El poder de la fe

De CEBES Perquín

Ciclo Litúrgico:  C-27-del-tiempo-ordinario.

Temas: fe, inteligencia, corazón, voluntad.

Evangelio según San Lucas (17, 5-10).

En aquel tiempo, los apóstoles dijeron al Señor: “Auméntanos la fe”. El Señor les contestó: Si tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decir a ese árbol frondoso: Arráncate de raíz y plántate en el mar, y los obedecería.

¿Quién de ustedes, si tiene un siervo que labra la tierra o pastorea los rebaños, le dice cuando éste regresa del campo: Entra enseguida y ponte a comer? ¿No le dirá más bien: Prepárame de comer y disponte a servirme, para que yo coma y beba; después comerás y beberás tú? ¿Tendrá acaso que mostrarse agradecido con el siervo, porque éste cumplió con su obligación?

Así también ustedes, cuando haya cumplido todo lo que se les mandó, digan: "No somos más que siervos, sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer”.

Resumen:

Queridos hermanos y hermanas: estamos concluyendo nuestra celebración. Tuvimos una pequeña reflexión sobre la fe y sobre el servicio. Sobre la fe hemos dicho tres cosas:

1.Toda nuestra persona (inteligencia, corazón, voluntad) está involucrada en el acto de la fe. Más que de fe, debemos hablar de apertura y de entrega a Dios, quién, entonces, se hace el primero y el último en nuestra vida.

2.Hemos insistido, a partir de una palabra de Santiago y a partir de una frase, muy bonita, de Teresa de Calcuta, de que la fe es práctica y si no es práctica no es nada, no existe.

3.Para nosotros cristianos la práctica tiene que ser de acuerdo a la práctica de Jesús .Creer en Jesús es vivir como Jesús vivió. Y esto, es vivir a plenitud. A partir de esto podemos entender como Jesús define la fe como una fuerza poderosa. El servicio, de acuerdo con lo que Jesús afirma en la segunda parte del evangelio, debe ser un servicio, si quiere ser un servicio inspirado en la palabra y el ejemplo de Jesús, desinteresado, espontaneo y nunca obligado; Y además se trata de un servicio, a cambio de nada, un servicio gratuito.

Muchas veces ,en relación con el servicio que prestamos en las comunidades, más que palabras de agradecimientos, escuchamos, de alguna gente, críticas que no abonan a nada. Esto no debe desanimarnos. Aún en estas circunstancias, debemos seguir aportando.

“Somos servidores, no necesarios, hemos hecho lo que era nuestro deber”.

Homilía

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Queridos hermanos y hermanas: las lecturas de hoy nos presentan dos temas para nuestra reflexión, la fe y el servicio Sobre la fe dice la lectura una sola cosa, dice que: La fe es una fuerza poderosa, que nos capacita para ir venciendo toda clase de dificultades que se puedan presentar en nuestra vida. Jesús lo dice con estas palabras: ”si tuvieran fe aún que fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decir  a ese árbol frondoso, arráncate de raíz y plántate en el mar y les obedecería”.

Pero antes de afirmar esto, es necesario, precisar como entendemos nosotros lo que es la fe.

1. La fe no es un acto exclusivo de la inteligencia. Como que aquí hay una serie de verdades y yo, con mi inteligencia, tengo que conocer estas verdades, comprenderlas y aceptarlas La fe no es solo eso, es, antes que nada, una respuesta a Dios, en la que está implicada toda mi persona. En lugar de decir fe, podemos decir entrega. La fe es una entrega, sin reservas, a Dios y Dios se hace entonces el primero, y el último en nuestra vida.

Entonces la fe, sí tiene algo que ver con la inteligencia, pero también tiene algo que ver con el corazón y con la voluntad que podemos tener o no tener. La fe es abrirnos y entregarnos a este ser misterioso que es Dios y Dios se vuelve, entonces, el centro de nuestra vida.

Que la fe no es un acto exclusivo de la inteligencia, de ahí podemos entender que, haya personas poco estudiadas, pero tienen una fe más honesta y más profunda que personas que han estudiado. Precisamente por esto, porque la fe, no es un acto exclusivo de la inteligencia, en el acto de la fe se involucran toda la persona, se trata de una entrega total a Dios. Y se entiende fácilmente que mucha gente poco estudiada pueda tener mayor disposición, que gente intelectualmente muy preparada.

2. La fe se manifiesta ,a través de una práctica.

Según el apóstol Santiago, la fe que no produce obras es una fe muerta, y una fe muerta es una fe que no existe. La fe debe traducirse en obras. La fe es práctica o no es nada Teresa de Calcuta ,recientemente canonizada, dice: ”Del silencio pasamos a la plegaria, de la plegaria a la fe, de la fe al amor , del amor al servicio y del servicio a la paz”.

Releyendo y comentando esa frase de Teresa de Calcuta.

  • Del silencio a la plegaria

Necesitamos momentos de silencio, apartarnos del bullicio del mundo, para ponernos en presencia de Dios y orar. Hay demasiadas cosas que nos pueden distraer y dificultar el encuentro con Dios. No somos amantes del silencio. Estos momentos de silencio hay que crearlos, pues, son indispensables.

  • De la plegaria a la fe.

Orar es abrirnos a Dios y a su voluntad. Es el momento de entrega, de fe auténtica Podemos decir que de la oración nace la fe y la entrega a aquel ser misterioso  que es Dios que ha creado el universo y a todo lo sostiene y le da sentido y futuro.

  • De la fe al amor.

Vamos dándole a Dios el lugar principal en nuestra vida. El nos ama y nosotros lo amamos, Dios no es una palabrita de cuatro letras, sino que es alguien que nos ama y a quien amamos del amor al servicio el amor necesariamente tiene que traducirse en obras. No puede quedarse en un mero sentimiento. Fe ,sin obras, es una fe muerta. O como ya dijimos, fe es práctica o no es nada.

  • Del servicio a la paz.

Sirviendo a Dios, sirviendo a nuestros hermanos, vamos construyendo entre todos y todas un mundo hermanado, bajo la mirada bondadosa de Dios, un mundo en Paz.

Hay una lógica en lo que dice la Santa Teresa de Calcuta. Y ,a partir de lo que ella dice, una vez más nos convencemos de que la fe es una práctica.

3.La fe es una práctica, pero una práctica de acuerdo a la práctica de Jesús, creer en Jesús, es vivir como vivió Jesús:

-Con esta misma pasión, por la verdad, por la justicia;

-Es vivir con esa misma disposición, a hacer el bien, aún en medio de circunstancias difíciles;

-Es vivir como Jesús, con ese mismo amor predilecto por los más pequeños;

-Es vivir con la misma disposición de dar la vida o de nuestra vida, a fin de que otros tengan vida ,y vida abundante;

- Es vivir con esa misma profunda confianza en Dios Padre, convencidos de que Él en ningún momento nos va defraudar..

Fe es entrega, fe es práctica, según la práctica de Jesús, es contribuir a una buena convivencia entre todos y todas, como acabamos de explicar. Entendiendo todo esto, muy bien podemos reafirmar lo que el evangelio de hoy nos está diciendo, de que la fe es una fuerza poderosa, que nos mueve a todos y a todas, y que nos capacita para ir venciendo cualquier circunstancia difícil, que se va presentando en nuestra vida.

Falta todavía una palabra  sobre el servicio, inspirándonos en la segunda parte del evangelio.

Jesús partiendo de un ejemplo de la vida cotidiana de los judíos, marca la diferencia y la similitud, entre el servicio común que presta un trabajador y el servicio que presta una persona que se inspira en el ejemplo y en la palabra de Jesús.

Dice el evangelio, que el trabajador común hace el servicio, presta el servicio, obligadamente. El patrón ha dicho, esto es lo que tiene que hacer y lo tiene que hacer, no tiene otra alternativa.

El servicio de la persona, inspirada en el ejemplo y en la palabra de Jesús, es un servicio desinteresado, podemos decir, espontaneo, nada obligado. Yo hago esto porque a mí me nace.

En  el caso del trabajador común el servicio, y aquí marca otra diferencia, es a cambio de un salario que espera recibir. Su motivación, tal vez, la única, es la obtención de un salario.

En el caso de una persona, inspirada por el ejemplo y la palabra de Jesús, no es así, el servicio que va prestando es, a cambio de nada, es un servicio ,como se dice, gratuito.

Además de estas dos diferencias, el evangelio plantea una similitud, el trabajador común, no recibirá, ni espera agradecimiento de su patrón.

Tampoco aquel que presta un servicio, inspirado en la palabra y el ejemplo de Jesús, debe estar esperando palabras de gratitud. Si algunos nos agradecen lo que estamos haciendo, mejor, pero nuestra entrega no debe depender de esto. Si por cada cosa que hacemos estamos esperando que nos agradecen, entonces nos vamos a frustrar una y otra vez, y podríamos llegar a abandonar el servicio que estamos prestando.

Los discípulos, al inicio del evangelio, le dicen a Jesús, auméntanos la fe. Definitivamente tenemos necesidad de robustecer nuestra fe y de crecer en cuanto al servicio que prestamos y en cuanto a nuestra practica en general.