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El lugar conocido como la barranca del Sisimico, es un territorio de gran importancia para los estudios del tema geológico, especialmente el Departamento de San Vicente, por su riqueza paleoecológica, por sus hallazgos de fósiles marinos y terrestres que están insertados en las paredes sedimentarias de la barranca.

En tiempos pasados, de esos terrenos se sacaron una voluminosa osamenta intacta, quizás pertenecía a un Mastodonte Angustidens, que más tarde se le diera como regalo al Papá, la que fue expuesta en el Museo del Vaticano.

Los habitantes del pueblo, ante aquel hallazgo de gigantescos huesos, mantienen la creencia que fueron tierras habitadas por gigantescos seres mitológicos.

A partir de esto, se originó la leyenda de la barranca. Muchos, sostienen que en este lugar vivía un gigantesco a quien bautizaron con el nombre de Sisimico, quien descansaba en amplios espacios, mientras que colocaba sus brazos en las paredes, quien disfrutaba con su ojo ciclópeo de las bellezas naturales que lo rodeaban.

La palabra “Sísimico” es una palabra náhuatl, formada de vocales simples “simitl”, qué quiere decir duende o hechicero, y “co” sufijo, que significa osea, finalmente traduce: territorio de duendes o adivinos. Pero, en el año 2009, a causa de fenómenos naturales “La Barranca del Sismo” junto a su belleza y su agua cristalina y de tono azul, se desvanecieron.