1749 bytes añadidos
, 03:37 3 sep 2020
En tiempos antiguos, en cada provincia había Caciques, quienes eran dirigentes subordinados al gran Señor de Cuzcatlán, siendo designado para la zona de los izalcos (cacicazgo de Izalco), el gran príncipe Atonal cuyo nombre significaba: Sol de Agua.
Así, este príncipe guerrero tuvo como misión enfrentar a los invasores españoles en 1524. En pleno Consejo de príncipes, Atonal tomó la palabra y exclamó: Mi vida por nuestra gente oh gran Señor. Esta afirmativa declaración produjo en el Atlacatl una inmensa satisfacción y en todos los presentes el Espíritu de lucha y de solidaridad se manifestó como nunca antes. En Acaxual, el príncipe dispuso parapetos a más de tres mil hombres. Otros tres mil los llevó a los alrededores de Tacuzcalco, en donde esperaba presentar la batalla definitiva a los Conquistadores, si estos salían librados de la de Acaxual. Atonal y sus ayudantes preparaban la estrategia que había de detener a los invasores; colocó unos cuantos espías a lo largo de las veredas costeras desde el Río Paz hasta la ciudad de Caluco.Había puesto un parapeto entre Mochicalco y Acatepeque, ahí colocó un Calpulli (pequeña unidad de combate integrada por una decena de los mejores guerreros pipiles). Pedro de Alvarado llega cerca de Acaxual el 8 de junio; su instinto le llama a pasar de largo y no acercarse a la llanura. Pero el destino se impone; frente a él hay un inmenso lago de fango: la zona pantanosa. Debe dar un giro más hacia el Sur; no puede evitarlo. Cuando la soldadesca castellana lo hace, el grueso de los guerreros pipiles los rodean. Ante aquella desagradable sorpresa Pedro de Alvarado ordena: ¡Fuego con todo!. ¡Viva España. Acaben con los indios. ! Y se desata el combate fiero.