Diferencia entre revisiones de «El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo»
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Revisión actual del 15:32 2 sep 2023
Fecha: Domingo 03 de septiembre de 2023
Ciclo litúrgico: 22° domingo del tiempo ordinario - Ciclo A
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 16, 21-27
Jesús comenzó a anunciar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén, y sufrir mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.
Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo, diciendo: “Dios no lo permita, Señor, eso no sucederá”.
Pero Él, dándose vuelta, dijo a Pedro: “¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Tú eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres”.
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: “El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará.
¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?
Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras”.
Homilía
Jesús debe haber sentido alguna satisfacción. Acaba de hacer un sondeo respecto a cómo opina la gente en general y cómo opinan los discípulos acerca de quién es él. Salieron buenas respuestas. La gente en general lo ve con las características de un profeta y los discípulos lo ven como el Mesías, el que había sido enviado para salvar, al menos según su portavoz el apóstol Pedro.
Las buenas respuestas le animan a Jesús para tocar otro tema aún más delicado, es decir, cómo percibe él, el desenlace de su vida. Comenzó
a explicar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén, padecer mucho por causa de los ancianos, sumos sacerdotes y letrados, sufrir la muerte y al tercer día resucitar.
Aquí cambia el panorama. Las actitudes y las opiniones de los discípulos ya no son tan favorables. De nuevo es Pedro que reacciona. Lo llevó, a Jesús, aparte, y lo reprende. Quiere que Jesús desista de esta idea, una vez para siempre.
Jesús rechaza la propuesta de Pedro y le dice estas durísimas palabras: ¨Aléjate, Satanás. Quieres hacerme caer, piensas como los hombres y no como Dios. A juicio de Jesús, si esto es el camino que seguir, para salvar a la humanidad, nadie tiene el derecho de alejarle de este camino¨.
Según el teólogo José María Castillo respecto a lo que plantea Jesús, los discípulos solo podían reaccionar de dos maneras:
1.Rechazar y resistirse a que su Maestro acabara su vida de forma tan cruel y vergonzosa (así es la reacción del apóstol Pedro).
O 2. Si es que efectivamente se iban a quedar sin Jesús, lo lógico es que se les ocurriera pensar y resolver, quién iba a ser el nuevo dirigente del grupo. De ahí sus discusiones internas sobre quién entre ellos es, y será, el más importante.
Dice literalmente, aclarándonos las actitudes y opiniones de los discípulos,
¨Los discípulos de Jesús lo habían dejado todo por ir y estar con él. Mientras Jesús fue un triunfador que atraía a las multitudes y era admirado por el pueblo, aquellos pescadores y pecadores lo dejaron todo y se fueron con Jesús que seducía a las masas. Pero cuando se dieron cuenta de que Jesús era un hombre amenazado que anunciaba un fracaso final, quedó patente de que aquellos presuntos seguidores de Jesús eran en realidad hombres que estaban dispuestos a triunfar mientras Jesús triunfó. Pero cuando el propio Jesús empezó a predecir que se venía encima un fracaso mortal, el ambiente del grupo se enrareció.
Todo esto nos viene a decir que, aunque los primeros discípulos de Jesús abandonaron casa, familia, trabajo…el mero hecho de abandonar lo que se ve y se palpa no oculta la realidad de que aquellos hombres seguían fijados, cada uno, en su propio yo.
El seguimiento a Jesús pueda que nos pida la renuncia a muchas cosas que valoramos en esta vida, pero la renuncia más difícil es la renuncia a nuestro propio yo.
Los discípulos habían renunciado a tantas cosas para seguir a Jesús, sin embargo, a pesar de tantos años junto a Jesús y de tantas enseñanzas recibidas del propio Jesús, seguían fijándose en su propio yo.
Nosotros y nosotras igualmente nos gusta ser valorados como importantes, como protagonistas de ciertas obras, como audaces a la hora de decir la verdad, etc. pero cuando escuchamos alguna amenaza, desaparecemos del escenario y quedamos mudos para siempre.
El seguimiento a Jesús nos pueda exigir incluso, aunque no lo buscamos, la entrega de vida. En esto y en la respuesta que dieron está precisamente la grandeza de nuestros mártires.
Después del altercado con Pedro Jesús coloca tres frases. Con ellas resalta el núcleo de su mensaje. Tres frases que dan vuelta al pensamiento común.
¨El que quiera venirse conmigo, que se niegue a si mismo, que cargue con su cruz y me siga¨.
¨Si uno quiere salvar su vida la perderá; pero él que la pierda por mí, la encontrará¨.
¨ ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si malogra su vida?
Con estas frases tan paradójicas, Jesús nos está invitando a vivir como él: agarrarse ciegamente a la vida pueda llevar a perderla; arriesgarla de manera generosa y valiente lleva a salvarla.
Solo desde la práctica de Jesús podemos entender estas frases.
Solo desde la práctica de muchos compañeros y compañeras que sin saberlo, vivían con esta misma mística estos años del conflicto, tal como lo expresan en uno de sus poemas:
Si no vienes a dar el corazón y la vida no te molestes en entrar porque en tu entrada comienza tu salida.
Si tu vienes a buscar un lecho para una ocasión mullida, no te molestes en entrar donde la flor más bella es una herida.
Este es un lugar propicio tan solo para el sacrificio.
Aquí tienes que ser el último en comer,
El último en tener
El último en dormir y
El primero en morir
Al concluir la homilía queremos insistir en el simbolismo de la cruz. Representa todo sufrimiento inherente a nuestra condición humana y producto del seguimiento a Jesús.
Para evitar que entendamos el evangelio como un elogio al sufrimiento (lo cual sería un mal entendido) es necesario, una vez más precisar como debemos, siendo seguidores de Jesús, cargar la cruz.
1.No debemos buscar la cruz o el sufrimiento, pero tampoco evitarlo a toda costa. (Está claro que Jesús no busca el sufrimiento, pero donde se presenta lo asume)
2.No hay que ver el sufrimiento como algo fatal, como una cruz que se arrastra porque no hay de otra.
No olvidemos que Jesús toda la vida luchó contra el sufrimiento. Su objetivo principal era contribuir a la felicidad de todos sus hermanos y hermanas.
3.Como cristianos nos corresponde asumir la cruz, dentro de una perspectiva de esperanza.
Como dice José María Castillo: ¨Si hoy seguimos apelando a la esperanza es poque sigue habiendo hombres y mujeres que no se resignan, ni se callan ante el sufrimiento que aplasta a millones de seres humanos. Y estamos seguros mientras haya rebeldía ante el dolor del mundo, habrá esperanza¨.
Padre Rogelio Ponseele
Referencias
Liturgia del evangelio tomado de: https://www.eucaristiadiaria.cl/dia_cal.php?fecha=2023-09-03