Diferencia entre revisiones de «Mándame ir a tu encuentro sobre el agua»

De CEBES Perquín
 
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'''''+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 14, 22-33'''''
 
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'''Padre Rogelio Ponseele'''
 
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'''Liturgia del evangelio tomado de:''' https://www.eucaristiadiaria.cl/dia_cal.php?fecha=2023-08-13
 
'''Liturgia del evangelio tomado de:''' https://www.eucaristiadiaria.cl/dia_cal.php?fecha=2023-08-13

Revisión actual del 15:03 17 ago 2023

Fecha: Domingo 13 de agosto de 2023

Ciclo litúrgico: 19° domingo del tiempo ordinario - Ciclo A

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 14, 22-33

Después de la multiplicación de los panes, Jesús obligó a los discípulos que subieran a la barca y pasaran antes que Él a la otra orilla, mientras Él despedía a la multitud. Después, subió a la montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí, solo.

La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas, porque tenían viento en contra. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. Es un fantasma, dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar.

Pero Jesús les dijo: Tranquilícense, soy Yo; no teman.

Entonces Pedro le respondió: Señor, si eres Tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua.

Ven, le dijo Jesús. Y Pedro, bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a Él. Pero, al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: Señor, sálvame. Enseguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?

En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en ella se postraron ante Él, diciendo: Verdaderamente, Tú eres el Hijo de Dios.

Homilía

En el evangelio de hoy, se distingue cuatro pequeñas escenas. Cada escena nos transmite un mensaje particular.

1ª escena:

   Después de una densa jornada, Jesús manda a los discípulos a la otra ribera del lago. El quedará todavía para despedir a la gente y dedicar un largo tiempo a la oración.

  Después de toda una jornada, cualquiera siente algún cansancio. Esto no le impide a Jesús despedirse de la gente. Es una muestra más de su amor a la gente y su generosidad en el cumplimiento de la misión encomendada.

  Los momentos de oración en la vida de Jesús, de acuerdo con los evangelios, son innumerables. Nadie duda que Jesús ha sido un hombre de mucha oración.

¿Qué es orar? De manera breve y yendo al fondo de lo que es orar, podemos decir que orar es colocarse en la presencia de Dios, con el afán de sintonizar con lo que es su voluntad.

Rezar sería diferente y consistiría en colocarse ante Dios, repitiendo una y otra vez las mismas palabras. Cuidado, nada despreciable, cuando, a la larga, esa manera de rezar se va convirtiendo igualmente en una manera de colocarse en presencia de Dios y de sintonizar con su voluntad.

Dicho sea de paso, de M.R. se afirma lo mismo. Fue un hombre de oración. Conocemos, así lo dice Padre Ion Sobrino, su oración solitaria, sus rezos sencillos y populares. Comunicarse con Dios fue para él algo tan sencillo y normal como la vida misma. En esto hay para todos nosotros un reto. ¿Qué importancia estamos dando nosotros a la oración?

2ª escena

    Dice el evangelio que los discípulos ya  se habían alejado bastante de la tierra. Estaban enfrentados a una fuerte tormenta. Las olas azotaban la barca y el viento era contrario.

De madrugada, Jesús, se les acercó andando sobre el agua. Pensaban que era un fantasma, producto de su imaginación. Se asustaron y se llenaron de miedo. Jesús les dijo: ¨Ánimo, soy yo, no tengan miedo¨.

  Se nota las ganas que tiene Jesús para estar con sus discípulos. No espera otra barca. Concluida su oración comienza a caminar sobre las aguas del mar. A aquellos discípulos que, a causa de la tormenta, están pasando un mal momento, les quiere transmitir su fuerza, su seguridad y su confianza absoluta en el Padre.

Al contar este episodio, el evangelista Mateo tiene presente a sus comunidades cristianas, amenazadas desde fuera por la hostilidad y desde dentro por el miedo y la poca fe. El mensaje que va para ellas es evidente: no pierdan la confianza, mantengan la fe.

Actualizando el mensaje.  También hoy, así lo dice Pagola, ¨en la iglesia de Jesús ha entrado el miedo y no sabemos cómo liberarnos de él. Tenemos miedo al desprestigio, la pérdida de poder y el rechazo de la sociedad. Nos tenemos miedo unos a otros: la jerarquía endurece su lenguaje, los teólogos perdemos libertad, los pastores prefieren no correr riesgos, los fieles miran con temor el futuro ¨. En este sentido el mensaje del evangelio vale igualmente para nosotros. No perdamos la confianza, mantengamos la fe, sigamos inspirándonos en el ejemplo de Jesús, sigamos contribuyendo a una iglesia dinámica, viva, fiel a Jesucristo, comprometida de verdad en construir una sociedad más humana.

Me gustan los versos de un tal Antonio Machado: Creí mi hogar apagado, revolví las cenizas…me quemé la mano.

  Como sucede, por el miedo que tienen, al ver a Jesús caminando sobre las aguas, lo ven como un fantasma, producto de su estado emocional. No lo ven como una persona real.

Jesús no es un fantasma sino una persona real. Nació en Belén, recorrió nuestra historia haciendo el bien, fue capturado y condenado, murió crucificado, pero Dios lo libró de las ataduras de la muerte pues no era posible que quedase bajo el poder de la muerte.

Jesús está vivo en medio de nosotros, en él podemos confiar.

3ª escena

Aparece Pedro, como siempre audaz y a la vez débil. Respondiendo a la invitación de Jesús, sale de la barca, y comienza a caminar sobre las aguas, acercándose a Jesús. Camina seguro sobre las aguas, luego le entra miedo, siente la fuerza del viento, y comienza a hundirse y gritó: ¨Señor, sálvame. Jesús extendió la mano, lo agarró y le dije: ¨qué poca fe, ¿por qué has dudado¨?

Es de resaltar su audacia y de lamentar su poca fe y confianza.

La audacia es importante para dar los primeros pasos, para salir del lugar donde nos hemos acomodado. Pero no es la audacia que ha salvado a Pedro. Es, más bien, Jesús, en quien finalmente puso toda su confianza.

Creer es caminar sobre el agua y no sobre tierra firme. Es decir, se trata de apoyar nuestra existencia en Dios, no tanto en nuestra propia fe, argumentos y definiciones; vivir sostenidos no por nuestra seguridad, sino por nuestra confianza en él.

4ª escena

Todos, incluyendo Jesús subieron a la barca. El viento amainó. Los discípulos se postraron ante Jesús diciendo: ¨Realmente eres Hijo de Dios¨!

Su admiración hacia Jesús no fue porque caminó sobre las aguas, o aún cansado tomó tiempo para despedirse de la gente, o dedicó parte de la noche a la oración, o salvó a Pedro que se estaba hundiendo o se impuso al viento no, fue porque experimentaron que estando él, junto a ellos, las cosas son diferentes: hay tranquilidad, hay confianza, se tiene la sensación que todo saldrá bien, sea cual sea la situación que se presenta.

  Este es el reto que nos plantea el evangelio de hoy: Aprender a confiar en Dios¨

Según Pagola: El será siempre esa presencia comprensiva y exigente que necesito, esa mano fuerte que sostendrá en la debilidad, esa luz que me guiará por sus caminos. Él me invitará siempre a caminar diciendo ¨si¨ a la vida. Un día, cuando termina mi peregrinación por este mundo, conoceré junto a Dios, la paz y el descanso, la vida y la libertad.

Padre Rogelio Ponseele

Referencias

Liturgia del evangelio tomado de: https://www.eucaristiadiaria.cl/dia_cal.php?fecha=2023-08-13