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Yo creo que la guerra permitió avances, sobre todo para las mujeres. Antes de la guerra las mujeres éramos sumergidas, no teníamos voz, ni voto, el que mandaba y el que golpeaba era el hombre, y la ley a la mujer no la tomaba en cuenta, no teníamos derecho ninguno. Y luego estaba la represión, mi papá me cuenta como los policías nacionales y la guardia iban a los cantones y golpeaban a la gente con las culatas de los fusiles, los detenían, eran represivos y eso se acabó cuando terminó la guerra. Comenzó otra violencia, pero eso también es que los areneros dejaron que eso creciese. Ya nosotras las mujeres tenemos derechos como los hombres, y ahora las mujeres pueden denunciar a un hombre si la maltrata.
[[Archivo:Emi.png|miniaturadeimagen|''Emilia con su nieto''|223x223px]]
Trabajo en la Iglesia, soy líder en varias áreas, estoy en la directiva de mujeres, salimos a visitar a las personas que están enfermas o que necesitan. Yo creo que dios tiene un propósito para cada vida, yo creo que nos guardó y aquí estamos sirviendo. Nosotros vivimos aquí, cerca del monumento del Mozote, y lo que vemos es triste porque lo han convertido en un negocio, la historia se ha olvidado, cuentan historias que no son reales y además se lucran de ello, y muchos viven de eso. La mayoría de la comunidad, que participamos en la guerra, no estamos de acuerdo con esto, porque nosotros combatimos para cambiar las cosas. Recuerdo que hace años, cuando mi esposo vivía, venían buses de estudiantes desde San Salvador a conocer la historia y mi esposo les contaba, muchos volvían después y le agradecían porque habían sacado buenas puntuaciones en los exámenes.
 
 
 
 
 
 
== '''<small>Referencias</small>''' ==