El Quilt como terapia para enfrentar el trauma y dolor

De CEBES Perquín
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Cita: Teresa Geiser. Escrito en febrero de 2021.
“En el principio durante nuestra estadía en El Salvador, colaboré con Carlos en las reuniones de parejas y también acompañé a unas mujeres en el proyecto de panadería. Cuando se cerro´ la panadería, me sentía como si tuviera tiempo libre.

Yo recuerdo orando a Dios, buscando mis pro´ximos pasos y claramente escuché: ¡Bueno, podrías enseñar a las mujeres a tejer quilts o tapices¿¡¿Pero cómo?! No era profesional en ese trabajo. Me había enseñado a mí mismo a hacerlo. No pensaba que mi destreza en eso era lo suficiente bueno. Pero, si sabía cómo hacerlo. Entonces hablé con Carmen Elena y ella estuvo muy entusiasmada por la idea.

Hacer quilt es un arte de coser pedazos de tela en un diseño para crear una obra de arte. Se puede hacer todo tipo de cosas con este arte incluyendo cubrecamas, tapices para colgar en la pared y otras cosas bonitas para el hogar. Se puede hacer cosas lindas o un tapiz que refleja incluso alguna historia donde una mujer cuenta una historia con figuras de tela sobre tela.

Formamos un grupo con integrantes de las diez comunidades alrededor de Torola. Invitamos a dos mujeres de cada comunidad a participar en el grupo. La idea era enseñarles cómo usar esta forma de arte para relajarse y divertirse, pero también como una manera para fomentar la autoestima en las participantes, crear un sentido de comunidad, y como una manera de sanidad del trauma experimentado en sus vidas y quizás una posible manera de generar algunos ingresos para sus familias.

Hacer quilts es un arte increíble. No es tan difícil aprender a hacerlo. No se requiere maquinaria de lujo, ni aun electricidad porque se puede hacer todo a mano. Esta actividad ayuda a hacer crecer el nivel de autoestima cuando la mujer puede ver lo que se logró crear.

Fomenta un sentido de comunidad porque las mujeres trabajan en conjunto y es una manera valiosa de apoyar la sanidad del trauma porque trabajando juntas, las personas tienden a abrirse a las demás y comparten profundamente mientras se fijan en la tela que están trabajando.

Doce mujeres participaron semanalmente, llegando a mí casa donde trabajamos por varias horas. Era un compromiso mayor de sus partes. Cuando nos reunimos para planificar nuestros proyectos, cada una de ellas creo´ su primer cuadro para desarrollar la capacidad básica de hacer un quilt. Yo tenía la tela y las herramientas necesitadas en casa. Pero, luego nos dimos cuenta de una diferencia cultural. A mí me gustaban los colores naturales como café, negro, azul, verde y gris. Pero las mujeres me preguntaron, “¿Teresita, dónde están los colores alegres?” Entonces, compré unas telas de colores alegres para la siguiente reunión y las mujeres se quedaron contentas.

Para el primer proyecto, las mujeres querían hacer un quilt para el Padre Rogelio como una manera de agradecerle por sus muchos años de ministerio y servicio en la región. Cada comunidad diseñó y creo´ un cuadro que reflejaba algo de sus comunidades y después, cosimos juntando los cuadros. Era un quilt muy lindo con colores vibrantes, lleno de flores, gallinas y símbolos de su fe. Se lo presentamos al Padre Rogelio para su cumpleaños en el año 2006 después de una misa de domingo.

El segundo quilt que elaboraron era muy grande y reflejaba la historia de la masacre de El Mozote. Lo creamos para exhibir en el 25 aniversario de la conmemoración de ese terrible acontecimiento. Decidimos involucrar a mujeres de otras comunidades también y no solo las de Torola. Invitamos a mujeres de las comunidades de la región incluyendo de la misma comunidad de El Mozote. Como diseño, usamos la foto en la cubierta del libro, Luciérnagas en el Mozote, escrito por Mark Danner, Rufina Amaya y Carlos Henríquez Consalvi. Enseñamos y trabajamos con 125 mujeres para elaborar este quilt y nos reunimos en varias comunidades

Esta era una experiencia muy profunda. Las mujeres rieron y lloraron y compartieron profundamente sus experiencias durante el conflicto mientras trabajaron. Este quilt fue exhibido en varios lugares después de la conmemoración de ese año. Fue para mí una experiencia muy conmovedora trabajar la- do a lado con mujeres tan extraordinarias. Estoy muy agradecida.

Después de salir de El Salvador en el año 2006, trabajamos por un tiempo en Colombia, otro país que había sufrido mucho por un conflicto largo. También trabajé con grupos de mujeres en la sanidad del trauma por medio de crear quilt. En el año 2019 y acompañada con dos amigas colombianas, volvimos a Morazán y ofrecimos talleres combinando lo que habíamos aprendido en la investigación del tema, con terapias como hacer quilts, aromaterapia, masaje y meditación. Era una experiencia rica colaborando con mis amigas colombianas y nuestras queridas amigas, Carmen Elena y Ana María y las mujeres líderes de las comunidades con quienes yo había colaborado antes. Hubo un profundo compartir mientras las participantes aprendían más destrezas para aliviarse del trauma y experimentar un cierto nivel de sanidad.

Poder colaborar con CEBES, viviendo y trabajando en Torola y las comunidades ha sido uno de mis mejores momentos en mi vida. Era un honor conocerlo y trabajar al lado de Padre Rogelio Carmen Elena y Ana María y toda la buena gente que llegamos a conocer y amar en nuestro trabajo con grupos de parejas y mi trabajo con las mujeres. Estamos conscientes de que esta región del país sufrió algunas de las peores masacres durante el conflicto civil y ha padecido mucha pobreza antes, durante y después de la guerra.

Vimos de primera mano los esfuerzos globales de CEBES para mejor la vida del pueblo del norte de Morazán, hablando espiritualmente, económicamente y por medio de programas de salud y educación y a la vez, construyendo comunidad y enfatizando la importancia de la reconciliación y la sanidad necesitada en muchos sentidos. Nuestros pocos años en Torola eran una parte pequeña del trabajo tremendo hecho por CEBES. Por otro lado, esos años han tenido un impacto mayor en mi vida. Yo aprecio la tenacidad, el amor profundo por la familia, la capacidad de disfrutar en la vida cara a cara a los desafíos grandes que enfrentan muchos con quienes trabajamos. Tenemos un afecto y amor para el país de El Salvador, nuestros amigos y amigas de Cebes; y los muchos amigos y amigas de las comunidades de Torola. Damos gracias a Dios por estas experiencias. Una parte de nuestros corazones siempre estará en El Salvador. Tenemos un afecto y amor para el país de El Salvador, nuestros amigos y amigas de Cebes; y los muchos amigos y amigas de las comunidades de Torola. Damos gracias a Dios por estas experiencias. Una parte de nuestros corazones siempre estará en El Salvador”.