Una escuela para agentes de pastoral
En esta búsqueda y con los equipos de apoyo formado miembros de la, que aún quedaban en la zona se encontró el método de la continuidad al proceso pastoral que heredamos de los años anteriores.
No fue fácil retomar el rumbo. La respuesta estaba en la gente, aquellos hombres y mujeres que vivieron la primera etapa también estaban esperando que se continuará la vida pastoral tal como lo experimentaron en los momentos trágicos de la historia. Necesitaban que las nuevas generaciones conocieran la máxima expresión de la construcción del Reino de Dios en la tierra. Como resultado CEBES y su equipo guía se quedaron para iniciar un nuevo proceso que permitiera la formación de nuevos agentes de pastoral.
El equipo de CEBES estaba enfocado en generar, a través de la formación teológica y pastoral, nuevos miembros de los equipos pastorales, que con su frescura e inquietudes, pudieran enriquecer sus ideas y compromisos comunitarios: el trabajo que ya traíamos. Es así como en el año 1994 iniciamos las Escuelas de Agentes de Pastoral, conformadas por un cincuenta porciento de jóvenes catequistas y un cincuenta porciento de mujeres y hombres catequistas, que entre la experiencia de los mayores y la frescura de la juventud, pudieron recrear la pastoral. Estas escuelas se desarrollaban durante tres d´ıas en la casa de CEBES Perquín. Allí se dormía, comía y durante el día se desarrollaban, las jornadas de formación y convivencia.
Comencé en un grupo de personas que estaban organiza- das en la comunidad. Inicié como coordinadora del grupo de madres. Las capacitaciones fueron importantes, porque las mujeres teníamos pena, no nos gustaba hablar. Me sirvió hasta para educar a mis hijas. Entendimos que Dios no estaba lejos o solo en el templo, sino que Dios estaba en las personas humildes. Había personas que no quer´ıan que trabajáramos como Comunidades Eclesiales de Base. Cuando uno tiene principios no los olvida y espero que Dios nos de fortaleza para seguir.”
Esto ha marcado mi vida para siempre. Ahora soy profesora de profesión y esta experiencia vivida me ayuda a saber ayudar en la formación a mis alumnos”.
Bajo esa construcción filosófica de la vida comunitaria, comienza el desfile de una generación de jóvenes que por coincidencia o por herencia pasa a formar parte de las Escuelas de Agentes de Pastoral y para muchos eso marca un momento fuerte de su historia, es un proceso de conversión.