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En esta búsqueda y con los equipos de apoyo formado miembros de la, que aún quedaban en la zona se encontró el método de la continuidad al proceso pastoral que heredamos de los años anteriores.

No fue fácil retomar el rumbo. La respuesta estaba en la gente, aquellos hombres y mujeres que vivieron la primera etapa también estaban esperando que se continuará la vida pastoral tal como lo experimentaron en los momentos trágicos de la historia. Necesitaban que las nuevas generaciones conocieran la máxima expresión de la construcción del Reino de Dios en la tierra. Como resultado CEBES y su equipo guía se quedaron para iniciar un nuevo proceso que permitiera la formación de nuevos agentes de pastoral.

El equipo de CEBES estaba enfocado en generar, a través de la formación teológica y pastoral, nuevos miembros de los equipos pastorales, que con su frescura e inquietudes, pudieran enriquecer sus ideas y compromisos comunitarios: el trabajo que ya traíamos. Es así como en el año 1994 iniciamos las Escuelas de Agentes de Pastoral, conformadas por un cincuenta porciento de jóvenes catequistas y un cincuenta porciento de mujeres y hombres catequistas, que entre la experiencia de los mayores y la frescura de la juventud, pudieron recrear la pastoral. Estas escuelas se desarrollaban durante tres d´ıas en la casa de CEBES Perquín. Allí se dormía, comía y durante el día se desarrollaban, las jornadas de formación y convivencia.

Cita: Teresa Argueta. San Fernando. Relatado en La Trilla. 28 de junio de 2018.
“La formación fue importante, porque nos ayudó a descubrir los valores de la biblia y nuestros valores personales, que nos daba la fuerza y formación para trabajar en nuestra comunidad. Aprendimos que en la vida no solo existe el sufrimiento; sino que tiene su lugar la Esperanza, que nos anima a superar el dolor.

Comencé en un grupo de personas que estaban organizadas en la comunidad. Inicié como coordinadora del grupo de madres. Las capacitaciones fueron importantes, porque las mujeres teníamos pena, no nos gustaba hablar. Me sirvió hasta para educar a mis hijas. Entendimos que Dios no estaba lejos o solo en el templo, sino que Dios estaba en las personas humildes. Había personas que no querían que trabajáramos como Comunidades Eclesiales de Base. Cuando uno tiene principios no los olvida y espero que Dios nos de fortaleza para seguir.”
Cita: Griselda Moya. San Fernando. Relatado en La Trilla. 28 de junio de 2018.
“Al participar en la Escuela de Formación, me capacité para vivir el proceso de ser parte de un grupo de adolescentes y jóvenes, luego fui catequista de niñas y niños. Lo que me marcó de esta formación fue aprender a abrir el libro de la biblia y el de la vida a la vez. Ver que Dios siempre está presente dándonos ánimo y esperanza.

Esto ha marcado mi vida para siempre. Ahora soy profesora de profesión y esta experiencia vivida me ayuda a saber ayudar en la formación a mis alumnos”.
Cita: Marina Luna. Comunidad Monseñor Romero. Jocoaitique. Relatado en La Trilla. 28 de junio de 2018.
“Los municipios de la zona norte de Morazán, fueron por muchos años libres de homicidios y de violencia. Nosotros los jóvenes de aquel entonces, al conocer a temprana edad estos procesos formativos, tuvimos más energía para resistir a otros planteamientos que llegaban a la zona. Este proceso ayudó a que nos preguntemos qué hubiera sido de nosotras y nosotros si no hubiésemos conocido esta experiencia”.
Cita: Asunción Santiago. La Ceiba. Torola. Relatado en La Trilla. 28 de junio de 2018.
“Integrarnos al proceso de formación nos sirvió para orientarnos. De este proceso también tomamos conciencia de clase y asumimos compromisos del país”.

Bajo esa construcción filosófica de la vida comunitaria, comienza el desfile de una generación de jóvenes que por coincidencia o por herencia pasa a formar parte de las Escuelas de Agentes de Pastoral y para muchos eso marca un momento fuerte de su historia, es un proceso de conversión.

Cita: Melchor López. Joya El Chongue. Torola. Relatado en Casa Comunal El Progreso. 18 de agosto de 2018.
“Yo venía de un proceso diferente. Durante el período pasado fui soldado de la Fuerza Armada, la formación que traía era diferente. Pero al volver a mi comunidad de origen, me encontré con la experiencia de Cebes, me acerqué y encontré un lugar para mí. Yo sentía que cabía en esta experiencia y me llenaba mi espíritu. Me formé en la Escuela para Agentes de Pastoral y después asumí el liderazgo del equipo de jóvenes de Torola, también con la guitarra en mano, anim´e por años el coro, animando así a otros y otras jóvenes”.