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Pero ¡ay de vosotros, los ricos, porque ya habéis recibido vuestro consuelo!, ¡Ay de vosotros, los que estáis saciados, porque tendréis hambre!, ¡Ay de los que ahora reís, porque haréis duelo y lloraréis!, ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que vuestros padres hacían con los falsos profetas».
== '''Homilía''' ==
Este domingo escuchamos las bienaventuranzas, en la versión del evangelista Lucas. Todo parece, que él era de una familia acomodada. Pero para nada suaviza el mensaje de Jesús. Incluso lo presenta de una manera muy provocativa poniendo a la par de las bienaventuranzas también las malaventuranzas, dejando clara la mala suerte de los ricos.
y ay de ustedes los ricos, con cierto escepticismo, ¿sería cierto lo que dice Jesús? Sin embargo, hay experiencias ajenas y también propias que afirman la veracidad de las palabras de Jesús.
* Un amigo compatriota, miembro de una de las familias más acomodadas de Bélgica vino, ya concluido sus estudios para médico, a incorporarse a la lucha revolucionaria. Tuvo una participación destacada en el proceso y fue víctima de un certero mortero. Entregó su vida, a temprana edad, a la causa de los pobres. ¿Qué le motivó al compañero Sebastián?<br />
* En la vida de M.Romero hay algo no muy común. Normalmente cuando uno va escalando de rango social, a la vez se va alejando de los últimos, de los pobres. Monseñor, sin embargo, llegando a ocupar la máxima autoridad dentro de la iglesia, se decide comprometerse de lleno con los pobres, arriesgando hasta su propia vida. Murió asesinado. ¿Qué le motivó a M. Romero para hacer esa opción tan radical por los pobres de su pueblo?<br />
* Y, a lo mejor, cada uno, una de nosotros recuerda algunos momentos en su vida, en los que ha experimentado una auténtica y abundante felicidad, cuando fue capaz de renunciar a lo propio, para compartirlo con los más necesitados.
El modo común de pensar y de actuar contradice las palabras de Jesús. Sin embargo, nuestras mejores experiencias, más bien, coinciden y refuerzan las mismas.
Teniendo presente el reino prometido, tanto en su dimensión trascendental como en su dimensión histórica, podemos entender fácilmente tres cosas:
1. # No son dichosos los pobres por su pobreza. Su miseria no es un estado envidiable o un ideal. Son dichosos porque Dios está con ellos y les hará justicia, haciéndolos partícipes del reino. Es necesario observar que no se trata de un mero regalo que Dios les va a dar, sino que también ellos mismos tendrán que aportar, a fin de que el reino podrá instaurarse. Razón tenía el P. Ellacuría cuando entendía la primera bienaventuranza como felices los pobres no tanto de espíritu sino con espíritu, con espíritu para trabajar por el reino.<br /> 2. # Ay de ustedes los ricos no es una condena más bien una advertencia y antes que nada una llamada a la conversión. Decía M. Romero: “Cuando hablamos de iglesia de los pobres, simplemente estamos diciendo a los ricos también, vuelvan sus ojos a esta iglesia y preocúpense de los pobres como un asunto propio, como si fueran ellos, los pobres, su propia familia.”<br /> 3. # No es de un día a otro que Dios a los pobres hará justicia. Depende mucho con qué rapidez el reino se hará presente. Y esto tiene que ver con el empeño de cada uno y una de nosotros. El propósito de Jesús era anunciar y trabajar por el reino. Este tiene que ser también el propósito de nosotros y nosotras.<br />
En todas circunstancias debemos ser promotores de la paz, de la buena convivencia, de la solidaridad y la justicia, e incansables defensores de la dignidad de toda persona.
La página de las bienaventuranzas tanto en Mateo como en Lucas no podemos darle vuelta así no más, más bien debemos leerla, meditarla y poco a poco ir adecuando nuestra vida a las exigencias de ella. Difícil ciertamente pero no imposible.