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Parabola del Administrador Infiel

Revisión del 16:37 10 nov 2020 de David (discusión | contribuciones) (→‎Homilía:)
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Ciclo Litúrgico:  C-25-del-tiempo-ordinario.

Temas: Cómo manejar el dinero, aprender ahorrar y saber compartir.

Evangelio según San Lucas (16, 1-13).

Jesús dijo también a sus discípulos: «Había un hombre rico que tenía un administrador, y le vinieron a decir que estaba malgastando sus bienes. Lo mandó llamar y le dijo: «¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no continuarás en ese cargo». El administrador se dijo: «¿Qué voy a hacer ahora que mi patrón me despide de mi empleo? Para trabajar la tierra no tengo fuerzas, y pedir limosna me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me quiten el cargo, tenga gente que me reciba en su casa». Llamó uno por uno a los que tenían deudas con su patrón, y dijo al primero: «¿Cuánto debes a mi patrón?» Le contestó: «Cien barriles de aceite». Le dijo el administrador: «Toma tu recibo, siéntate y escribe en seguida cincuenta». Después dijo a otro: «Y tú, ¿Cuánto le debes?» Contestó: «Cuatrocientos quintales de trigo». Entonces le dijo: «Toma tu recibo y escribe trescientos». El patrón admiró la manera tan inteligente de actuar de ese administrador que lo estafaba. Pues es cierto que los ciudadanos de este mundo sacan más provecho de sus relaciones sociales que los hijos de la luz. Por eso les digo: Utilicen el sucio dinero para hacerse amigos, para que cuando les llegue a faltar, los reciban a ustedes en las viviendas eternas. El que ha sido digno de confianza en cosas sin importancia, será digno de confianza también en las importantes y el que no ha sido honrado en las cosas mínimas, tampoco será honrado en las cosas importantes. Por lo tanto, si ustedes no han sido dignos de confianza en manejar el sucio dinero, ¿Quién les va a confiar los bienes verdaderos? Y si no se han mostrado dignos de confianza con cosas ajenas, ¿Quién les confiará los bienes que son realmente nuestros? Ningún siervo puede servir a dos patrones, porque necesariamente odiará a uno y amará al otro o bien será fiel a uno y despreciará al otro. Ustedes no pueden servir al mismo tiempo a Dios y al Dinero."

Resumen:

Queridos hermanos y hermanas estamos concluyendo esta celebración. Tuvimos una pequeña reflexión en torno al  dinero. Hemos dicho algunas cosas prácticas, que ustedes no ignoran.

Entre otras cosas, dijimos que desde el punto de vista cristiano, el dinero solo se puede blanquear, por así decirlo, ante los ojos de Dios, compartiéndolo con los pobres y los más necesitados. Una exigencia bastante fuerte, que no podemos obviar. Debemos estar dispuestos a compartir, incluso lo poco que tenemos, con nuestros hermanos, más pobres que nosotros.

Es de destacar aquí también la capacidad de compartir que tiene aún gente muy pobre. Es algo que salta a la vista en muchas actividades y circunstancias.

Por otro lado, hemos insistido en que debemos saber manejar el poco dinero que tenemos, cuidándolo, racionalizando o programando la inversión, y ahorrando lo poquito que se puede ahorrar..

En este contexto señalamos a las cajas comunitarias o las cooperativas de ahorro y crédito como muy importantes para aprender a manejar el dinero de la manera más conveniente.

Homilía

Queridos hermanos y hermanas: nuestra reflexión apunta a algunas cosas sencillas en cuanto a cómo manejar el dinero. Son sencillas y sabidas por la mayoría, no obstante es bueno recordarlas.

Fíjese que el problema de dinero ha sido de todos los tiempos, desde cuando se empezó a hacer negocios, a base de dinero.

En el tiempo de Jesús solo los grandes, las poderosas familias de Jerusalén y los grandes terratenientes de Tiberíades pudieron acumular monedas de  oro y de plata; los campesinos jornaleros, apenas podían conseguir  algunas monedas de bronce y de cobre.

La  gran mayoría no tenía dinero, vivían del intercambio. Intercambiaban productos y esto, dentro de un régimen de mera subsistencia.

Esto nos hace entender de que el tema del dinero, es decir, su concentración en manos de pocos, es una problemática que se ha presentado a lo largo de la historia, hasta hoy en día.

Jesús toca a menudo el tema del dinero. Como él no tenía ni tierra, ni un trabajo fijo. Evidentemente ha tenido que trabajar a veces, para poder subsistir, pero no tenía un trabajo fijo. Por consiguiente, tenía una libertad total para tocar este tema del dinero. Todo parece que para Jesús el dinero era, de por si, injusto. Para Jesús, parece que no existía un dinero limpio.

Injusto, porqué se consigue muchas veces, por supuesto, no siempre, a base de explotación y porque muchos que tienen dinero no lo comparten con los más necesitados. Por esto, en general Jesús habla de un dinero injusto.

A continuación trataremos de decir como cuatro cosas

1.El dinero, hay que cuidarlo. Sobre todo los que tienen poco deben cuidarlo bastante. No podemos nunca caer en lo que se podría llamar un despilfarro de dinero, es decir, gastar el dinero sin que haya para eso una programación. Seguramente es más importante invertir para garantizar a la familia la alimentación, que invertir para recargar el celular. No invertir en cosas secundarias o superfluas.

2.Reforzando la idea anterior. Debemos invertir de acuerdo a un presupuesto elaborado con la participación de todos los miembros de la familia, no solo los padres, también los hijos e hijas en la medida que vayan creciendo .A esto nos referimos cuando hablamos de programar la inversión.

A nosotros, en general, no nos gusta programar o elaborar un presupuesto, somos un tanto desordenados. Y esto nos puede traer problemas, hasta se podría decir que es un deber cristiano. Pues, solo así podemos garantizar una inversión que cubre las necesidades prioritarias de la familia.

3.Es necesario saber ahorrar, que sea poco. Tarde o temprano puede presentarse una emergencia, o la oportunidad de iniciar una pequeña iniciativa económica, es bueno que entonces podemos echar mano de nuestros pequeños ahorros.

Nos pueden ayudar bastante las cajas comunitarias que están organizando en nuestra comunidad. Nos van enseñando como manejar el dinero y como saber ahorrar. Hay que valorar estos pequeños esfuerzos que nos pueden ayudar bastante.

4. Lo más importante, desde el punto de vista cristiano, es compartir el dinero con los más pobres, con los más necesitados. Es lo mejor que podemos hacer, frente a los ojos de Dios.

Viene a la mente el pasaje del joven rico. Quiere saber lo que tiene que hacer para alcanzar la salvación. Y cuando se jacta de que desde muy joven está cumpliendo con los mandamientos de Dios. Jesús le dice, solo le falta una cosa: vaya a compartir todo lo que tiene con los pobres y después vuelva para integrarse al grupo de los discípulos.

El evangelio de hoy resulta bastante confuso ,pero llevemos de acá todos estos consejos que hemos estado señalando y sobre todo no olvidemos que acaparar, acumular o concentrar el dinero en manos de unos pocos, no está de acuerdo con el plan de Dios, El dinero es para compartirlo y que al final todos y todas tengan lo suficiente para garantizar una vida con dignidad.