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<br />'''La otra costilla de la muerte(Grabiel Garcia Marquez)'''
=='''La otra costilla de la muerte(Grabiel Garcia Marquez)'''==
Sin saber por qué, despertó sobresaltado. Un acre olor a violeta y a formaldehído venía, robusto y ancho, desde la otra habitación a confundirse con el aroma de flores recién abiertas que mandaba el jardín amaneciente. Trató de serenarse, de recobrar ese ánimo que bruscamente había perdido en el sueño. Debía de ser ya la madrugada porque afuera, en el huerto, había empezado a cantar el chorro entre las legumbres y el cielo era azul por la ventana abierta. Repasó la sombría habitación tratando de explicarse aquel despertar brusco, inesperado. Tenía la impresión, la certidumbre ''física'' de que alguien había entrado mientras él dormía. Sin embargo estaba soloy la puerta, cerrada por dentro, no daba muestra alguna de violencia. Sobre el aire de la ventana despertaba un lucero. Quedó quieto un momento como tratando de aflojar la tensión nerviosa que lo había empujado hacia la superficie del sueño, y cerrando los ojos, bocarriba, empezó a buscar nuevamente el hilo de la serenidad. La sangre, arracimada, se le desgajó en la garganta en tanto que más allá, en el pecho, se le desesperaba el corazón robustamente marcando, marcando un ritmo acentuado y ligero como si viniera de una carrera desbocada. Repasó mentalmente los minutos anteriores. Tal vez tuvo un sueño extraño. Pudo ser una pesadilla. No. No había nada de particular, ningún motivo de sobresalto en «eso».
Pensó que la última hipótesis era la más probable y se resignó a esperar la llegada de su hora tremenda. La carne se le había puesto suave, adiposa, y creyó sentir que una sustancia azul lo cubría por entero. Olfateó hacia abajo la llegada de sus propios olores corporales, pero sólo el formol de la pieza vecina le agitó las membranas olfativas con un estremecimiento helado, inconfundible. Nada le preocupó después. En su rincón el grillo trató de reiniciar la cantilena mientras una gota gruesa y exacta empezó a colarse por el cielo raso en todo el centro de la habitación. La oyó caer sin sorpresa porque sabía que en ese sitio la madera estaba envejecida, pero se imaginó aquella gota formada por una agua fresca, buena y amiga que venía del cielo, de una vida mejor, más ancha y menos llena de fenómenos idiotas como el amor o como la digestión y la gemelidad. Tal vez esa gota iba a llenar la habitación dentro de una hora o dentro de mil años y a disolver esa armadura mortal, esa sustancia vana que tal vez —¿por qué no?— dentro de breves instantes no sería ya sino una pastosa mezcla de albúmina y de suero. Ahora todo era igual. Entre él y su tumba sólo se interponía su propia muerte. Resignado, oyó la gota, gruesa, pesada, exacta, que golpeaba en el otro mundo, en el mundo equivocado y absurdo de los animales racionales.
 
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== Referencia. ==
https://www.cuentosycuentos.com/la-otra-costilla-de-la-muerte.html
<youtube>https://www.youtube.com/watch?v=aUZ1NWNdB68</youtube>