Yo empecé trabajando con los milicianos en una molienda,hacíamos dulce de atado. Después ya estuve con un pelotón, al responsable le decían “Che Guevara” o Walter, ya murió. Nos enseñaban a manejar las armas, a tirar al blanco con un C-3, pero como yo era una niña no podía ni con el arma. De ahí ya estuve con la BRAZ (Brigada Rafael Arce Zablah), pero yo no me sentía bien disparando. Me enviaron a una clínica para trabajar como brigadista, aunque tampoco me gustó, no paraba de llorar viendo a los compas heridos y sufriendo. Ya me quedé en la cocina, en una clínica que había en Cañaverales, en San Fernando, era para heridos en recuperación.