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, 19:49 14 mar 2022
'''Fecha:''' Domingo 16 de mayo de 2021.
'''Ciclo Litúrgico:''' Ciclo B – Ascensión del señor
'''<big>Evangelio Según San Marcos (16, 15-20)</big>'''
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los once y les dijo: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.
El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado.
A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos». Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios.
Ellos se fueron a predicar por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.
== Homilía ==
Jesús se despide, al final de esta última aparición a sus discípulos y discípulas, elevándose al cielo, no sin antes insistir en la continuidad de la misión: “vayan por todo el mundo y anuncien la buena noticia, y él o ella que acoge el mensaje será salvo”.
Los y las discípulos han visto morir a Jesús en la cruz, lo experimentaron después vivo, resucitado y ahora asisten a la ascensión de Jesús al cielo, con el que está concluyendo su presencia física entre ellos y ellas. Pero no se sienten huérfanos. De inmediato retoman el trabajo (“salieron a predicar a todos los lugares). Se sienten animados por el recuerdo reciente y vivo de Jesús y todo lo que han experimentado junto a él, a lo largo de estos tres años y cuentan ahora con su apoyo. Apoyo ¿ para qué? Tal como lo dice el versículo 17.
- para ayudar a todos y todas a vencer el mal (“en mi nombre echarán demonios”);
- para hablarles a sus oyentes con un lenguaje inteligible (“hablarán nuevas lenguas”);
- para resistir ante las cosas que les podrían dañar (“tomarán con sus manos serpientes y si beben algún veneno, no les hará daño”)
- y, muy importante, para aliviar y curar a enfermos (impondrán las manos sobre los enfermos y quedarán sanos”)
Llama la atención ese entusiasmo de los y las discípulos, frente a una tarea gigantesca, (“anunciar la buena noticia a toda la creación”).
Con nuestro equipo pastoral y con la ayuda de gente capacitada y dispuesta estamos haciendo un esfuerzo para sistematizar nuestro trabajo pastoral que iniciamos acá en Morazán con el conflicto armado.
Vamos descubriendo que, si hayamos obtenido algunos logros, por supuesto modestos, se debe, al menos, a seis cosas:
1. No hemos perdido nunca la confianza en nuestra gente humilde. Humilde sí, pero con una capacidad extraordinaria para comprender y hacer tantas cosas lindas.
En un retiro nos dijo el predicador, y tenía toda la razón, si pierden la fe en la gente, mejor que no sigan trabajando.
2. Nos hemos preocupado por dar formación a la gente reunida en grupos pequeños que nosotros llamamos comunidades eclesiales de base.
3. Hemos hecho lo posible por transmitir a la gente mensajes inteligibles, y muy relacionados con la vida cotidiana. Echamos mano de algunos expertos en educación popular. Para mencionar uno entre tantos: el Padre Miguel Cabada, un verdadero experto en educación popular que lamentablemente ya falleció.
4. Hemos procurado atender tanto la liturgia oficial como todas las celebraciones que demanda la gente. La consigna era: donde está la gente debemos estar nosotros, nosotras.
5. Hicimos esfuerzos por implementar algunos proyectos sociales que de verdad han contribuido al desarrollo personal y comunitario de nuestra gente.
6. Solicitamos la participación activa de muchos y de muchas y, gracias a Dios, pudimos contar con una buena respuesta. Y diciendo este último, me viene a la mente estas palabras de M. Romero: “Lo más grandioso de la iglesia son ustedes, los que no son sacerdotes, ni religiosas, sino que, en la entraña del mundo, en el matrimonio, en la profesión, en el negocio, en el mercado, en el jornal de cada día, ustedes son los que están llevando el mundo y de ustedes depende el santificarlo según Dios”.
Hoy celebramos la Ascensión del Señor. Y la lectura dice “que Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha o diestra del Padre”. Al preguntarnos qué significa esto podemos decir tres cosas:
-Jesús se sentó para descansar: había concluido su obra. Ahora, a los discípulos y discípulas les toca darle seguimiento. Este mandato llega hasta nosotros y nosotras.
-También Jesús se sentó a la diestra del Padre, de esta manera se vuelve a ser nuestro intercesor ante Dios. Dios está atento a todas nuestra súplicas y qué bien si se las hacemos llegar, a través de Jesús, nuestro principal intercesor.
-Y por último se sentó a la derecha de Dios lo cual significa que comparte la majestad de Dios y se vuelve nuestro Señor, el único que debe mandar en nuestra vida el único a quien debemos obedecer. Jesús el referente principal para todo cristiano y cristiana.
'''Padre Rogelio Ponseele'''