Diferencia entre revisiones de «El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido»
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Revisión del 17:38 31 oct 2022
Fecha: Domingo 30 de octubre de 2022
Ciclo Litúrgico: Ciclo C – 31° Domingo del Tiempo Ordinario
Evangelio según San Lucas: 10, 1-10
En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó e iba atravesando la ciudad. En esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentío, porque era pequeño de estatura. Corriendo más adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y le dijo: «Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa».
Él se dio prisa en bajar y lo recibió muy contento. Al ver esto, todos murmuraban diciendo: «Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador».
Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor: «Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces más».
Jesús le dijo: «Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».
Homilía
El evangelio de hoy es pedagogía para la comunidad creyente. No es solo un episodio más del ministerio de Jesús sino también un paso más en la lógica de su enseñanza.
Jesús llega a Jericó, una ciudad en mitad del desierto de Judea, en el centro de una fértil llanura de clima tropical. Era una ciudad importante, como lugar de paso de las caravanas comerciales que atravesaban el desierto. Por esto había allí una oficina de cierta categoría para el cobro de impuestos, al frente de la cual estaba como jefe un tal Zaqueo. Los cobradores, siendo ladrones (aumentaban las cuotas estipuladas y se quedaban con la diferencia) y como colaboracionistas del imperio romano eran para el pueblo, personas depreciadas y odiadas.
Jesús entra a Jericó acompañado de una gran multitud de gente que lo alaban como el profeta de Nazaret. Zaqueo quiere verlo. A lo mejor, no le mueve más que una simple curiosidad. Se adelanta y sube a un árbol para desde esa altura verlo mejor. Pues, es de baja estatura. Llegando Jesús a este lugar se detiene. No entabla plática con el hombre. Ni intenta cuestionar su vida perversa. Jesús le hace una oferta con la que se arriesga bastante. Pueda que Zaqueo la rechaza y también que por ella se le echa encima las críticas del pueblo. Cuando llegó al sitio, dice el evangelio, alzó la vista y dijo: “Zaqueo baja pronto porque hoy tengo que quedarme en su casa” Ofrece quedarse en casa de Zaqueo y compartir con él la mesa, señal máxima de amistad. Zaqueo se alegró, se puso de pie y dijo: “A quien haya defraudado le devolveré cuatro veces más y la mitad de mis bienes se la daré a los pobres. Hasta entonces dijo Jesús,” ha llegado la salvación a esta casa”. Con el relato de Zaqueo Lucas hace pedagogía. Invita a su comunidad a comprender que el seguimiento a Jesús implica reconocer el mal de la avaricia y de la opresión y contribuir a la construcción de una sociedad alejada de dichas prácticas. Zaqueo es modelo en dos aspectos: con su vida representa la acumulación injusta que hunde a los débiles en la miseria y con su conversión deja ver como la persona y la comunidad pueda contribuir a la instauración del reino. El reino de Dios está totalmente opuesto a toda acumulación injusta de los bienes.
El evangelio amerita tres pequeñas reflexiones más, sobre Jesús, sobre el pueblo y sobre la suerte del rico.
- Jesús sorprende una vez más. No enfrenta con Zaqueo. Con su oferta le hace sentir que lo valora a pesar de todo. Generalmente se entiende que la actitud religiosa es acoger con cariño al pecador, pero siempre después que se haya arrepentido. En el caso de Jesús y Zaqueo no es así. Antes de que Zaqueo habla de conversión Jesús ya le había mostrado su aprecio, haciéndole una oferta y la oferta, a su vez, desencadenó la conversión. Le parece a Zaqueo inconcebible que Jesús quiere alojarse y compartir la mesa en su casa. Es un gesto tan asombroso que le sobrecoge y le induce a la conversión. Aquel hombre despreciado por todos encuentra de repente su dignidad perdida y su vida se transforma. Dejémonos como Zaqueo impactar por las palabras, las actitudes y las prácticas de Jesús. Es así como podemos transformar nuestras vidas e ir convirtiéndonos en sus verdaderos seguidores, seguidoras.
- A Jesús le acompaña el pueblo. Seguramente algunos, algunas muy conscientes de lo que hacían. Pues, acompañar a Jesús supone una cambio de vida, hacer nuestra la práctica de Jesús. Otros, en cambio, anduvieron allí sin saber por qué. Hay un tema muy de M. Romero. Dice: “la iglesia no quiere masa, quiere pueblo. Masa es el montón de hombres y mujeres, cuanto más adormecidos, mejor; cuanto más conformistas, mejor. La iglesia quiere despertar a los hombres y las mujeres en el verdadero sentido del pueblo. ¿Qué es pueblo? Pueblo es una comunidad de hombres, donde todos conspiran al bien común.” No se es pueblo para siempre. Se puede ser pueblo durante un tiempo y después volver a ser masa, cuando abandonamos la crítica y la autocrítica y de nuevo tragamos lo que otros y otras, interesadamente, nos quieren hacer creer. Seamos pueblo y no masa.
3. Zaqueo es un rico, y deja claro como los ricos pueden salvarse: devolviendo lo defraudado y compartiendo lo que tienen con los pobres. Dice M. Romero: ”Por qué iglesia de los pobres? ¿Acaso los ricos no tienen alma? Claro que sí. Y los amamos entrañablemente y deseamos que se salven, que no vayan a perecer aprisionados en su propia idolatría, les pedimos espiritualizarse, hacerse almas de pobres, sentir la necesidad, la angustia del necesitado. Cuando la iglesia se proclama iglesia de los pobres como que se parcializa y desprecia a los ricos. De ninguna manera. El mensaje es universal. Dios quiere salvar a los ricos también, pero precisamente porque los quiere salvar, les dice que no se pueden salvar mientras no se conviertan al Cristo que vive precisamente entre los pobres.
Dios, en el evangelio de Lucas se parece como el amigo de la vida digna, aquella que da paz, salud y bienestar para todos y todas. Hasta que no llegue la justicia, es decir, el cambio estructural, no gozaremos todos y todas de una vida digna. Los paquetes alivian pero no resuelven. Es indispensable un cambio estructural. Entonces si se habrá transformado la sociedad en un lugar digno para todos y todas.
Padre Rogelio Ponseele
Refernecias