Si te escucha, habrás ganado a tu hermano

De CEBES Perquín
Revisión del 13:22 9 sep 2023 de David (discusión | contribuciones)
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Fecha: Domingo 10 de septiembre de 2023

Ciclo Litúrgico: 23º Domingo del tiempo ordinario - Ciclo A

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 18, 15-20

Jesús dijo a sus discípulos:

Si tu hermano peca contra ti, ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, busca una o dos personas más, para que el asunto se decida por la declaración de dos o tres testigos. Si se niega a hacerles caso, dilo a la comunidad. Y si tampoco quiere escuchar a la comunidad, considéralo como pagano o publicano.

Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo.

También les aseguro que si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo, mi Padre que está en el cielo se lo concederá. Porque donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, Yo estoy presente en medio de ellos.

Homilía

El evangelio de hoy, de manera breve y sencilla, enseña tres cosas importantes.

1. Una comunidad de cristianos debe reunirse en nombre de Jesús. Jesús debe ser la fuente, la razón, el aliento y la vida de ese encuentro. No es determinante el número de participantes sino la adhesión de cada uno, una, a Jesús, el resucitado, que está en medio de ellos. "Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos". (Mt. 18,20)

2. La comunidad de cristinos es una comunidad orante, es decir cada uno, una procura descubrir y estar en sintonía con la voluntad de Dios. De su parte Dios estará atento a nuestras peticiones. "Si dos de ustedes se ponen de acuerdo para pedir alguna cosa, mi Padre celestial se lo concederá". (Mt.18,19)

3.La comunidad debe desatar, resolver, los problemas que se van presentando, esto es lo que le agrada a Dios y le hace benevolente hacia nosotros. (pues,¨ si ustedes a los hombres perdonan sus ofensas, también el Padre celestial les perdonará¨). "Todo lo que desaten en la tierra, lo mantendrá desatado en el cielo".(Mt.18,18)

A modo de ejemplo de lo último, el evangelio desde el versículo 15 hasta el versículo 17 hace referencia a una práctica que no puede faltar en una comunidad de cristianos, es decir, la corrección fraterna, precisamente para desatar situaciones desagradables.

Para corregir al hermano que ha cometido un error, hay que aplicarle una pedagogía. No se trata de juzgar, rechazar, condenar al hermano, se trata más bien de ganarlo o con otras palabras, se trata de una pedagogía de recuperación, pues él, siempre busca recuperar, salvar.

Hay que, al menos, hacer tres intentos. Sucede que el acusado no se convence de un solo, entonces hay que hacer un segundo intento, y tal vez será aún necesario hacer un tercer intento.

-Primero hay que ir a platicar con él, el que ha cometido el error, a solas. No ponga delante de todos, su pecado. Habrá que actuar con discreción. Si le hace caso, como dice el evangelio, ha ganado a su hermano.

Pero no siempre hay éxito con el primer intento. Entonces tendemos a no continuar el esfuerzo y decimos: ¨que se las arregle, yo me lavo las manos¨. Esto no es cristiano. El amor que debemos al hermano nos exige continuar el esfuerzo.

-Y es así como Jesús nos propone hacer un segundo intento. Esta vez es bueno tomar consigo uno o dos más, para que todo el asunto quede zanjado por la palabra de dos o tres testigos (v,16).

Se les invita a estos dos hermanos, no para reforzar la acusación sino para ayudar a convencer al que falló, a rectificar el error y retomar el buen camino. Pueda que este segundo intento igualmente fracase.

-Ahora siempre continuando con el esfuerzo, Jesús propone presentar el caso ante la comunidad. Ya es un asunto de todos. Todos tendrán que ayudar para encontrar la mejor manera, para salvar al hermano. Si a estas alturas sigue rechazando cualquier propuesta, dice Jesús, que hay que considerarlo como un pagano o publicano. El mismo, con su actitud testaruda se ha puesto fuera de la comunidad. La comunidad ya no puede hacer nada, a no ser poner al hermano en manos de Dios; solo el Padre podrá mostrar un amor más grande que el de todos los hermanos juntos.

El Papa Francisco, al comentar ese evangelio hace una reflexión muy acertada. Es admirable como el Papa no ignora el modo de proceder que es común entre nosotros.

¨Dice: cuando nosotros vemos un error, un defecto, una equivocación, en tal hermanos o hermana, habitualmente la primera cosa que hacemos es ir a contárselo a los demás, a chismorrear, Y los chismes cierran el corazón de la comunidad, cierran la unidad de la comunidad.

Por favor, hermanos y hermanas, hagamos un esfuerzo para no chismorrear.

El chismorreo es una peste más fea que el Covid. Hagamos un esfuerzo, nada de chismes.

Es el amor de Jesús, que acogió a publicanos y paganos, escandalizando a las personas rígidas de la época. Por lo tanto no se trata de una condena sin apelación, sino del reconocimiento de que, a veces, nuestros intentos humanos pueden fracasar, y que solo estando ante Dios puede poner a nuestro hermano ante su propia conciencia y la responsabilidad de sus actos.

Y si no funciona, silencio y oración por el hermano o la hermana que se equivocan, pero nunca el chismorreo.

El evangelio breve y sencillo, se enfoca antes que nada en la fraternidad. Una comunidad seguidora de Jesús debe ser siempre fraterna.

Al concluir la reflexión de este domingo solo quisiera insistir en cuatro cosas que son importantes y que nos cuestan un tanto y por diferentes razones, practicarlas.

1.El respeto a todos nuestros hermanos y hermanas, sean quienes sean. El evangelio de hoy ha sido enfático en esto.

2. Debe prevalecer entre nosotros y nosotras la tolerancia. Un pensamiento diferente no puede ser causa de división. Ahí está el diálogo y la posibilidad de llegar a un consenso.

3. Contribuir todo lo posible para que todos y todas puedan vivir con dignidad. Qué bonito el ideal de la primitiva comunidad cristiana: compartir lo que se tiene a fin de que nadie tenga que padecer necesidad.

4. Alejarnos de todo lo que huele a la búsqueda de grandeza: intentos de sobresalir, querer protagonizar, búsqueda de un puesto, etc.

           Hagamos lo que esté a nuestro alcance.

           Vivamos, lo más que podamos, la fraternidad entre nosotros y nosotras.

Padre Rogelio Ponseele

Referencias

Liturgia del evangelio tomado de: https://www.eucaristiadiaria.cl/dia_cal.php?fecha=2023-09-10