Bibliografia Gabriela Mistral
En costa lejana y en mar de Pasión, dijimos adioses sin decir adiós.
Y no fue verdad la alucinación.
Ni tú la creíste ni la creo yo, «y es cierto y no es cierto» como en la canción.
Que yendo hacia el Sur diciendo iba yo: «Vamos hacia el mar que devora al Sol».
Y yendo hacia el Norte decía tu voz: «Vamos a ver juntos donde se hace el Sol».
Ni por juego digas o exageración que nos separaron tierra y mar, que son ella, sueño y el alucinación.
No te digas solo ni pida tu voz albergue para uno al albergador.
Echarás la sombra que siempre se echó, morderás la duna con paso de dos...
Para que ninguno, ni hombre ni dios, nos llame partidos como luna y sol; para que ni roca ni viento errador, ni río con vado ni árbol sombreador, aprendan y digan mentira o error del Sur y del Norte, del uno y del dos!
como recuerdo mis infancias. Son países de mar o río, de pastales, de vegas y aguas. Aldea mía sobre el Ródano, rendida en río y en cigarras; Antilla en palmas verdi-negras que a medio mar está y me llama; ¡roca lígure de Portofino, mar italiana, mar italiana! Me han traído a país sin río, tierras-Agar, tierras sin agua; Saras blancas y Saras rojas, donde pecaron otras razas, de pecado rojo de atridas que cuentan gredas tajeadas; que no nacieron como un niño con unas carnazones grasas, cuando las oigo, sin un silbo, cuando las cruzo, sin mirada. Quiero volver a tierras niñas; llévenme a un blando país de aguas. En grandes pastos envejezca y haga al río fábula y fábula. Tenga una fuente por mi madre y en la siesta salga a buscarla, y en jarras baje de una peña un agua dulce, aguda y áspera. Me venza y pare los alientos el agua acérrima y helada. ¡Rompa mi vaso y al beberla me vuelva niñas las entrañas!
En costa lejana y en mar de Pasión, dijimos adioses sin decir adiós. Y no fue verdad la alucinación. Ni tú la creíste ni la creo yo, «y es cierto y no es cierto» como en la canción. Que yendo hacia el Sur diciendo iba yo: «Vamos hacia el mar que devora al Sol». Y yendo hacia el Norte decía tu voz: «Vamos a ver juntos donde se hace el Sol». Ni por juego digas o exageración que nos separaron tierra y mar, que son ella, sueño y el alucinación. No te digas solo ni pida tu voz albergue para uno al albergador. Echarás la sombra que siempre se echó, morderás la duna con paso de dos... Para que ninguno, ni hombre ni dios, nos llame partidos como luna y sol; para que ni roca ni viento errador, ni río con vado ni árbol sombreador, aprendan y digan mentira o error del Sur y del Norte, del uno y del dos!
En costa lejana y en mar de Pasión, dijimos adioses sin decir adiós.
Y no fue verdad la alucinación.
Ni tú la creíste ni la creo yo, «y es cierto y no es cierto» como en la canción.
Que yendo hacia el Sur diciendo iba yo: «Vamos hacia el mar que devora al Sol».
Y yendo hacia el Norte decía tu voz: «Vamos a ver juntos donde se hace el Sol».
Ni por juego digas o exageración que nos separaron tierra y mar, que son ella, sueño y el alucinación.
No te digas solo ni pida tu voz albergue para uno al albergador.
Echarás la sombra que siempre se echó, morderás la duna con paso de dos...
Para que ninguno, ni hombre ni dios, nos llame partidos como luna y sol; para que ni roca ni viento errador, ni río con vado ni árbol sombreador, aprendan y digan mentira o error del Sur y del Norte, del uno y del dos!