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'''Fecha:''' Domingo 17 de octubre de 2021.

'''Ciclo Litúrgico:''' Ciclo B – 29° Domingo del Tiempo Ordinario

'''<big>Evangelio Según San Marcos (10, 35-45)</big>'''

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:

«Maestro, queremos que nos hagas lo que te vamos a pedir».

Les preguntó:

«¿Qué queréis que haga por vosotros?».

Contestaron:

«Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda».

Jesús replicó:

«No sabéis lo que pedís, ¿podéis beber el cáliz que yo he de beber, o bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?».

Contestaron:

«Podemos».

Jesús les dijo:

«El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y seréis bautizados con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, sino que es para quienes está reservado».

Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús, llamándolos, les dijo:

«Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos».

== Homilía ==
La comunidad de discípulos incluyendo a Jesús va caminando hacia Jerusalén. Jesús aprovecha la caminata para referirse a su destino doloroso en el que igualmente participarán sus seguidores.

Es asombrosa la falta de claridad o de conciencia del grupo. Pues, mientras que Jesús aborda este tema sobre el desenlace final de su caminar, entre ellos se pelean y maniobran por conseguir los mejores puestos, una vez establecido el reino.

Dándose cuenta de esto, Jesús, preocupado, convoca al grupo e intenta, una vez para siempre, aclarar el asunto.

Su discurso dirigido al pleno de los y las discípulos podemos sintetizar de la siguiente manera:

1. Los seguidores de Jesús debemos ser diferentes.

Es común en el mundo, la búsqueda y el abuso del poder para provecho propio, sin embargo, entre los seguidores de Jesús las cosas deben ser diferentes.

2. Jesús insiste en cómo debe ser la práctica de los seguidores, haciendo uso de dos frases célebres:

- El que quiera ser el más importante entre ustedes debe hacerse el servidor de todos;

- El que quiera ser el primero será el esclavo de todos;

Jesús está diciendo a sus discípulos y a nosotras y nosotros lo siguiente: la ambición de poder no cabe en una vida cristiana. La única ambición que un cristiano debe tener es la de servir; Y de inmediato pone, con todo derecho, a el mismo como ejemplo: “el Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino para servir y dar su vida como rescate por una muchedumbre”.

A base de estas palabras de Jesús, un pensador francés establece la diferencia entre lo que el llama, una religión de autoridad y una religión de llamada.

<nowiki>*</nowiki>una religión de autoridad, dice, ofrece certezas absolutas y estructuras seguras. Y a la vez exige a sus miembros obediencia y sometimiento. Además, cuando se instala mayoritariamente en una sociedad trata de influir y de dominar para impedir que se tome una orientación opuesta o ajena a sus dogmas religiosos.

Evidentemente una religión así, endurecida en torno al principio de autoridad, no ayuda a la maduración de sus fieles.

<nowiki>*</nowiki>Una religión de llamada es diferente: no impone una doctrina, sino que propone un camino de salvación; no impone solo llama e invita. No entiende su actuación como un ejercicio de poder, sino como un servicio. No pretende someter a nadie con coacciones. Se pone más bien al servicio del ser humano para invitarlo a buscar en Dios su vida plena.

Evaluando con estos criterios la religión cristiana tal como nuestra iglesia la enseña y la proclama observamos que tiene mucho de una religión de autoridad, aunque iniciando, tal vez, y tímidamente un proceso hacia una religión de llamada.

La verdad es que en un mundo tan pluralista como el nuestro, una religión de autoridad o un cristianismo autoritario tiene poco futuro. Ya no tendrá ese poder político que antes tenía, ya no tendrá la misma organización social. Su influencia en la cultura y la educación será cada vez menor. Esta situación se considera una desventaja o a juicio de algunos, una desgracia. Sin embargo, pueda ser interpretada como una oportunidad para avanzar en una práctica hacia una religión de llamada, a ejemplo de Jesús.

Dice José Antonio Pagola: “El verdadero modelo es Jesús. No gobierna, no impone, no domina ni controla. No ambiciona ningún poder. No se arroga títulos honoríficos. No busca su propio interés. Lo suyo es servir y dar la vida. Por eso es el primero y más grande.”

Es deseable hacer referencia también a este conglomerado de personas, fieles a las actividades de las comunidades. Apenas dan su opinión, en nada sobresalen, nadie les aplaude, pero a la hora de la práctica concreta, ahí están para dar su modesto aporte.

Únicamente se destacan por poseer aquellas cosas que no se puede comprar con dinero: bondad, capacidad de acogida, ternura y compasión hacia el necesitado.

Dice José Antonio Pagola: “Probablemente no se les darán grandes homenajes. Pero estos hombres y mujeres son grandes porque son humanos. Ahí está su grandeza. Ellos son los mejores seguidores de Jesús, pues viven haciendo un mundo más digno, como él. Sin saberlo, están haciendo caminos al reino de Dios.

Y para concluir: se nos presenta una situación muy difícil y preocupante. El virus se ha vuelto de nuevo muy agresivo. Las iglesias están tomando medidas, insistiendo en el cumplimiento de los protocolos y prohibiendo o restringiendo las actividades masivas, y nuestros gobernantes prohíben hasta febrero toda concentración masiva (¿por qué será?) pero contradictoriamente permiten que miles de aficionados al fútbol pueden concentrarse en el estadio de Cuscatlán para apoyar a la selecta, aunque se preveía su derrota.

Sea como sea la pandemia se coloca, a todos los niveles, como un limitante difícil de superar. ¿Una desventaja? ¿Una desgracia?  Si, pero también una oportunidad para revalorar las pequeñas cosas.

A nivel pastoral podemos mencionar: el cuido de nosotros mismos, el cuido de los que nos rodean, una homilía semanal divulgada de manera digital, una escuelita de formación con todos los protocolos necesarios, grupos de reflexión bíblica y celebraciones con un número reducido de participantes,  algunas hortalizas comunitarias, apoyo a iniciativas económicas, fisioterapia para hombres y mujeres que con los años ven su salud física muy deteriorada, atención psicosocial a gente mayor, clases de informática como una modesta contribución a la superación de la brecha digital, la creación de un app para facilitar la compra y la venta de lo que se ha podido producir, una biblioteca presencial y virtual, clases de pintura y muralismo, estilismo y creación de prendas recicladas, apoyo al talento musical, investigación: ya hay dos estudios terminados: sobre los actores locales y sobre los productores en la región, y una empresita informática ..

Suele ser un largo listado, pero cada cosa es, a escala muy modesta.

No obstante, esperamos que todas estas cosas juntas sean un significativo aporte a beneficio de varios(as) a fin de poder resistir ante los flagelos provocados por la pandemia.

Y todavía una frase de Pagola que sintetiza nuestra reflexión “Nadie es triunfador si no hace más feliz la vida de los demás.

'''Padre Rogelio Ponseele'''