Abrir menú principal

Esta leyenda proviene desde los tiempos de nuestros ancestros indígenas, quienes creían que los perros ayudaban a los humanos en su paso hacia la otra vida cuando morían. En el país los perros aguacateros son animales muy queridos, porque cuidan muy bien las casas de sus amos, además de alimentarse con casi cualquier cosa. Con la llegada de los españoles y el cristianismo a nuestras tierras la leyenda se modificó para hacer ver la diferencia entre el bien y el mal.


Cuenta la leyenda que El Cadejo es en realidad un espíritu o fantasma representado en la forma de un perro que posee ojos centellantes y rojos como brasas encendidas. Existen dos tipos de Cadejos: El Cadejo Blanco que representa al bien y El Cadejo Negro que representa al mal. Dios, en su afán de protegernos decidió crear un espíritu bueno, el cual se representaba por un perro de color blanco. Sin embargo Satanás al ver esto decidió también enviar a la tierra a un perro de color negro que luchara contra el blanco y de esa manera derrotar a Dios.


El Cadejo Negro, que representa al mal, suele aparecérsele a aquellas personas que deambulan en los pueblos en altas horas de la noche o a quienes realizan actos inmorales o tienen una mala conciencia. Persigue a sus víctimas durante un rato para asustarlos y luego los hipnotiza con sus enormes ojos de color rojo, similar a carbones encendidos, cuando los atrapa les roba el alma dejándolos como tontos para el resto de su vidas, a esto se le denomina en El Salvador que una persona ha quedado “jugada por un mal espíritu”. Por otra parte el Cadejo Blanco tiene ojos azules y representa a un espíritu de luz que protege a todos los fieles creyentes y no permite que El Cadejo Negro se robe el alma de los recién nacidos o de los niños pequeños, principalmente los que viven alejados de los pueblos.



Referencia