Diferencia entre revisiones de «Encontraron a María, a José y al recién nacido.»
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(Sin diferencias)
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Revisión actual del 15:53 15 feb 2023
Fecha: 01-01-2023.
Ciclo Litúrgico: Ciclo A - Santa Maria, Madre de Dios.
+Evangelio según San Lucas (2, 16-21).
Los pastores fueron rápidamente adonde les había dicho el Ángel del Señor, y encontraron a María, a José y al recién nacido acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño, y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que decían los pastores.
Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón. Y los pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, conforme al anuncio que habían recibido.
Ocho días después, llegó el tiempo de circuncidar al niño y se le puso el nombre de Jesús, nombre que le había sido dado por el Ángel antes de su concepción.
Homilía
El evangelio de hoy es breve, se limita a cinco versículos. Se pueda verlo como una foto que presenta a los personajes principales: los pastores, San José, Santa María y el niño Jesús. Cada uno de estos personajes ha tenido un papel específico.
La presencia de los pastores en todo aquel acontecimiento no es solo de ver como un dato histórico sino más bien como un elemento teológico. Deja bien claro, desde el comienzo del evangelio quiénes estuvieron cerca de Jesús, entre quienes nació y para quiénes vino aquel niño. El pastor era un auténtico marginado en aquella sociedad. Se veía en el a un delincuente, a un ladrón o a un tramposo. Que no haya duda: para salvar, liberar, a esta clase de gente vino Jesús. Así lo entendían los mismos pastores. Había nacido para ellos un libertador. Y por eso como dice el evangelio se apresuraron para encontrarse con él.
San José ahí está, siempre atento, siempre dispuesto, cuidando y protegiendo a la familia. Lleva a María embarazada a su casa; es su mano derecha, durante el traslado a Belén; garantiza las condiciones mínimas y necesarias, para el parto; se ubica con ella y el niño Jesús en el pueblo de Nazaret; ante la amenaza de Herodes lleva a María y al niño a Egipto; Al cambiar las condiciones en Nazaret vuelve a ubicarse ahí; con María asume la educación del niño, tarea que existe de ambos mucha dedicación y responsabilidad.
Nosotros diríamos tal vez: San José, hombre de pocas palabras, pero de una disponibilidad total.
Santa María resulta evidentemente la protagonista principal de todo el acontecimiento: ella dio su consentimiento ante la propuesta del ángel Gabriel, dio a luz al niño y asumió junto a José toda la responsabilidad de un hogar. Una vez más quisiera hacer referencia a su canto. En él, manifiesta cómo ha sido ella. En primer lugar: se reconoce como muy favorecida de Dios, dice “él miró la condición humilde de su esclava e hizo grandes cosas para mi” No cabe duda que María ha sido muy relacionada y muy agradecida ante Dios.
En segundo lugar: se da a conocer como una mujer muy atenta a la presencia liberadora de Dios en su pueblo: señala en su canto las diferentes acciones de Dios a favor de su pueblo: “Su brazo llevó a cabo hechos heroicos: arruinó a los soberbios con sus maquinaciones; sacó a los poderosos de sus tronos y puso en su lugar a los humildes; repletó a los hambrientos de todo lo bueno y despidió vacíos a los ricos; de la mano tomó a Israel, su siervo, demostrándole así su misericordia.
En el canto, María hace la síntesis de toda auténtica vida cristiana que se resume en “amar a Dios y amar al pueblo” María, en realidad, era una mujer muy de Dios y muy del pueblo.
Volviendo al evangelio de hoy, los pastores ante la presencia de María cuentan, con entusiasmo, todo lo que habían escuchado de parte de los mensajeros sobre este niño y dice el evangelio que María conservaba y meditaba todo en su corazón. Da a entender que María no tenía todo totalmente claro desde el inicio. Por eso: oye, lo conserva y lo medita y en la medida que lo vaya entendiendo va dando pasos. De esta manera, María nos da una lección: primero oír lo que unos y otros dicen, después conservarlo y meditarlo y en la medida que lo vayamos entendiendo dar pasos.
Por último, el niño está ahí, recién nacido y l ponen por nombre Jesús. Jesús quiere decir “Dios salva”. Una buena manera de ordenar la labor pastoral es clasificar los esfuerzos en tres apartados: La pastoral de evangelización que reúne a todos los esfuerzos por dar a conocer y profundizar la buena nueva; la pastoral litúrgica que abarca toda clase de celebraciones y la pastoral social que promueve toda actividad que tiene el propósito de mejorar las condiciones de vida a nuestra gente.
La pastoral que, a nivel de la iglesia, más descuidamos es, demasiadas veces, la pastoral social. Es que nos hace falta un concepto integral de lo que es “salvar”, el término con qué se define la misión de Jesús y por consiguiente también nuestra misión. Dice José Antonio Pagola: “Nuestra primera tarea también hoy es proclamar que Dios está cerca de nosotros, empeñado en salvar la felicidad de la humanidad. Pero este anuncio de un Dios salvador no se hace solo a través de discursos y palabras sugestivas. No se asegura solo con catequesis ni clases de religión. Jesús nos recuerda la manera de proclamar a Dios; trabajar gratuitamente por infundir a los hombres nueva vida”. Hagamos también trabajo de una sólida pastoral social.
Hoy iniciamos un año nuevo. Quisiera hacerles llegar a todos y todas ustedes mis deseos para 2023 con estas palabras:
“Les deseo para las noches más oscuras, una media luz para pese a todo, seguir viendo las cosas buenas que suceden en nuestro mundo. Les deseo ver rodeados y rodeadas, a lo largo del año, por gente que infunde amor y convoca para caminar unidos, unidas. Les deseo, entre tantos días comunes, que puedan disfrutar también de algunos días espléndidos.” Feliz año nuevo a todos y a todas.