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'''Fecha:''' Domingo 04 de septiembre de 2022

'''Ciclo Litúrgico:''' Ciclo C – 22° Domingo del Tiempo Ordinario

<big>'''Evangelio según San Lucas: 14, 25-33'''</big>

En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo:
«Si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.

Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío.
Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo:
“Este hombre empezó a construir y no pudo acabar”.

¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que lo ataca con veinte mil?
Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz.
Así pues, todo aquel de entre vosotros que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío».

== Homilía ==
Este domingo estamos leyendo y reflexionando otro fragmento del discurso de despedida de Jesús. Son palabras relevantes.

1. Salta a la vista la alusión que Jesús hace a su Padre y a la vez al envío del Espíritu Santo. Este es el mismo que inspiró y movió a Dios desde siempre y que inspiró y que movió a Jesús a lo largo de su vida.

De acuerdo con el evangelio, la presencia de Jesús ya ausente físicamente, se prolongará con la del Espíritu Santo, que vendrá para ayudar a hacer memoria de todo lo que hizo y dijo Jesús y para acoger la verdad que está en todo aquello.

Es un consuelo para los discípulos y discípulas que después de que Jesús ha vuelto al Padre no quedarán huérfanos; tendrán alguien a quien acudir para descubrir con certeza el camino a seguir.

Tendremos que tener alguna desconfianza respecto a lo que nos ocurre espontáneamente, mejor es abrirnos a las indicaciones del Espíritu Santo.

Al hacer referencia al Espíritu Santo, la liturgia nos va preparando para lo que vamos a celebrar dentro de quince días: el día de Pentecostés, cuando la iglesia bajo el impulso del Espíritu Santo comienza a dar sus primeros pasos.

2. La idea principal del evangelio, sin embargo, es otra. Se trata de saber dónde está Dios presente, realizando el reino.

Dice Jesús:” Quién me ame cumplirá mi palabra, mi Padre lo amará, vendremos a él y habitaremos en él.” Comienza algo nuevo y diferente.

Primero se ha colocado a Dios en el cielo, sentado en su trono; después se ha puesto a Dios en medio de su pueblo, el pueblo de Israel, un pueblo peregrino; el pueblo de Israel se apoderó de Dios, los demás pueblos eran pueblos paganos, alejados del verdadero Dios; Ya se va señalando el templo, en concreto el templo de Jerusalén, como la morada por excelencia de Dios; después de Jesús es la iglesia (católica) que se considera el lugar por excelencia para encontrarse con Dios.

El evangelio de hoy, sin embargo, nos dice que Dios está ahí donde se cumple la palabra de Jesús. La palabra de Jesús escuchamos con toda claridad el domingo pasado cuando les dice a sus seguidores y seguidoras: “ámense unos a otros como yo los he amado.”

¿Entonces donde pone Dios su morada? Ahí donde hay amor. Una afirmación que supera y sustituye todos los intentos anteriores para ubicar a Dios.

Por si sirva de aclaración. Podemos pensar en un lugar remoto en África donde viven unas cuantas familias; no pertenecen a ninguna iglesia, no hay por ahí ningún templo. Sin embargo, se reúnen para ayudarse y solidarizarse mutuamente, hacen comunidad y se esfuerzan por lograr una buena convivencia entre todos y todas y en la medida de lo posible tratan de saber y se preocupan por lo que sucede en otras latitudes del mundo. Sin duda alguna, ahí está Dios. El canto no se equivoca: “Dónde hay amor ahí está Dios”.

Y dónde está Dios, en la medida de lo posible, debemos acercarnos nosotros también para colaborar en la realización del reino.

O cómo lo hemos dicho una y otra vez: como cristianos debemos estar ahí dónde se construye la justicia y la vida.

De esta manera el evangelio nos da una pista para encontrar a Dios. Cuenta en la p.42

3. Hay un regalo muy precioso que Jesús nos ofrece: “la paz les dejo, les doy mi paz.” No se trata de acoger el regalo y guardarlo, más bien se trata de acoger la paz y de extenderla lo más que podamos, es decir, debemos ser artesanos o sembradores de la paz.

A fin de responder a ese llamado algunas cosas son importantes.

1. Adquirir la costumbre de contribuir a la buena convivencia con nuestras palabras y actitudes. Es una costumbre que poco a poco se puede adquirir, supone aprendizaje.

2. No tender a juzgar. Más bien siempre tratar de comprender porque ha surgido tal o tal conflicto. Así se podrá corregirlo desde su raíz.

3. Ser capaces de perdonar y estar dispuesto a recibir el perdón Esto requiere una dosis de humildad que demasiadas veces nos hace falta.

4. No revolcarse en la vida y dejarse llevar por todas las novedades sino vivir con sencillez, contento en medio de las pequeñas cosas. La ambición nos quita la capacidad de pacificar el ambiente.

5. Hacer tiempo para el silencio como lo hizo Jesús y escuchar su palabra.

6. No dejar de compartir en solidaridad con las personas que sufren aquí y en todas partes.

7. Diferentes opciones políticas o religiosas no pueden ser nunca motivo de conflictos.

Acerca de las diferentes opciones religiosas Tony de Mello también tiene una pequeña parábola p. 191

8. Además de todo lo anterior es sumamente importante lo siguiente. No podemos dar lo que no tenemos. Siempre debemos evitar que nuestros corazones se vayan llenando de sentimientos negativos como el rencor, el resentimiento, el odio, la envidia esto nos imposibilitará contribuir a la buena convivencia. Llenemos más bien nuestros corazones de sentimientos positivos, esto si nos ayudará para ser, como Dios manda artesanos y sembradores de la paz.

Es urgente contribuir a la pacificación de nuestro país, pues, tal como lo dijo el cardenal Rosa Chávez durante una misa: “Estamos en un país lleno de odio y de sed de venganza.

'''<big>Padre Rogelio Ponseele</big>'''

== Referencia ==
<br/>
<youtube>https://www.youtube.com/watch?v=ODvRkEb6ndQ&t</youtube>