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Camino a Emaús

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Fecha: 15-04-2018

Ciclo Litúrgico: Ciclo B domingo 3º de Pascua

Temas: Fe, lucha

Evangelio según San Lucas 24,35-48

Aquel mismo día los discípulos se dirigían a un pueblecito llamado Emaús que está a unos doce kilómetros de Jerusalén, iban conversando sobre todo lo que había ocurrido, mientras conversaban y discutían Jesús en persona se les acercó y se puso a caminar con ellos pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran, él les dijo de que van discutiendo por el camino se detuvieron y parecían muy desanimados, uno de ellos llamado Cleofas le contestó;  ¡cómo! eres el único peregrino en Jerusalén que no está enterado de lo que ha pasado aquí estos días, ¿Qué pasó? les preguntó; le contestaron todo el asunto de Jesús Nazareno; era un profeta poderoso en obras y palabras reconocido por Dios y por todo el pueblo pero nuestro sumo sacerdote y nuestros jefes renegaron de él, lo hicieron condenar a muerte y clavaron en la cruz, nosotros pensábamos que él serí el que debia de libertar a Israel, sea lo que sea ya van dos días desde que sucedieron estas cosas. En realidad algunas mujeres de este grupo nos han inquietado pues fueron muy de mañana al sepulcro y al no hallarle su cuerpo volvieron hablando de una aparición de ángeles que decían que estaba vivo, algunos de los nuestros fueron al sepulcro y hallaron todo tal como habían dicho las mujeres pero a él no lo vieron. Entonces él les dijo; que poco entienden ustedes y que lentos son sus corazones para creer todo lo que anunciaron los profetas no tenia que ser así y que el mesías pareciera para entrar en su gloria y les interpreto lo que se decía de él en todas las escrituras, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas.

Al llegar cerca del pueblo al que iban hizo como que quisiera  seguir adelante pero ellos le insistieron diciendo; quédate con nosotros ya está cayendo la tarde y se termina el día, entro pues para quedarse con ellos y mientras estaba en la mesa con ellos tomo el pan pronuncio la bendición, lo partió y se los dio, en ese momento se les abrieron los ojos y lo reconocieron pero el desapareció, entonces se dijeron el uno al otro; no sentiamos arder en nuestro corazón cuando nos hablaban en el camino y nos explicaban las escrituras, de inmediato se levantaron y volvieron a Jerusalén donde encontraron  reunidos a los once y a los de su grupo, éstos les dijeron; es verdad el señor ha resucitado y ha aparecido a Simón, ellos por su parte les contaron lo sucedido en el camino y como lo habían reconocido al partir el pan.

Resumen:

Hemos hecho una lectura del evangelio, por cierto, un evangelio excepcional, literariamente hablando y un evangelio de gran contenido.

Después hemos hecho como 3 reflexiones:

En primer lugar, lo de la resurrección, lo de la otra vida.Se trata un asunto de fe, no es una evidencia histórica. Nosotros confiamos en ciertas voces autorizadas: la voz de la sagrada escritura, la voz de algunos filósofos,o teólogos y confiando en estas voces,las sospechas, las intuiciones que podríamos tener respecto a ese mundo desconocido se vuelven certezas. Pero siempre una certeza que nos puede ofrecer la fe.

En segundo lugar, hemos dicho que la misa, la mesa de la palabra, la mesa eucarística es el medio por excelencia para fortalecer y alimentar nuestra fe. La misa dominical tiene importancia, Nosotros no decimos, que todos los domingos.Sin embargo, que tratemos de asistir a misa los domingos es una buena costumbre que nos puede ayudar para alimentar y fortalecer nuestra fe. Es un encuentro con Jesús a través de la palabra,y a través del pan eucarístico.

En tercer lugar, hemos hecho referencia al desánimo, a la desilusión de los discípulos.Nosotros también pasamos momentos así, pero no podemos quedarnos ahí, tenemos que recuperar el ánimo, la ilusión, para seguir luchando por la felicidad de nuestra familia, la unidad de nuestra comunidad, y por la liberación de nuestro querido y sufrido pueblo.

Homilía:

el evangelio que acabamos de escuchar presenta una composición literaria de San Lucas de alto nivel y de gran contenido. Al leerlo, nos sentimos identificados con los dos discípulos, desanimados por lo que habían presenciado en días anteriores, la pasión y la muerte de Jesús y dudosos ante la posibilidad de una resurrección, tal como se lo insinuaron aquellas mujeres que salieron muy de mañana a ver al sepulcro y que no encontraron a Jesús. En realidad decían los discípulos, algunas mujeres de nuestro grupo nos han inquietado, pues fueron de mañana al sepulcro y al no hallar su cuerpo volvieron hablando de una aparición de ángeles que decían que estaba vivo, algunos de los nuestros fueron al sepulcro y hallaron todo tal como habían dicho las mujeres, pero a él no lo vieron…

Nosotros y de ahí nuestra identificación con los dos discípulos, igualmente hemos presenciado, hemos conmemorado, hemos celebrado durante la semana santa la muerte y la pasión de Jesús y al final de la semana la liturgia nos sorprendió con el anuncio de la resurrección. La pasión y la muerte de Jesús son evidencias históricas, es decir, nadie puede decir que esto no sucedió.Jesús padeció, murió en cruz, estas son evidencias históricas, no así la resurrección, la resurrección es un asunto de fe, fundada en la sagrada escritura y en la vivencia eucarística.

Los dos discípulos no se dieron cuenta de que era él, que era Jesús que  se unió a ellos  y que comenzó a caminar con ellos, una larga caminata de Jerusalén a Emaús, 12 kilómetros dice la sagrada escritura. Jesús no comienza a hablar sino que primero escucha a los dos discípulos, les pregunta, y ¿qué es lo que pasó?, entonces ellos contaron todo lo que habian presenciado en los días anteriores, y Jesús,después de haber escuchado da su opinión.

Me parece un detalle muy interesante, Jesús primero escucha y después habla. Nosotros sin escuchar hablamos, somos campeones para hablar pero nos cuesta bastante  escuchar y es importante escuchar a la gente y cuando hemos escuchado tenemos todo el derecho también de opinar y de hablar.

Ahora bien cuando Jesús oye el relato de los dos discípulos, Jesús siente que tiene que ayudarles a que comprendan mejor lo que ha sucedido y para eso va interpretando la sagrada escritura desde Moisés hasta los profetas, todo lo que dicen de él y concluye diciendo y no es así que Jesús tenía que padecer todo esto para poder entrar a su gloria. Hace buen uso de la sagrada escritura.Ella siempre nos sirve para iluminar las realidades que vivimos. A través de estas palabras los discípulos comienzan a entender un poco mejor lo que ha sucedido. Y más adelante, recordando este momento, dijeron: no sentíamos arder nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las escrituras. Hasta aquí la clase bíblica. Jesús aclara lo que dice la sagrada escritura, ilumina los hechos de la Semana Santa, la pasión y la muerte y concluye que Jesús tenía que padecer todo esto para poder entrar a su gloria y esto está ayudando bastante a los discípulos para ver un poco más claro.

Al final Lucas al relato incluye un momento eucarístico. Llegando a Emaús, ya era de tarde, le invitan a quedarse con ellos y cuando, así lo dice el evangelio, estaba sentado junto a ellos en la mesa, entonces tomó el pan  pronunció la bendición y lo partió y se lo dio a cada uno de ellos y en este momento a los discípulos se les abrieron los ojos y lo reconocieron.

La clase bíblica hace alusión a la mesa de la palabra y el momento eucarístico se refiere al pan consagrado y compartido. No hay eucaristía sin las lecturas leídas y comentadas,  pero tampoco hay eucaristía sin el pan consagrado y compartido.

Es el momento eucarístico que les abre definitivamente los ojos El acompañante durante la caminata, el que les aclaró las sagradas escrituras, el que compartió con ellos ese momento eucarístico es Jesús, el que ha resucitado. Quisiera añadir todavía tres pequeñas reflexiones:

En  primer lugar,no hace falta repetirlo, la resurrección no es una evidencia histórica, es un asunto de fe. Nosotros podemos muy bien afirmar ciertas cosas con certeza que han sucedido desde nuestro nacimiento hasta nuestra muerte, ahí si, las cosas que suceden las experimentamos en carne propia, sobre estas cosas podemos opinar. Pero a partir de la muerte estamos frente a un mundo desconocido, frente a este mundo sólo podemos intuir  algunas cosas, podemos sospechar algunas cosas.Estas intuiciones y sospechas se vuelven certezas, cuando nosotros confiamos en algunas voces autorizadas como la sagrada escritura, como las palabras de Jesús, como las reflexiones de los teólogos, o de filósofos, confiando en estas voces autorizadas, como que estas intuiciones y sospechas se convierten en certeza, es decir, la certeza que la fe nos puede ofrecer.

Para nosotros los cristianos la muerte no es punto final, no ese fracaso, no es desgracia, es acceso a la otra vida, la vida plena y abundante que sólo Dios nos puede ofrecer. Esto afirmamos nosotros porque confiamos en las palabras de Jesús, porque confiamos en ese Dios que nos acompaña y que en ningún momento nos va a defraudar, ni  en el momento de nuestra muerte, pero siempre es un asunto de fe y la certeza que podemos alcanzar es una certeza que nos puede ofrecer la fe.

Una segunda reflexión de acuerdo a la lectura  que hemos escuchado es: sin duda alguna, el medio por excelencia para alimentar y para fortalecer nuestra fe es la misa, a través de la palabra, y a través de la mesa eucarística. A través de la palabra ,Jesús nos  nos habla y a través de la mesa eucarística Jesús se hace presente, valiendose de estos signos sencillos de pan y de vino. Se hace presente en nosotros y entre nosotros para transformarnos y no solo individualmente si no también colectivamente. La misa sin duda alguna es el medio por excelencia para poder alimentar y para poder fortalecer nuestra fe en la presencia de Jesús el resucitado.

Por último, cuantas veces nosotros también nos desanimamos por una u otra razón, nos desilusionamos. Un detalle que no hemos comentado todavía, cuando reconocen a Jesús como resucitado vuelven a  Jerusalén de inmediato, han caminado 12 kilómetros pero de tal manera están animados que de inmediato vuelven a Jerusalén para reintegrarse al grupo de los discípulos y continuar con ellos la lucha por realizar el proyecto de Jesús. Entonces en este momento los discípulos superan el desánimo superan la desilusión, Nosotros igualmente debemos,en todo momento, recuperar el ánimo, recuperar la esperanza y esto a partir de cada celebración eucarística, a partir de cada encuentro con Jesús Debemos sentirnos de nuevo animados para seguir trabajando y seguir luchando por la felicidad de nuestra familia, por la unidad de nuestra comunidad y por la liberación de nuestro querido y sufrido pueblo salvadoreño.

Referencias