Nabá o la leyenda del bálsamo.

De CEBES Perquín

Cuenta la leyenda que Nabá era una hermosa princesa, enamorada del príncipe Huitzi, pero el Atlacatl, no aceptaba el amor y la unión entre la bella joven y el príncipe, por considerarlo su enemigo acérrimo, debido a que provenía de los maya-quiché.

Rechazo categóricamente la conquista del joven enamorado, porque éste no poseía buena posición en la realeza, entonces, el príncipe agarra de manera violenta a la doncella que estaba junto a su padre.

Siendo en el mes de mayo, una noche de tormentas, rayos y centellas, las aguas de los ríos inundaban el territorio y desde las tupidas montañas de la costa, se alcanzaba a escuchar el estruendo del océano Huitzi, intentando asombrar al listo Atlacatl, pero fue sorprendido por una fuerte asechanza.

Sus soldados que lo acompañaban quedaron regados en el campo, que quedó con una alfombra de cuerpos fallecidos y otros heridos. Entre los asistentes heridos, estaba abandonado el cuerpo del príncipe Huitzi.

A la princesa Nabá, le llevan la novedad del acontecimiento, de que su enamorado lo habían dominado y era posible que su cuerpo yacía en el campo de batalla, se aprovechó del momento que los contrincantes festejaban la victoria, y se fue al lugar con seis de sus mejores amigas que la admiraban, se fueron en altas horas de la noche lóbrega y arribaron al sitio de aquel fatídico hecho.

Por órdenes de Nabá, durante esa noche triste y fría, las seis mujeres estuvieron vendando y deteniendo la sangre que fluía de los cuerpos heridos de sus opositores, además les daban de beber el último sorbo de su agua en sus suaves manos.

Al amanecer junto con el brillante sol, Atlacatl, uno de sus espía,  le llega  con la noticia de lo que estaba sucediendo, presenció el lugar, y para su asombro lleno de ira observa cómo su amada hija colocaba entre sobre sus piernas, la cabeza sin vida de Huitzi.

El rey enfurecido, por la actitud de su hija, se acercó a un guerrero y tomo el arco y la flecha traspasando el frágil  e inocente cuerpo de su doncella. Las otras jóvenes que acompañaban a la princesa, también fueron asesinadas, y las sepultaron en un lugar histórico.

Con el transcurso de los años, aquel lugar histórico y envuelto en misterio, vieron crecer siete espectaculares y majestuosos árboles, hasta la presente no se ha conocido de que se tratan, lo más cierto que se brotan un exquisito olor que invade todo el lugar, además de emanar un líquido color púrpura que sana heridas.

Cuenta la leyenda, que los árboles son considerados un bálsamo, por lo que fue bautizado el árbol milagroso “Nabá”. En aquel sombrío territorio de la costa del Pacífico, ahora conocida “Costa del bálsamo”, desde entonces florece el Nabá sagrado, árbol con hermosa presencia, poderoso y sanador de heridas, no le importa si ayuda a sus enemigos.