A todos los que encontréis, llamados a la boda
Fecha: Domingo 11 de octubre de 2020.
Ciclo Litúrgico: Ciclo A - 28° Domingo del Tiempo Ordinario
Evangelio Según San Mateo (22. 1-10)
En aquel tiempo, volvió a hablar Jesús en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo
«El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo; mandó a sus criados para que llamaran a los convidados, pero no quisieron ir. Volvió a mandar otros criados encargándoles que dijeran a los convidados:
“Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas y todo está a punto. Venid a la boda”.
Pero ellos no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a
sus negocios, los demás agarraron a los criados y los maltrataron y los mataron. El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad.
Luego dijo a sus criados:
“La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos y a todos los que encontréis, llamadlos a la boda”.
Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales».
Resumen
La parábola, colocándola en contexto judío nos revela tres cosas: un banquete de boda era lo máximo, una invitación debe hacerse y debe ser respondida con libertad, lo que hace el rey es algo escandaloso
Jesús, con la parábola tiene dos propósitos: como debemos imaginarnos el final de la historia, como se explica ese afán de Jesús de considerar a los últimos como los primeros.
No podemos desoír a Dios, Él nos remite a Jesús y nos invita a seguirlo, lo cual nos traerá vida a plenitud.
Homilía
Vengan a la boda, todo está a punto.
La parábola en el contexto judío.
Al menos tres cosas habrá que destacar
1. Un banquete de boda era lo máximo.
Las bodas en Israel eran fiestas que duraban siete días. El vino era un elemento indispensable en ellas. En Israel, el vino era la bebida más usada y era también un símbolo del amor. Se tomaba, sobre todo, vino tinto. En las bodas se comía, se bebía, se bailaba y se convivía durante toda una semana. Había que preparar suficiente comida y suficiente vino para no defraudar a los invitados que esperaban los días de boda como los más señalados del año. La tradición de Israel había pintado el día de la llegada del mesías como un día de boda(Is.25,6) (Según, un tal Jesús)
2. Según la parábola no hay claridad de que una invitación se hace a quien uno quisiera invitar y que se acepta o se niega una invitación, con toda libertad. Los invitados de la parábola se niegan e incluso algunos maltratan y asesinan a quienes llegaron a invitarles.
El rey procede como todo rey común, con poder y violencia, sobre todo para con aquellos que maltrataron y asesinaron a sus mensajeros.
En todo esto no hay nada extraño, esto suele ser lo que comúnmente sucede.
3. Y aquí está lo sorprendente, lo escandaloso para los judíos.
Ante la negativa de los invitados, el rey manda a otros servidores a las encrucijadas para invitar a todos los y las que, ahí, encuentren. Los buenos y los malos, dice el evangelio, que ahí encontraron, llenaron la sala.
El rey, con esto, hace un escándalo. Un verdadero rey, que se respeta, según el modo de pensar de los judíos, no hace semejante cosa.
¿Qué mensaje nos quiere trasladar, Jesús.?
- Jesús, antes que nada, con esta parábola se coloca en la tradición judía. La imagen del banquete de boda ocupa para referirse al sueño que Dios tiene en relación con la humanidad. Dios está preparando una fiesta final para todos sus hijos e hijas, pues a todos y todas los quiere ver sentados, junto a él, en torno a una misma mesa, disfrutando para siempre de una vida plena.
Que mejor imagen que la del “banquete de boda” para sugerir el final último de la historia humana.
- Por otro lado, Jesús, con la parábola, insistía y aclaraba, el porqué se rodeaba de la gente más baja de Cafarnaúm y de Jerusalén y por qué hacía de los pobres los destinatarios privilegiados de la buena noticia e incluso confiaba en ellos para que fueran el fermento del cambio.
Según la parábola, los ricos, los sabios, los privilegiados, los dirigentes religiosos y civiles tienen tan buen concepto de sí mismos, están tan satisfechos y tan seguros que se cierran las puertas de la fiesta ellos mismos. Dios los ha invitado, pero no tienen ningún deseo de acudir. En cambio, los pobres, aquellos que no cuentan para nadie ni para nada, si están abiertos a la invitación. Es con ellos,con quienes Dios cuenta para su proyecto histórico.
El que ve Jesús a los pobres, a los últimos como los más aptos para el reino, no es una arbitrariedad de él, no es un capricho de él sino que su preferencia se fundamenta en su experiencia diaria y en la preferencia de Dios.
Jesús ve su vida como una gran invitación dirigida a todos y todas, especialmente a los más necesitados de esperanza.
“No imponía nada. No presionaba a nadie. Anunciaba la buena noticia de Dios, despertaba la confianza en el Padre, quitaba los miedos, encendía la alegría y el deseo de Dios. (J. Antonio Pagola)
Desoír a Dios.
Los primeros invitados reaccionan a la invitación de diferentes maneras. Unos la rechazan de manera consciente: “no quisieron ir”. “Otros responden con la indiferencia:” no hicieron caso. Les importaban más sus tierras y negocios. Hubo quienes reaccionaron de manera hostil contra aquellos que llegaron a invitarlos.
Esta negativa ante la invitación no está ausente entre los hombres y las mujeres de hoy. Además, surge, en una cultura más que en otra, una corriente que tiene a Dios cada vez menos relevante. Para alguna gente, Dios se vuelve alguien, en gran medida, ausente en su vida y mucho menos lo tomen en cuenta a la hora de organizarla.
Y desoyendo a Dios hacen de la acumulación de bienes su mayor propósito o buscan una vida placentera, huyendo de todo lo que les podría incomodar, o hacen de su pasatiempo el principal sentido de su vida, etc.
M. Romero con su vida y su palabra insistía en que no puede faltar una apertura a Dios.
Nosotros cristianos y cristianas, a ejemplo de Monseñor y de tantos otros, tenemos muy presente a Dios. Y Dios nos remite a Jesús y nos invita a seguir sus pasos y de esta manera poder encontrar una vida a plenitud.
Padre Rogelio Ponseele