[[Archivo:Ricitos-de-oro.jpg|derecha|sinmarco|503x503px]]
Ricitos de Oro era una niña buena y simpática pero demasiado curiosa ¡Siempre estaba mirando y revolviendo las cosas de los demás! Su madre a veces se enfadaba con ella.
El pequeño osito se acercó a la mesa y comenzó a lloriquear.
– ¡Oh,no! ¡Alguien se ha bebido mi leche!
Sus padres, tan sorprendidos como él, le tranquilizaron. Seguro que había una explicación razonable, así que siguieron comprobando que todo estaba en orden. Mientras, el osito fue a sentarse y vio que su silla estaba rota.