, particularmente en mujeres adultas, madres, de las zonas rurales más alejadas. Por eso, una de las primeras, Perfecta (Agua Zarca, Torola), apareció el primer día de la escuela, bien acompañada por uno de sus hijos al que presentó como su “secretario” para que le anotara todas las letras y después se las leyera en la casa. Aceptada la situación por el equipo pastoral, el secretario se fue convirtiendo no sólo en un escribiente de letras, sino en un verdadero protagonista del proceso, pese a su corta edad y a lo complejo de los temas, que además eran abordados de maneras participativas, poco aptas para el dictado o la copia desde una pizarra. Cuando llego la sesión final, nos dimos cuenta que era uno de lo que mejor guardaba la memoria de los contenidos, de los que más participan y respondía, ayudando a su madre y a otras de la escuela. Cuando enumeramos el listado de quienes se graduaban, no podíamos dejar fuera al secretario y así obtuvimos un joven agente de pastoral. En una edición posterior, se repiten la situación con otra participante, siendo esta vez su nieta la encargada de custodiar las letras. Esto nos hizo reflexionar mucho -y afectar para modificar- las metodologías que muchas veces eran presentadas como asuntos adultos, sin considerar demasiado que las diferentes generaciones aprendían de la convivencia, del trato cotidiano, del participar ya en aquello que queríamos en el futuro para nuestra comunidad.
 
La niña que vendía fruta
El contexto de posguerra afectaba todo el desarrollo de la escuela. Desde las noticias nacionales o las nuevas obras que día confía iban llegando para la zona, hasta la instalación del tendido eléctrico o el reclamo de los antiguos dueños de las casas abandonadas, todo parecía seguir funcionando en términos de “nosotros y los otros”.
 
En una de las primeras sesiones, apareció en el portón de la casa una niña que vendía fruta, casi siempre mangos con alguashte y chile. Al principio esta niña no lograba articular palabra más allá del precio de cada bolsita y se quedaba escuchando agazapada e invisible en la jardinera de fuera, esperando a que saliéramos al receso de mañana o de tarde. Alguien cuestiono´ si no estaría haciendo de “oreja” con otras intenciones. El caso llegó a la consulta con el equipo pastoral, quienes entre risas nos dijeron “debe ser una niña de las de aquí del pueblo o de Casablanca”, “yo la he visto vendiendo por ahí en el parque”, “me voy a fijar para ver quién es y le voy a comprar, para sacarle plática si no la conozco”. Más tranquilo el grupo, la niña de la fruta se fue haciendo parte fundamental de las rutinas metodológicas, escuchando los temas, acompañando a los grupos en sus reflexiones por las calles y finalmente, tomando una taza de café con pan a la hora de los recesos. De pronto un día durante el plenario, habló desde fuera del salón, no para decir el precio, sino para dar opinión: “mejor salgan luego a buscar las pistas porque les va agarrar la tormenta y ahí van a venir corriendo”. Comprendimos que los del margen, los invisibles, los que son mudos en apariencia en realidad han sido marginalizados, invisibilizados y silenciados y a que a veces cuando ya no sentíamos empoderados como sujetos dejábamos de ver a quienes todavía no iniciaban sus procesos o los confundíamos sin reconocerlos como nuestros aliados.
 
La EFAP continuó durante 04 o 06 meses más, en enero de 1995, el equipo de facilitación perfilo´ la modalidad de parejas diferentes por fin de semana, de modo que pudiera darse cierta alternancia en las voces y perspectivas con que la EFAP se iba consolidando. Entre estas personas facilitadoras concurrieron: Rui Manuel Grácio das Neves (dominico portugués, filósofo y teólogo), Nelson Perla (laico de Amatepec, San Salvador) y Alberto Wulffelé (dominico holandés, teólogo).
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