Las Comunidades Eclesiales de Base hacen una opción por los jóvenes

De CEBES Perquín

A este proceso formativo cualquier joven podía entrar, no había reglas que excluyeran la participación de los que voluntariamente se acercaban a los grupos. Incluso, Melchor tambi´en recuerda que en los primeros grupos había dos evangélicos, motivados por la convivencia en los campamentos juveniles.

Cita: Melchor López. Joya El Chongue. Torola. Relatado en Casa Comunal El Progreso. 18 de agosto de 2018.
“Como método de animación a los jóvenes, en la pastoral juvenil teníamos campamentos de tres días. Donde prevaleció la formación, momentos de espiritualidad y de convivencia entre todos y todas. Eran mixtos y abiertos para la participación de otros jóvenes. Una vez integramos dos jóvenes, protestantes, quienes admiraban la convivencia y respeto entre el grupo. Se animaron a seguir caminando con nosotros.

La coordinación de todos los sectores juveniles se reunía dos veces al mes. Nos animaba Carmen Elena, quién nos ayudaba a enfocar y desarrollar el tema a desarrollar en nuestros grupos esto, nos ayudaba al trabajo comunitario”.
Cita: Regino Rodríguez. Agua Zarca. Torola. Relatado en la casa de CEBES Perquín. agosto de 2018.
“En el 97 me integre a la Escuela de Agentes de Pastoral. Asumí la coordinación del trabajo juvenil en Agua Zarca, éramos como 30 cipotes. Todos entusiasmados a continuar con la formación. Recuerdo también que a través de los grupos juveniles de Cebes, aprendimos a ver al mundo más allá de nuestra zona. Por ejemplo, conocimos la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas –UCA-, el Zoológico y el Teatro Nacional, otras organizaciones juveniles que trabajaban en otros espacios en diferentes puntos del país y muchas otras cosas. Esto nos ayudó a nuestra cultura y formación personal, abriendo nuevas oportunidades a nuestra vida”.

Otros jóvenes se fueron incorporando por la cercanía de sus casas y atraídos por las actividades que se desarrollaban en la casa de CEBES. Llegaron empujados por la curiosidad.

Cita: Amílcar Argueta. Col. Los Pinos. Perquín. Relatado en la casa de CEBES. agosto de 2018.
“Al regresar del exilio en Colomoncagua, Honduras, tomamos una casa vacía en el pueblo de Perquín, cerca de la casa de Cebes. Nos íbamos a jugar con otros nin˜os y niñas que pasaban ahí en Cebes. Así conocí a los artistas Claudia Bernardi y Ricardo Portillo, pintando murales. Así comencé, con la curiosidad de un niño: me quede y me fui formando.

Me gustaba y disfrutaba de los campamentos que organizaban para adolescentes y jóvenes: la convivencia, los temas que se trataban y las fiestecitas que compartimos, era emocionante. Recuerdo bien la vez que desarrollamos un taller de máscaras de yeso, que ameno la pasábamos muy integrados, creando sentido de pertenencia.

Ahora soy un profesional, producto de los programas de becas de Cebes. Soy Ingeniero Agrónomo y sigo siendo parte de la formación en el lugar donde vivo, con mi esposa y mis dos niños, todos los jueves mantenemos la formación, en un círculo bíblico, allí compartimos la vida, nuestros sueños, utopías y nuestras esperanzas”.

No cabe duda que el papel formativo y organizador de CEBES causó un impacto positivo en las comunidades, que va más allá de la religiosidad. Desde las dinámicas culturales de las comunidades y la amenaza de los fenómenos sociales que han dañado la paz y la convivencia social en nuestro país, los jóvenes que se integraron a las Escuelas de Agentes de Pastoral encontraron el mejor camino para vivir con dignidad.

Cita: Natividad Martínez. Torola Pueblo. Relatado en La Trilla. 28 de junio de 2018.
“Por razones de trabajo me fui a la ciudad, allí percibí el virus de las pandillas, en un intento de reclutamiento. Yo vengo de ahí.

Pero al regresar a Torola, me acerqué a la Iglesia y conocí el trabajo de Cebes, me integré y gracias a Dios, cambié a tiempo el rumbo del camino que llevaba. Me integré al trabajo juvenil.

Antes de ir a jugar fútbol, con los otros jóvenes, pasábamos a la misa del Padre Rogelio y después nos íbamos contentos a jugar. Igual hacíamos con las reuniones de jóvenes. Primero nos reuníamos, discutíamos un tema y después jug´abamos, ¡Qué bien la pasábamos!”.

La formación de los agentes de pastoral ayudó a evolucionar su pensamiento, muchas veces tradicional o nulo, en generar conciencia crítica y comprometida. Para esto jugó un papel importante la metodología que se utilizó: Ver, juzgar y actuar.

Partiendo de las inquietudes de los jóvenes y adolescentes, respetando sus dinámicas y procesos personales, a fin de crear un espacio sano, saludable y cómodo, en su proceso de formación personal y espiritual.

Cita: Óscar Umanzor. Maragua. Torola. Relatado en La Trilla. 28 de junio de 2018.
“Cuántos compañeros y compañeras tuvimos esta experiencia vivida. Formados a temprana edad como agentes de pastoral.

Recuerdo con gratitud y cariño a Larry Madrigal, del equipo de Bartolomé de las Casas y a Miguel Cavada, que venían de San Salvador para hacernos vivir esta experiencia. Con ellos aprendí a superar la timidez, al pasar al frente a desarrollar temas. Eso fue fuerte para nosotros, era un gran reto. Así fuimos desarrollando una Pastoral, con un alto sentido social, siempre solidarizando con los más pobres”.

Te invitamos a leer nuestro segundo anexo sobre la experiencia de las escuelas de agentes de pastoral, escrita por Larry Madrigal. La escuela de formación de agentes de pastoral del norte de Morazán.