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Yo soy la verdadera vid

Revisión del 03:29 29 abr 2023 de David (discusión | contribuciones)
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Fecha: 29-04-2018.

Ciclo Litúrgico: Domingo 5º de Pascua - Ciclo B.

Tema: permanecer en Jesús para dar frutos.

Evangelio según san Juan (15, 1-8).

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos, yo soy la verdadera Vid y Mi padre es el viñador. Al sarmiento que no da fruto en mí, él lo arranca y a que da fruto lo poda para que dé más fruto. Ustedes ya están purificados por las palabras que les he dicho. Permanezcan en mí y yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en La Vid, así tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy La Vid ,ustedes los sarmientos ,el que permanece en mí y yo en él ese da fruto abundante, porque sin mí nada pueden hacer; al que no permanece en mí se le echa fuera como al sarmiento y el se seca, luego lo recogen y lo arrojan al fuego y arde. Sí permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y se les concederá. La gloria de mi padre consiste en que den mucho fruto y se manifiesten así, como discípulos míos.

Resumen:

Estamos concluyendo nuestra celebración. Hemos tenido una pequeñita reflexión, a partir del evangelio, que pide que permanezcamos en Jesús, como Jesús debe permanecer en nosotros. Es la garantía para dar frutos abundantes y frutos buenos. No podemos descuidarnos. Jesús debe ser el referente principal en nuestra vida, debe ser toda nuestra motivación e inspiración. La misa dominical ,hemos dicho, es un medio muy bueno para mantener ese vínculo con Jesús ,para tener siempre presente a Jesús en el horizonte de nuestra vida.

Homilía

Queridos hermanos y hermanas: Moisés manda, así nos cuenta la sagrada escritura, unos cuantos a la tierra de Canaán, es decir, la tierra prometida, para ver cómo está en esa tierra la gente y para observar la fertilidad de los campos. Cuenta la Biblia que los que habían ido a la tierra de Canaán, volvieron cargando entre dos, un solo racimo de uvas. Desde aquel momento, en la tradición judía la viña es símbolo de vida y de fecundidad. Los Profetas ,cuando se refieren al pueblo elegido, dicen la viña. El pueblo elegido es la viña de Dios. Debería dar siempre buenos frutos pero desgraciadamente, a veces, solo da frutos amargos.

Jesús tiene una parábola donde hace una fuerte crítica al pueblo de Israel. El pueblo de Israel (la viña) se niega a dar buenos frutos, rechaza a los profetas, incluso mata al hijo del dueño de la viña ,haciendo alusión Jesús a su propia muerte, frente a la ingratitud de Israel, frente a la mala viña y los pésimos labradores, Jesús el mismo se presenta como la verdadera vid y presenta también a su padre como el labrador. El padre ,el Labrador, corta los sarmientos que no dan fruto y los arroja en el fuego ,pero a los que dan fruto los poda y los Limpia para que den aún más fruto, de acuerdo a lo que nos dice el evangelio: a fin de dar buenos frutos y frutos abundantes es necesario establecer con Jesús una relación muy estrecha. El evangelio, que es un evangelio bastante breve, menciona siete veces el verbo permanecer. Nosotros tenemos que permanecer en Jesús y Jesús debe permanecer en nosotros para que podamos dar frutos y frutos buenos.

Nosotros no hablamos en estos términos. Decimos una cosa diferente, pero a la vez muy similar. Decimos, para referirnos a lo mismo, a esa estrecha relación que debemos establecer con Jesús, de que Jesús debe ser el referente principal en nuestra vida, es decir, Jesús debe ser toda nuestra motivación e inspiración. Igual a Jesús, nosotros tenemos que amar la verdad y la justicia; tenemos que hacer en nuestra vida cristiana una opción preferencial por los pobres; tenemos que perseverar en hacer el bien ,aún en circunstancias adversas; tenemos que ser capaces de dar la vida o de dar de nuestra vida para que otros tengan vida y vida abundante; igual a Jesús debemos de mantener siempre una profunda confianza en Dios padre que en ningún momento nos va a defraudar. Todo esto sólo será posible, cuando Jesús es toda nuestra motivación e inspiración. Todo esto solamente será posible, cuando Jesús es el referente principal en nuestra vida.

A veces parece como que Jesús no tiene ya nada que ver con nuestra vida. No es necesariamente mala voluntad. Más bien se trata de un descuido. Tal vez, nos hemos dejado absorber por las múltiples preocupaciones de la vida y a consecuencia, Jesús desaparece en el horizonte de nuestra vida. Ni nos recordamos de él.

Tomando en serio lo que nos dice el evangelio de hoy, esto puede tener sus consecuencias para nuestra vida cristiana. Nuestra vida se vuelve una vida vacía de Jesús, alejada de Jesús. Repito no es mala voluntad, más bien es un descuido. Constatando esto, debemos rectificar y de nuevo hacer, que Jesús sea el referente principal en nuestra vida cristiana.

El descuido puede tener consecuencias lamentables.

Vale resaltar también de que nuestra vida, en esto insiste el evangelio, debe dar frutos y frutos abundantes. Monseñor Romero dice: ”No debemos poner el afán en tener más, sino en ser más; no en atraparlo todo, sino en darse a manos llenas a los demás; hay que educarse para el amor; amar es darse, amar es entregarse al bienestar de todos, es trabajar por la felicidad común”. Una vida así está dando frutos, y frutos abundantes.

¿Qué podemos hacer para permanecer siempre en Jesús? Es aconsejable no faltar a la misa dominical. En la misa se hace memoria de Jesús, a través de la palabra y la parte eucarística donde se recuerda la pasión, la muerte y la resurrección de Jesús. Descuidarse de la misa dominical podría ser un error, no porque se nos ha dicho que no ir a misa es un pecado, sino porque nos ayuda para mantener el vínculo con Jesús.

Permanezcamos en Jesús, demos frutos y frutos buenos y abundantes.

Padre Rogelio Ponseele

Referencias