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<div class="NavHead" style="background-color: #2471A3;">'''LuzRomance de la Luna'''</div>
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Anduve en La luna vino a la vida preguntas haciendofragua con <br />su polizón de nardos.<br />El niño la mira,mira. El <br />niño la está mirando. En el <br />Muriendo aire conmovido mueve la <br />luna sus brazos y enseña, <br />úbrica y pura, sus senos de tedio<br />duro estaño. <br />Huye luna, de tedio muriendoluna, luna. Si <br />vinieran los gitanos, harían <br />con tu corazón collares y <br />anillos blancos.<br />Niño, déjame que baile.<br />Cuando vengan los gitanos,<br />te encontrarán sobre el yunque<br />con los ojillos cerrados.<br /><br />
Rieron Huye, luna, luna, luna, que <br />ya siento los hombres caballos.<br />Niño, déjame, no pises mi <br />blancor almidonado<br />El jinete se acercaba tocando <br />el tambor del llano.<br />Dentro de mi desvaríola fragua el niño <br />tiene los ojos cerrados.<br />Por el olivar venían, bronce y <br />sueño, los gitanos.<br />Las cabezas levantadas y los <br />ojos entornados.<br />¡Es grande ¡Cómo canta la tierrazumaya,<br />ay, cómo canta en el árbol! Se ríen<br />Por el cielo va la luna con un <br />niño de la mano.<br />Dentro de la fragua lloran, <br />dando gritos, los gitanos.<br />El aire la vela, vela. yo río..<br />El aire la está velando.</div><br /div><br /div>
Escuché palabras<div class="column"><div class="NavFrame"><div class="NavHead" style="background-color: #2471A3;">'''Precíosa y el aíre'''</div><div class="NavContent" style="display: none; text-align:center; ¡abundan palabras!">Su luna de pergamino Preciosa <br />tocando viene por un anfibio <br />sendero de cristales y laureles.<br />El silencio sin estrellas, huyendo <br />Unas son alegresdel sonsonete, otras son macabrascae donde el mar <br />bate y canta su noche llena de peces.<br />En los picos de la sierra<br />os carabineros duermen <br />No pude entenderlas; pedí a guardando las estrellasblancas torres <br />Lenguaje más claro, palabras más bellasdonde viven los ingleses.<br />y los gitanos del agua levantan <br />por distraerse, glorietas de <br />caracolas yramas de pino verde.<br />Las dulces estrellas me dieron Niña, deja que levante tu vidavestido <br />para verte.<br />Y encontré Abre en tus ojos mis dedos antiguos la verdad perdida<br />rosa azul de tu vientre.<br />Preciosa tira el pandero y corre <br />sin detenerse.<br />¡Oh tus ojos llenos El viento-hombrón la persigue con <br />una espada caliente.<br />Frunce su rumor el mar. Los olivos <br />palidecen. Cantan las flautas de <br />umbría y el liso gong de verdades tantasla nieve.<br />¡Preciosa, corre, Preciosa,que te <br />coge el viento verde!<br />Tus ojos oscuros ¡Preciosa, corre, Preciosa!<br />¡Míralo por donde el orbe midoviene!<br />Sátiro de estrellas bajas con sus <br />lenguas relucientes.<br />Segura Preciosa, llena de todo me tiro miedo, entra en <br />la casa que tiene, más arriba de los <br />pinos, el cónsul de los ingleses. <br />Asustados por los gritos tres <br />carabineros vienen, sus negras <br />capas ceñidas y los gorros en las sienes.<br />El inglés da a tus plantas:la gitana un vaso de <br />Descanso tibia leche, y olvidouna copa de ginebra<br />que Preciosa no se bebe. Y mientras <br />cuenta, llorando, su aventura a <br />aquella gente, en las tejas de <br />pizarra el viento, furioso, muerde.
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<div class="NavHead" style="background-color: #2471A3;">'''Bien pudiera serReyerta'''</div>
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Pudiera ser que todo lo que En la mitad del barranco<br />las navajas de Albacete<br />bellas de sangre contraria,<br />relucen como los peces.<br />Una dura luz de naipe<br />recorta en verso he sentidoel agrio verde<br />caballos enfurecidos<br />y perfiles de jinetes.<br />En la copa de un olivo<br />lloran dos viejas mujeres.<br />El toro de la reyerta<br />No fuera más que aquello que nunca pudo serse sube por las paredes.<br />Ángeles negros traían<br />pañuelos y agua de nieve.<br />Ángeles con grandes alas<br />de navajas de Albacete.<br />Juan Antonio el de Montilla<br />rueda muerto la pendiente,<br />No fuera más que algo vedado su cuerpo lleno de lirios<br />y reprimidouna granada en las sienes.<br />De familia en familiaAhora monta cruz de fuego, <br />carretera de mujer en mujerla muerte.<br />El juez, con guardia civil,<br />por los olivares viene.<br />Sangre resbalada gime<br />muda canción de serpiente.<br />Señores guardias civiles: aquí<br />pasó lo de siempre.<br />Han muerto cuatro romanos<br />y cinco cartagineses.<br /><br />
Dicen que en los solares La tarde loca de mi gente, medidohigueras<br />Estaba todo aquello que se debía hacer...y de rumores calientes<br />Dicen que silenciosas las mujeres han sidocae desmayada en los muslos<br />De mi casa materna... Ah, bien pudiera serheridos de los jinetes.<br /><br /> A veces en mi madre apuntaron antojos<br />De liberarse, pero se le subió a los ojosY ángeles negros volaban<br />Una honda amargura, y en la sombra llorópor el aire del poniente.<br /><br /> Y todo eso mordiente, vencido, mutilado,Ángeles de largas trenzas<br />Todo eso que se hallaba en su alma encerrado,<br />Pienso que sin quererlo lo he libertado yoy corazones de aceite.<br /><br />
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<div class="NavHead" style="background-color: #2471A3;">'''Planos de un crepúsculoRomance Sonámbulo'''</div>
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Primero había una gran tela azúreaVerde que te quiero verde. Verde <br />viento. Verdes ramas. El barco sobre la <br />mar y el caballo en la montaña. Con la <br />sombra en la cintura ella sueña en su <br />baranda, verde carne, pelo verde, con <br />ojos de rosados dragones claveteada:fría plata. Verde que te quiero <br />muy alta y desde lejos avanzandoverde. Bajo la luna gitana,las cosas la <br />pero recién nacida están mirando y pudorosaella no puede mirarlas.<br />Verde que te quiero verde. Grandes <br />estrellas de escarcha, vienen con el pez <br />Y más abajo grises continentesde sombra que abre el camino del alba. <br />La higuera frota su viento con la lija de nubes separaban los azules;<br />sus ramas, y más abajo pájaros oscurosel monte, gato garduño, <br />eriza sus pitas agrias. ¿Pero quién <br />vendrá? ¿Y por dónde...? Ella sigue en <br />bañábanse su baranda, verde carne, pelo verde, <br />soñando en la mar amarga. Compadre, <br />quiero cambiar mi caballo por su casa,<br />mi montura por su espejo, mi cuchillo <br />por su manta. Compadre, vengo <br />sangrando, desde los mares intermediospuertos de Cabra. <br />Si yo pudiera, mocito, ese trato se <br />cerraba. Pero yo ya no soy yo, ni mi <br />casa es ya mi casa. Compadre, quiero <br />morir decentemente en mi cama. De <br />acero, si puede ser, con las sábanas de <br />holanda.<br />¿No ves la herida que tengo desde el <br />pecho a la garganta? Trescientas rosas <br />morenas lleva tu pechera blanca.<br />Tu sangre rezuma y huele alrededor de <br />tu faja. Pero yo ya no soy yo, ni mi casa <br />es ya mi casa. Dejadme subir al menos <br />Y más abajo aúnhasta las altas barandas, ¡dejadme subir!, ceñudo <br />dejadme hasta las verdes barandas. <br />Barandales de la luna por donde retumba <br />el bosqueagua.<br />Ya suben los dos compadres hacia las <br />altas barandas. Dejando un rastro de milenarios pinos susurraba<br />una canción primera sangre. Dejando un rastro de raíceslágrimas.<br />Temblaban en los tejados farolillos de <br />hojalata. Mil panderos de cristal, herían <br />la madrugada.<br />Y estabanVerde que te quiero verde, más abajo todavíaverde viento,<br />prendidos a verdes ramas. Los dos compadres <br />subieron. El largo viento, dejaba en la tierra los humanos<br />rechinando los dientes boca un raro gusto de hiel, de menta y herrumbrososde <br />albahaca.¡Compadre! ¿Dónde está, dime? <br />¿Dónde está tu niña amarga? ¡Cuántas <br />veces te esperó! ¡Cuántas veces te <br />esperara cara fresca, negro pelo, en esta <br />verde baranda! Sobre el rostro del aljibe<br />se mecía la gitana. Verde cama, pelo <br />verde, con ojos de fría plata. Un <br />carámbano de luna la sostiene sobre el <br />agua. La noche se puso íntima como una <br />pequeña plaza. Guardias civiles <br />borrachos en la puerta golpeaban. Verde <br />que te quiero verde. Verde viento. Verdes <br />ramas. El barco sobre la mar. Y el caballo <br />en la montana.
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<div class="NavHead" style="background-color: #2471A3;">'''Un recuerdoLa monja gitana'''</div>
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Recuerdo el dulce tiempo Silencio de sierras cordobesascal y mirto.<br />Malvas en las hierbas finas.<br />La monja borda alhelíes<br />sobre una tela pajiza.<br />Vuelan en la araña gris,<br />Pasado con el alma sin siete pájaros del prisma.<br />La iglesia gruñe a lo lejos<br />como un solo deseooso panza arriba.<br />¡Qué bien borda ! ¡Con qué <br />gracia!<br />Sobre la tela pajiza,<br />Vagando entre las matas de menta y de poleo,ella quisiera bordar<br />Los cielos deslumbrantes, los días sin sorpresasflores de su fantasía.<br />¡Qué girasol! ¡Qué magnolia<br />de lentejuelas y cintas!<br />¡Oh¡Qué azafranes y qué lunas, <br />en el poblado espinillo mantel de voluptuoso olorla misa!<br />De noche, Cinco toronjas se endulzan<br />en la cercana cocina.<br />Las cinco llagas de Cristo<br />cortadas en las hamacas, Almería.<br />Por los grupos familiaresojos de la monja<br />Mirábamos los gruesos racimos estelaresgalopan dos caballistas.<br />SonabaUn rumor último y sordo<br />le despega la camisa, adentro, un tango <br />y al mirar nubes y se hablaba de amor.montes<br />en las yertas lejanías,<br />se quiebra su corazón<br />Éramos todos jóvenes, de azúcar y muchos eran bellosyerbaluisa.<br />Las sierras simulaban jorobas de camellos¡Oh!,qué llanura empinada<br />Y a su vera, del brazo, por la senda oportunacon veinte soles arriba.<br />¡Qué ríos puestos de pie<br />vislumbra su fantasía!<br />Volvíamos, cantando, en una sola hileraPero sigue con sus flores,<br />Al caer mientras que de las tardes. Y era pie, en la primavera.<br />Y se asomaba a vernos el disco de la luna.brisa,<br />la luz juega el ajedrez<br />alto de la celosía.
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<div class="NavHead" style="background-color: #2471A3;">'''HumildadSan Miguel'''</div>
<div class="NavContent" style="display: none; text-align:center;">
Yo he sido aquélla Se ven desde las barandas,<br />por el monte, monte, monte,<br />mulos y sombras de mulos<br />cargados de girasoles.<br />Sus ojos en las umbrías<br />se empañan de inmensa noche.<br />En los recodos del aire<br />cruje la aurora salobre.<br />Un cielo de mulos blancos<br />cierra sus ojos de azogue<br />dando a la quieta penumbra<br />un final de corazones.<br />Y el agua se pone fría<br />para que paseó orgullosanadie la toque.<br />El oro falso Agua loca y descubierta<br />por el monte, monte, monte.<br />San Miguel lleno de unas cuantas rimasencajes<br />Sobre en la alcoba de su espaldatorre, y creyó gloriosa<br />enseña sus bellos muslos<br />ceñidos por los faroles.<br />Arcángel domesticado<br />en el gesto de las doce,<br />De cosechas opimasfinge una cólera dulce<br />de plumas y ruiseñores.<br />San Miguel canta en los vidrios; <br />efebo de tres mil noches, fragante <br />Ten pacienciade agua colonia y lejano de las <br />flores. El mar baila por la playa, mujer que eres oscura:<br />Algún díaun poema de balcones. Las villas de <br />la luna pierden juncos, la Forma Destructoraganan <br />voces. Vienen manolas comiendo<br />Que todo lo devorasemillas de girasoles,los culos <br />grandes y ocultos como planetas de <br />Borrará mi figuracobre.<br />Vienen altos caballeros y damas de <br />triste porte, morenas por la <br />Se bajará a mis libros, ya amarillos,nostalgia de un ayer de ruiseñores. <br />Y alzándola en sus dedosel obispo de Manila, los carrillosciego de <br />Ligeramente infladosazafrán y pobre, dice misa con un modo.dos <br />filos para mujeres y hombres<br />San Miguel se estaba quieto<br />De gran señor a quien lo aburre todoen la alcoba de su torre,<br />De un cansado soplidocon las enaguas cuajadas<br />Me aventará al olvidode espejitos y entredoses.<br />San Miguel, rey de los globos<br />y de los números nones,<br />en el primor berberisco<br />de gritos y miradores.
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<div class="NavHead" style="background-color: #2471A3;">'''La miradaMuerto de amor'''</div>
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Mañana, bajo el peso de los años,¿Qué es aquello que reluce<br />Las buenas gentes me verán pasar,por los altos corredores?<br />Mas bajo el peño oscuro y Cierra la piel matepuerta, hijo mío,<br />Algo del muerto fuego asomaráacaban de dar las once.<br /><br /> Y oiré decir: ¿quién es esa que ahoraEn mis ojos, sin querer,<br />Pasa? Y alguna voz contestará:relumbran cuatro faroles.<br />—Allá en sus buenos tiemposSerá que la gente aquella<br />Hacía versos. Hace mucho yaestará fregando el cobre.<br /><br />
Y yo tendré mi cabellera blancaAjo de agónica plata<br />la luna menguante,pone<br />cabelleras amarillas<br />Los ojos limpiosa las amarillas torres.<br />La noche llama temblando<br />al cristal de los balcones,<br />perseguida por los mil<br />perros que no la conocen, y en mi boca habrá<br />Una gran placidez y mi sonrisaun olor de vino y ámbar<br />Oyendo aquello no se apagaráviene de los corredores.<br /><br />
Seguiré mi camino lentamenteBrisas de caña mojada<br />y rumor de viejas voces,<br />Mi mirada a resonaban por el arco<br />roto de la media noche.<br />Bueyes y rosas dormían.<br />Sólo por los ojos mirarácorredores las cuatro <br />luces clamaban con el furor de San <br />Jorge.<br />Tristes mujeres del valle bajaban su <br />sangre de hombre, tranquila de flor <br />cortada y amarga de muslo joven.<br />Viejas mujeres del río lloraban al <br />pie del monte,un minuto <br />intransitable de cabelleras y <br />Irá muy hondo nombres. Fachadas de cal, ponían <br />cuadrada y blanca la mirada míanoche. <br />Serafines y gitanos tocaban <br />acordeones. Madre, cuando yo me <br />muera, que se enteren los señores. <br />Pon telegramas azules que vayan <br />del Sur al Norte.<br />Siete gritos,siete sangres, siete <br />Y alguienadormideras dobles, quebraron <br />opacas lunas en los oscuros salones.<br />Lleno de manos cortadas y <br />coronitas de flores, el mar de los <br />juramentos resonaba, no sé donde. <br />Y el montóncielo daba portazos al brusco <br />rumor del bosque, comprenderámientras <br />clamaban las luces en los altos <br />corredores.<br />
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<div class="NavHead" style="background-color: #2471A3;">'''BorradaEl Camborio de camino a Sevilla'''</div>
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Antonio Torres Heredia,<br />hijo y nieto de Camborios,<br />con una vara de mimbre<br />va a Sevilla a ver los toros.<br />Moreno de verde luna<br />anda despacio y garboso.<br />Sus empavonados bucles<br />le brillan entre los ojos.<br />A la mitad del camino<br />cortó limones redondos,<br />y los fue tirando al agua<br />hasta que la puso de oro.<br />Y a la mitad del camino,<br />bajo las ramas de un olmo,<br />guardia civil caminera<br />lo llevó codo con codo.<br />El día que me muerase va despacio, <br />la noticiatarde colgada a un hombro,<br />dando una larga torera<br />sobre el mar y los arroyos.<br />Las aceitunas aguardan<br />Ha la noche de seguir las prácticas usadasCapricornio,<br />Y de oficina en oficina al puntoy una corta brisa, ecuestre,<br />Por salta los registros seré yo buscadamontes de plomo.<br />Antonio Torres Heredia,<br />hijo y nieto de Camborios,<br />viene sin vara de mimbre<br />Y allá muy lejosentre los cinco tricornios.<br />Antonio, en un pueblecito¿quién eres tú?<br />Que está durmiendo al sol en la montañaSi te llamaras Camborio,<br />Sobre mi nombrehubieras hecho una fuente<br />de sangre con cinco chorros.<br />Ni tú eres hijo de nadie, en un registro viejo<br />ni legítimo Camborio.<br />Mano ¡Se acabaron los gitanos<br />que ignoro trazará una rayaiban por el monte solos!<br />Están los viejos cuchillos<br />tiritando bajo el polvo.<br />A las nueve de la noche<br />lo llevan al calabozo,<br />mientras los guardias civiles<br />beben limonada todos.<br />Y a las nueve de la noche<br />le cierran el calabozo,<br />mientras el cielo reluce<br />como la grupa de un potro.
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<div class="NavHead" style="background-color: #2471A3;">'''QuejaEl Camborio'''</div>
<div class="NavContent" style="display: none; text-align:center;">
Señor, mi queja es ésta,Voces de muerte sonaron<br />cerca del Guadalquivir.<br />Voces antiguas que cercan<br />voz de clavel varonil.<br />Les clavó sobre las botas<br />Tú me comprenderás:mordiscos de jabalí.<br />De amor me estoy muriendo,En la lucha daba saltos<br />Pero no puedo amarjabonados de delfín.<br />Bañó con sangre enemiga<br />su corbata carmesí,<br />Persigo lo perfectopero eran cuatro puñales<br />En mí y en tuvo que sucumbir.<br />Cuando las estrellas clavan<br />rejones al agua gris,<br />cuando los demáserales sueñan<br />verónicas de alhelí,<br />Persigo lo perfectovoces de muerte sonaron<br />Para poder amarcerca del Guadalquivir.<br />Antonio Torres Heredia,<br />Camborio de dura crin,<br />Me consumo moreno de verde luna,<br />voz de clavel varonil:<br />¿Quién te ha quitado la vida<br />cerca del Guadalquivir?<br />Mis cuatro primos Heredias<br />hijos de Benamejí.<br />Lo que en otros no envidiaban, ya <br />lo envidiaban en mi fuegomí.<br />Zapatos color corinto,medallones <br />¡Señorde marfil, piedady este cutis amasado<br />con aceituna y jazmín.<br />¡Ay Antoñito el Camborio, piedad<br />digno de una Emperatriz!<br />De amor me estoy muriendoAcuérdate de la Virgen porque te <br />vas a morir.<br />¡Ay Federico García,<br />¡Pero no puedo amarllama a la Guardia Civil!Ya mi <br />talle se ha quebrado como caña de <br />maíz. Tres golpes de sangre tuvo<br />y se murió de perfil.<br />Viva moneda que nunca<br />se volverá a repetir.<br />Un ángel marchoso pone<br />su cabeza en un cojín.<br />Otros de rubor cansado,<br />encendieron un candil.<br />Y cuando los cuatro primos<br />llegan a Benamejí,<br />voces de muerte cesaron<br />cerca del Guadalquivir.
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<div class="NavHead" style="background-color: #2471A3;">'''La piedad del ciprésEl Piyayo'''</div>
<div class="NavContent" style="display: none; text-align:center;">
Viajero: este ciprés ¿Tu conoces al ”Piyayo”<br />un viejecillo renegro, reseco y chicuelo;<br />la mirada de gallo pendenciero y hocico <br />de raposo tiñoso... que se levantapide limosna por <br />"tangos“ y maldice cantando <br />"fandangos“ gangosos?<br />¡A chufla lo toma la gente y a mi me da <br />pena y me causa un respeto imponente!<br />Ata a su cuerpo una guitarra, Que <br />chilla como una corneja Y zumba como <br />una chicharra Y tiene arrumacos de <br />vieja Pelleja. Yo le he visto cantando,<br />Babeando De rabia y de vino, Bailando<br />Con saltos felinos Tocando a zarpazos,.<br />A Los acordes de un metro viejo"tangazo“ Y, a <br />sus contorsiones de tus pies ardilla, Hace son <br />con la sucia calderilla.<br />¡ a chufla lo toma la gente y a mi me da <br />pena y me causa un respeto imponente!<br />Es su extraño arte su cepo y su cruz,<br />su vida y su luz, su tabaco y su <br />aguardientillo... y su pan y el de sus <br />nietecillos: "churumbeles" con greñas de <br />alambre y panzas de sapos. <br />Que aullan de hambre Tiritando bajo los <br />harapos; Sin madre que lave su roña; <br />Sin padre que "afane“ Porque pena una <br />muerte en cuya copasantoña<br />Un pajarillo Sin mas sombra que la del abuelo... ¡poca <br />sombra, porque es tan chicuelo; en el <br />altozano tiene un cuchitril ¡a las vigas <br />alcanza la mano; y por lumbre y por luz, <br />un candil. Vacia sus alforjas Que son sus amores canta<br />bolsillos, Bostezando los siete chiquillos, Se <br />agrupan riendo. Y entre carantoñas les <br />va repartiendo Pan y pescao frito,Con la <br />parsimonia de un antiguo rito: <br />Tiene alma fina bajo dura ropa¡chavales!<br />¡pan de flor de harina! Mascarlo despasio.<br />Mejo pan no se come en palasio.Y este <br />pescaito, ¡no es na? sacao uno a uno del <br />fondo del má! ¡gloria pura él! Las espinas <br />Él se eleva comen tamié, Que to es alimento... <br />Asi....despasito. ¡no llores, Manuela!<br />Tu no pués, porque no tiés muelas. ¡es tan alto desde el suelo<br />Por darte una visión inmaculadachiquitita mi niña bonita!.. así,despasito.<br />Pues si busca su extremo tu miradaMuy remascaito, Migaja a migaja, que <br />Te tropiezasdure, humanoLe van dando fin A los cinco reales <br />que costo el festín. Luego entre guiñapos <br />durmiendo, con Por matar el cielofrío, muy <br />apiñaditos. La Virgen María contempla <br />al “Piyayo” Riendo Y hay un Angel rubio <br />que besa la frente De cada gitano <br />chiquito.A chufla lo toma la gente!...<br />¡y a mi me da penay me causa un respeto imponente!
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<div class="NavHead" style="background-color: #2471A3;">'''El silencioLa Casada Infiel'''</div>
<div class="NavContent" style="display: none; text-align:center;">
¿Nunca habéis inquiridoY que yo me la lleve al río<br />Por quécreyendo que era mozuela, mundo tras mundo<br />pero tenía marido.<br />Fue la noche de Santiago<br />y casi por compromiso.<br />Se apagaron los faroles<br />y se encendieron los grillos.<br />En las últimas esquinas<br />toqué sus pechos dormidos,<br />Por y se me abrieron de pronto<br />como ramos de jacintos.<br />El almidón de su enagua me<br />sonaba en el cielo profundooído,<br />Van pasando sin ruido?como una pieza de seda<br />rasgada por diez cuchillos<br />Sin luz de plata en sus copas<br />los árboles han crecido,<br />y un horizonte de perros<br />ladra muy lejos del río.<br />EllosPasadas las zarzamoras, <br />los juncos y los que transpiranespinos,<br />bajo su mata de pelo<br />hice un hoyo sobre el limo.<br />Yo me quité la corbata. Ella se <br />Las cosas absolutas,quitó el vestido. Yo el cinturón con <br />Por revólver Ella sus azules rutascuatro corpiños.<br />Ni nardos ni caracolas tienen el <br />cutis tan fino, ni los cristales con <br />Siempre callados giranluna relumbran con ese brillo.Sus <br />muslos se me escapaban como peces <br />sorprendidos, la mitad llenos de <br />Sólo lumbre, la mitad llenos de frío.<br />Aquella noche corrí el mejor de los <br />caminos, montado en potra de <br />nácar sin bridas y sin estribos. No <br />quiero decir, por hombre, pequeñolas cosas <br />que ella me dijo. La luz del <br />entendimiento me hace ser muy <br />comedido. Sucia de besos y arena,<br />Cuyo humano latidoyo me la lleve del río. Con el aire se <br />batían las espadas de los lirios. Me <br />porté como quien soy. Como un <br />En la tierra, es gitano legítimo. La regalé un sueño<br />costurero grande de raso pajizo,y <br />¡Sólo el hombre hace ruido!no quise enamorarme porque <br />teniendo marido me dijo que era <br />mozuela cuando la llevaba al río.
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