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El tema del diálogo toma fuerza

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Antes de referirnos a nuestros esfuerzos a favor del diálogo y la paz es necesario mencionar la grata presencia de Padre Pedro Declercq (Q.E.P.D). Durante los años 1987 y 1988 realizó un trabajo admirable en La Montaña, al norte de Morazán, zona que entonces lindaba con Honduras y que ahora está integrada al territorio Hondureño.

Con la mística que le caracterizaba y aprovechando algunos momentos de mayor estabilidad, promovió en esta zona a las Comunidades Eclesiales de Base. Después de visitar a la gente iba formando diferentes grupos de reflexión, que se consideraba como una iniciación a la vida cristiana. Para este esfuerzo se preparaba un grupo de laicos, encabezado por Juan de la Cruz García Hernández, un catequista a tiempo completo; y en ellos y ellas se apoyaba para echar a andar el trabajo.

Una vez concluida esta etapa realizó encuentros que, a todos los y las participantes les garantizaba una formación cristiana bastante completa, y de estos encuentros salieron animados para multiplicar las CEBES en las diferentes comunidades.

Padre Pedro dejó Comunidades Eclesiales de Base en las comunidades de El Zancudo, Carrizal, Caserío el Mono, Caimán, Cueva del Monte y La Joya. Además, atendía todas las actividades religiosas de la zona y acompañaba todas las congregaciones de madres cristianas. Y con las madres levantó una pequeña fábrica de jalea de mora que se comercializaba.

Paralelamente, en esta etapa, también se desarrolló la ofensiva final “Hasta el tope y punto” por parte de la guerrilla, un episodio muy fuerte que ayudó a acelerar los procesos de diálogo y negociación del cese del conflicto armado.

Cita: Padre Rogelio Ponseele. Memoria escrita en Perquín Morazán. abril de 2021
“En 1989, el Frente lanzó una ofensiva, denominada “hasta el tope”. Durante estos días tuvimos que lamentar la muerte violenta de cinco jesuitas, junto a la doméstica y la hija de la doméstica.

Hubo en estos días, destrucción material y de muchas vidas. El esfuerzo militar que se unió al enorme esfuerzo político, tuvo como objetivo presionar a fin de que la oligarquía, el gobierno, las Fuerzas Armadas, y el imperialismo norteamericano accedieran a un diálogo por la paz.

De hecho, bajo la dirección de las Naciones Unidas, las partes integrantes del conflicto comienzan un diálogo en firme, que arrojó finalmente unos Acuerdos de Paz. Estos fueron firmados por ambas partes el día 16 de enero de 1992 y pusieron fin a más de una década de guerra.

La paz fue recibida con mucha alegría, pero luego los compañeros y compañeras cayeron en la cuenta de que les esperaba todavía un largo y arduo camino para lograr, de nuevo, su inserción en la sociedad.

La pastoral siguió acompañándolos

Días posteriores a la firma de los acuerdos de paz, los y las excombatientes se reunieron, en gran número en la casa de CEBES, en búsqueda de apoyo en esta nueva y difícil etapa.

¿Cómo administrar la tierra que les fue otorgada? ¿Cómo desarrollar ahora sus cooperativas? ¿Cómo conseguir una vivienda y las condiciones mínimas para una vida digna en sus comunidades? ¿Cómo alcanzar un nivel económico aceptable y suficiente para cubrir las necesidades que ahora les tocó enfrentar? etc.

Tuvimos la satisfacción de poder dar una manita para ir resolviendo uno por uno, estos graves problemas”.

Para mientras, en las otras comunidades, la pastoral continúa de acuerdo con los lineamientos ya definidos. Pero ya no se podía dejar de lado el proceso de diálogo y de paz que estaba entrando a una etapa acelerada. Surgió la pregunta:

- ¿Cuál será el aporte pastoral en este proceso?

Todos y todas deseaban la paz, no obstante había mucha desconfianza en cuanto a las intenciones de la otra parte, que era el Gobierno y la Fuerza Armada. De ahí que era necesario incluir la reflexión, el tema del diálogo y la paz, a fin de crear una mayor disposición para participar en esta lucha. Era entonces de mucha inspiración.

Cita: Monseñor Romero.
“Nuestro pueblo sabe combatir, pero prefiere la paz sobre la guerra”.

En vista de que los mayores esfuerzos por la paz, se realizaron en San Salvador, varios de nuestros y nuestras cristianas tuvieron que hacer la hazaña de trasladarse a San Salvador, en medio de toda la militarización del país.

Cita: Saul. Un campesino originario de Cacaopera. Memoria relatada en La Trilla 29 de junio de 2018.
“Tenía que hacer el viaje a San Salvador con mucha cautela para no caer en uno de los muchos retenes establecidos a lo largo del camino. Igualmente tuve que cambiar mi nombre; ya no era Saúl el nombre de guerra, sino Teófilo”.

Cuenta que lo acogieron muy bien en San Salvador los miembros de las CEBES. Le tocó participar en muchas actividades organizadas por el Comité Permanente del Debate Nacional liderado por el reverendo Edgard Palacios, entre reuniones de sensibilización, manifestaciones, foros, ayunos, huelgas de hambre, convivencias, etc.

Además de Edgard Palacios observaba la presencia de Monseñor Rivera y Damas, Margarita Sánchez, Margarita Posada, el Obispo Medar- do Gómez, CONIP, Trinidad Nieto, Padre Napoleón, representantes de cooperativas y Comunidades Eclesiales de Base, Universidad Nacional, el Padre José María Tojeira de la UCA, etc.

Le llamó la atención la presencia numerosa de tantos extranjeros solidarios y extranjeras solidarias. Lo nunca esperado se hace una realidad.

El 16 de enero de 1992 se firmaron los Acuerdos de Paz que puso fin a más de una década de guerra. La paz fue recibida con mucha alegría, pero luego los compañeros y compañeras cayeron en la cuenta que les esperaba un largo y arduo camino todavía, para lograr, de nuevo, su inserción en la sociedad. La pastoral siguió acompañándoles...