Diferencia entre revisiones de «Habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta»

De CEBES Perquín
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==Homilía==
 
==Homilía==
 
El evangelio del hijo pródigo o mejor dicho del buen padre es de sobra conocido. De ahí que me limitaré a señalar y comentar tres momentos emocionantes de la parábola.
 
El evangelio del hijo pródigo o mejor dicho del buen padre es de sobra conocido. De ahí que me limitaré a señalar y comentar tres momentos emocionantes de la parábola.
Uno es el momento  en que el hijo menor recapacitó .
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Uno es el momento  en que el hijo menor recapacitó .  
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Exigió a su padre que le entregara anticipadamente la herencia; se separó de la familia, emigró a un país lejano; ahí derrochó su fortuna, llevando una vida desordenada; y por su mala cabeza se hundió en una vida desgraciada y tuvo que padecer hambre.
 
Exigió a su padre que le entregara anticipadamente la herencia; se separó de la familia, emigró a un país lejano; ahí derrochó su fortuna, llevando una vida desordenada; y por su mala cabeza se hundió en una vida desgraciada y tuvo que padecer hambre.
 
Hasta entonces recapacitó y decidió volver a la casa de su padre para que este lo aceptara como un simple trabajador pues, ya no merecía ser su hijo.  
 
Hasta entonces recapacitó y decidió volver a la casa de su padre para que este lo aceptara como un simple trabajador pues, ya no merecía ser su hijo.  
  
  En relación con este momento emocionante me ocurren dos cosas.
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En relación con este momento emocionante me ocurren dos cosas.  
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1. Podemos haber llevado una vida mediocre y grandemente alejado de Dios, podemos haber errado mil veces, podemos haber persistido largos años en una vida de maldad, siempre estará la posibilidad de recapacitar.
 
1. Podemos haber llevado una vida mediocre y grandemente alejado de Dios, podemos haber errado mil veces, podemos haber persistido largos años en una vida de maldad, siempre estará la posibilidad de recapacitar.
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Esto es una “buena noticia” para nosotros, nosotras  incluyendo a los pandilleros. A nadie se le  puede negar la posibilidad de recapacitar. Meterlos a los pandilleros  a la cárcel, por ejemplo, no puede ser toda la solución de ese grave problema pues, con todo lo que se sabe de las cárceles, es obvio, que no son centros de recapacitación o de rehabilitación.  
 
Esto es una “buena noticia” para nosotros, nosotras  incluyendo a los pandilleros. A nadie se le  puede negar la posibilidad de recapacitar. Meterlos a los pandilleros  a la cárcel, por ejemplo, no puede ser toda la solución de ese grave problema pues, con todo lo que se sabe de las cárceles, es obvio, que no son centros de recapacitación o de rehabilitación.  
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El problema del que estamos haciendo mención debe ser abordado  de manera más inteligente, más humana y más cristiana y la estrategia a seguir debe ser el resultado de un debate entre distintos sectores de la sociedad.
 
El problema del que estamos haciendo mención debe ser abordado  de manera más inteligente, más humana y más cristiana y la estrategia a seguir debe ser el resultado de un debate entre distintos sectores de la sociedad.
  
 
2. Lo que le salvó  al hijo menor fue aquella humildad que seguramente su padre le había enseñado. Sale a flote en el momento más crítico, cuando entonces decidió volver donde su padre a que fuera recibido ya no como hijo sino como un trabajador más.
 
2. Lo que le salvó  al hijo menor fue aquella humildad que seguramente su padre le había enseñado. Sale a flote en el momento más crítico, cuando entonces decidió volver donde su padre a que fuera recibido ya no como hijo sino como un trabajador más.
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La humildad y el orgullo son dos virtudes que debemos practicar de una manera inteligente.
 
La humildad y el orgullo son dos virtudes que debemos practicar de una manera inteligente.
 
El orgullo puede ser legítimo cuando se refiere a que no somos basura sino personas con nuestras faltas ciertamente pero también con nuestras cualidades y además, queridas por Dios.
 
El orgullo puede ser legítimo cuando se refiere a que no somos basura sino personas con nuestras faltas ciertamente pero también con nuestras cualidades y además, queridas por Dios.
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La humildad nos hace inteligente, nos abre a la verdad, y nos hace tomar las decisiones más oportunas. Es lo que le sucede al hijo menor. Ve su situación con objetividad y toma la mejor decisión. Lejos de nosotros entender  y practicar la humildad como un complejo de inferioridad. Esto no nos ayuda.
 
La humildad nos hace inteligente, nos abre a la verdad, y nos hace tomar las decisiones más oportunas. Es lo que le sucede al hijo menor. Ve su situación con objetividad y toma la mejor decisión. Lejos de nosotros entender  y practicar la humildad como un complejo de inferioridad. Esto no nos ayuda.
  
  Otro momento importante es el momento del reencuentro con el Padre.
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Otro momento importante es el momento del reencuentro con el Padre.
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El padre lo ve de lejos, corre hacia él y lo besa efusivamente, desoye las palabras de disculpas del hijo, manda a sus criados a que le traen el mejor vestido,  un anillo y un par de sandalias, y que maten el ternero cebado; convoca  a personas cercanas para celebrar un banquete porque el hijo mío, dice,  estaba muerto y ha revivido, estaba perdido y lo hemos  encontrado. Y comenzó la fiesta.  
 
El padre lo ve de lejos, corre hacia él y lo besa efusivamente, desoye las palabras de disculpas del hijo, manda a sus criados a que le traen el mejor vestido,  un anillo y un par de sandalias, y que maten el ternero cebado; convoca  a personas cercanas para celebrar un banquete porque el hijo mío, dice,  estaba muerto y ha revivido, estaba perdido y lo hemos  encontrado. Y comenzó la fiesta.  
  
  La sagrada escritura  nos comunica la experiencia de un pueblo, el pueblo de Israel. Aquella experiencia  incluye a Dios. Importantísimo pues ni  los científicos por muy de avanzada sean puedan anular a Dios en esa experiencia tan profundamente humana. Durante muchísimos años  lo experimentan  relacionado con una faceta del poder. Lo ven como el Señor, él que tiene autoridad sobre todos los seres mortales o el rey, él que conduce toda una nación o como Juez, él que tiene la última palabra sobre lo que se puede o no se puede hacer.
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La sagrada escritura  nos comunica la experiencia de un pueblo, el pueblo de Israel. Aquella experiencia  incluye a Dios. Importantísimo pues ni  los científicos por muy de avanzada sean puedan anular a Dios en esa experiencia tan profundamente humana. Durante muchísimos años  lo experimentan  relacionado con una faceta del poder. Lo ven como el Señor, él que tiene autoridad sobre todos los seres mortales o el rey, él que conduce toda una nación o como Juez, él que tiene la última palabra sobre lo que se puede o no se puede hacer.  
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El tiempo transcurre y ya no lo ven solo relacionado con una u otra faceta del poder sino con el amor, el sentimiento más noble que pueda existir. Dios es antes que nada amor y Jesús lo confirma  nombrando a Dios, Padre, como lo hace en la parábola de hoy.
 
El tiempo transcurre y ya no lo ven solo relacionado con una u otra faceta del poder sino con el amor, el sentimiento más noble que pueda existir. Dios es antes que nada amor y Jesús lo confirma  nombrando a Dios, Padre, como lo hace en la parábola de hoy.
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Dios es Padre, nos ama a todos y todas como sus hijos, hijas. En ningún momento debemos sentirnos abandonados o huérfanos. Hay alguien que nos sostiene y nos anima, a su ejemplo, a amar sin límites y a luchar por unir a toda la humanidad en una sola comunidad en la que predomina el amor, sueño de Dios que  su vez tiene que ser el sueño de cada uno, una de sus seguidores.
 
Dios es Padre, nos ama a todos y todas como sus hijos, hijas. En ningún momento debemos sentirnos abandonados o huérfanos. Hay alguien que nos sostiene y nos anima, a su ejemplo, a amar sin límites y a luchar por unir a toda la humanidad en una sola comunidad en la que predomina el amor, sueño de Dios que  su vez tiene que ser el sueño de cada uno, una de sus seguidores.
  
 
Un tercer momento emocionante y a la vez desconcertante.
 
Un tercer momento emocionante y a la vez desconcertante.
 
El hijo mayor se asoma, viene del campo. Es un hombre de vida correcta y ordenada, pero de corazón duro y resentido.
 
El hijo mayor se asoma, viene del campo. Es un hombre de vida correcta y ordenada, pero de corazón duro y resentido.
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Se sorprende al escuchar música y al darse cuenta que estaban bailando. Un  mozo le aclara la situación, diciéndole: ”ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud. Su modo de reaccionar resulta desconcertante: humilla públicamente a su padre, intenta destruir a su hermano y se excluye de la fiesta.
 
Se sorprende al escuchar música y al darse cuenta que estaban bailando. Un  mozo le aclara la situación, diciéndole: ”ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud. Su modo de reaccionar resulta desconcertante: humilla públicamente a su padre, intenta destruir a su hermano y se excluye de la fiesta.
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El padre le intenta persuadir pero de balde. Una vez más se frustra su sueño: ver a sus hijos sentados a la misma mesa, compartiendo amistosamente un banquete festivo, por encima de enfrentamientos, odios,  y condenas.
 
El padre le intenta persuadir pero de balde. Una vez más se frustra su sueño: ver a sus hijos sentados a la misma mesa, compartiendo amistosamente un banquete festivo, por encima de enfrentamientos, odios,  y condenas.
Es la mayor frustración de Dios  no poder reunir a sus hijos e hijas, juntos en torno a una misma mesa.  Es el pecado que nos desune y que nos enfrenta unos a otros,
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¿Qué es pecado?  Pecado es infidelidad a la palabra dada, es mentira y engaño; pecado es hacer comercio con seres humanos; explotar a nuestros semejantes; pecado es abuso de menores; es matar a niños y niñas inocentes; es distribución ilegal de armas, drogas, terror; es explotar irracionalmente a la madre tierra; pecado es discriminar a seres humanos por su fe, sus convicciones, color de la piel, opción sexual, o por cualquier otra razón;  pecado es siempre dañar el valor único de todo ser humano; y también es pecado señalarle a Dios como el culpable de todo mal y lavar nuestras  propias manos como señal de inocencia….
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Es la mayor frustración de Dios  no poder reunir a sus hijos e hijas, juntos en torno a una misma mesa.  Es el pecado que nos desune y que nos enfrenta unos a otros, ¿Qué es pecado?  Pecado es infidelidad a la palabra dada, es mentira y engaño; pecado es hacer comercio con seres humanos; explotar a nuestros semejantes; pecado es abuso de menores; es matar a niños y niñas inocentes; es distribución ilegal de armas, drogas, terror; es explotar irracionalmente a la madre tierra; pecado es discriminar a seres humanos por su fe, sus convicciones, color de la piel, opción sexual, o por cualquier otra razón;  pecado es siempre dañar el valor único de todo ser humano; y también es pecado señalarle a Dios como el culpable de todo mal y lavar nuestras  propias manos como señal de inocencia….
  
 
El pecado es un gigante o un Goliat al que tuvo que enfrentarse el pequeño David. Es una figura bíblica del combate entre el bien y el mal.
 
El pecado es un gigante o un Goliat al que tuvo que enfrentarse el pequeño David. Es una figura bíblica del combate entre el bien y el mal.
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La biblia latinoamericana hace el siguiente comentario:
 
La biblia latinoamericana hace el siguiente comentario:
 
“Fácilmente se puede comparar el combate de David con el combate de la iglesia Ella, la iglesia, deja la coraza de Saúl cuando confía menos en sus instituciones, tenga  menos preocupaciones económicas por sus obras y sus templos, cuando se independiza de los apoyos políticos y de los bancos. Entonces se hace más libre y más joven y como David va a la pelea confiada en el nombre de Dios”
 
“Fácilmente se puede comparar el combate de David con el combate de la iglesia Ella, la iglesia, deja la coraza de Saúl cuando confía menos en sus instituciones, tenga  menos preocupaciones económicas por sus obras y sus templos, cuando se independiza de los apoyos políticos y de los bancos. Entonces se hace más libre y más joven y como David va a la pelea confiada en el nombre de Dios”
  
 
Vamos, cada uno y cada una a la pelea, confiando en Dios, y contribuyendo a que Dios, en nuestra familia, nuestra comunidad y nuestra sociedad pueda llegar a ser el Padre que nos une a todos y todas en una comunidad fraterna. Por cierto una utopía, pero hacia ella debemos encaminarnos.
 
Vamos, cada uno y cada una a la pelea, confiando en Dios, y contribuyendo a que Dios, en nuestra familia, nuestra comunidad y nuestra sociedad pueda llegar a ser el Padre que nos une a todos y todas en una comunidad fraterna. Por cierto una utopía, pero hacia ella debemos encaminarnos.
 
  
 
'''<big>Padre Rogelio Ponseele</big>'''
 
'''<big>Padre Rogelio Ponseele</big>'''

Revisión actual del 22:28 25 oct 2022

Fecha: Domingo 14 de septiembre de 2022

Ciclo Litúrgico: Ciclo C – 24° Domingo del Tiempo Ordinario

Evangelio según San Lucas: 15, 1-32

En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los escribas murmuraban diciendo: «Ese acoge a los pecadores y come con ellos».

Jesús les dijo esta parábola: «¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos, y les dice: “¡Alegraos conmigo!, he encontrado la oveja que se me había perdido”.

Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse. O ¿qué mujer que tiene diez monedas, si se le pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas y les dice: “¡Alegraos conmigo!, he encontrado la moneda que se me había perdido”.

Os digo que la misma alegría tendrán los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta». También les dijo: «Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte que me toca de la fortuna”. El padre les repartió los bienes.

No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se marchó a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y se contrató con uno de los ciudadanos de aquel país que lo mandó a sus campos a apacentar cerdos. Deseaba saciarse de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada.

Recapacitando entonces, se dijo: «Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros”. Se levantó y vino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se le conmovieron las entrañas; y, echando a correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos.

Su hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo”.

Pero el padre dijo a sus criados: “Sacad enseguida la mejor túnica y vestídsela; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y sacrificadlo; comamos y celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”. Y empezaron a celebrar el banquete.

Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y la danza, y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Este le contestó: “Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha sacrificado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud”.

Él se indignó y no quería entrar, pero su padre salió e intentaba persuadirlo.

Entonces él respondió a su padre: “Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; en cambio, cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado”. El padre le dijo: “Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero era preciso celebrar un banquete y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”».


Homilía

El evangelio del hijo pródigo o mejor dicho del buen padre es de sobra conocido. De ahí que me limitaré a señalar y comentar tres momentos emocionantes de la parábola. Uno es el momento en que el hijo menor recapacitó .

Exigió a su padre que le entregara anticipadamente la herencia; se separó de la familia, emigró a un país lejano; ahí derrochó su fortuna, llevando una vida desordenada; y por su mala cabeza se hundió en una vida desgraciada y tuvo que padecer hambre. Hasta entonces recapacitó y decidió volver a la casa de su padre para que este lo aceptara como un simple trabajador pues, ya no merecía ser su hijo.

En relación con este momento emocionante me ocurren dos cosas.

1. Podemos haber llevado una vida mediocre y grandemente alejado de Dios, podemos haber errado mil veces, podemos haber persistido largos años en una vida de maldad, siempre estará la posibilidad de recapacitar.

Esto es una “buena noticia” para nosotros, nosotras incluyendo a los pandilleros. A nadie se le puede negar la posibilidad de recapacitar. Meterlos a los pandilleros a la cárcel, por ejemplo, no puede ser toda la solución de ese grave problema pues, con todo lo que se sabe de las cárceles, es obvio, que no son centros de recapacitación o de rehabilitación.

El problema del que estamos haciendo mención debe ser abordado de manera más inteligente, más humana y más cristiana y la estrategia a seguir debe ser el resultado de un debate entre distintos sectores de la sociedad.

2. Lo que le salvó al hijo menor fue aquella humildad que seguramente su padre le había enseñado. Sale a flote en el momento más crítico, cuando entonces decidió volver donde su padre a que fuera recibido ya no como hijo sino como un trabajador más.

La humildad y el orgullo son dos virtudes que debemos practicar de una manera inteligente. El orgullo puede ser legítimo cuando se refiere a que no somos basura sino personas con nuestras faltas ciertamente pero también con nuestras cualidades y además, queridas por Dios. El orgullo puede convertirse también en prepotencia cuando exaltamos nuestro ego y despreciamos toda ayuda de los demás. Esto no trae ningún beneficio.

La humildad nos hace inteligente, nos abre a la verdad, y nos hace tomar las decisiones más oportunas. Es lo que le sucede al hijo menor. Ve su situación con objetividad y toma la mejor decisión. Lejos de nosotros entender y practicar la humildad como un complejo de inferioridad. Esto no nos ayuda.

Otro momento importante es el momento del reencuentro con el Padre.

El padre lo ve de lejos, corre hacia él y lo besa efusivamente, desoye las palabras de disculpas del hijo, manda a sus criados a que le traen el mejor vestido, un anillo y un par de sandalias, y que maten el ternero cebado; convoca a personas cercanas para celebrar un banquete porque el hijo mío, dice, estaba muerto y ha revivido, estaba perdido y lo hemos encontrado. Y comenzó la fiesta.

La sagrada escritura nos comunica la experiencia de un pueblo, el pueblo de Israel. Aquella experiencia incluye a Dios. Importantísimo pues ni los científicos por muy de avanzada sean puedan anular a Dios en esa experiencia tan profundamente humana. Durante muchísimos años lo experimentan relacionado con una faceta del poder. Lo ven como el Señor, él que tiene autoridad sobre todos los seres mortales o el rey, él que conduce toda una nación o como Juez, él que tiene la última palabra sobre lo que se puede o no se puede hacer.

El tiempo transcurre y ya no lo ven solo relacionado con una u otra faceta del poder sino con el amor, el sentimiento más noble que pueda existir. Dios es antes que nada amor y Jesús lo confirma nombrando a Dios, Padre, como lo hace en la parábola de hoy.

Dios es Padre, nos ama a todos y todas como sus hijos, hijas. En ningún momento debemos sentirnos abandonados o huérfanos. Hay alguien que nos sostiene y nos anima, a su ejemplo, a amar sin límites y a luchar por unir a toda la humanidad en una sola comunidad en la que predomina el amor, sueño de Dios que su vez tiene que ser el sueño de cada uno, una de sus seguidores.

Un tercer momento emocionante y a la vez desconcertante. El hijo mayor se asoma, viene del campo. Es un hombre de vida correcta y ordenada, pero de corazón duro y resentido.

Se sorprende al escuchar música y al darse cuenta que estaban bailando. Un mozo le aclara la situación, diciéndole: ”ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud. Su modo de reaccionar resulta desconcertante: humilla públicamente a su padre, intenta destruir a su hermano y se excluye de la fiesta.

El padre le intenta persuadir pero de balde. Una vez más se frustra su sueño: ver a sus hijos sentados a la misma mesa, compartiendo amistosamente un banquete festivo, por encima de enfrentamientos, odios, y condenas.

Es la mayor frustración de Dios no poder reunir a sus hijos e hijas, juntos en torno a una misma mesa. Es el pecado que nos desune y que nos enfrenta unos a otros, ¿Qué es pecado? Pecado es infidelidad a la palabra dada, es mentira y engaño; pecado es hacer comercio con seres humanos; explotar a nuestros semejantes; pecado es abuso de menores; es matar a niños y niñas inocentes; es distribución ilegal de armas, drogas, terror; es explotar irracionalmente a la madre tierra; pecado es discriminar a seres humanos por su fe, sus convicciones, color de la piel, opción sexual, o por cualquier otra razón; pecado es siempre dañar el valor único de todo ser humano; y también es pecado señalarle a Dios como el culpable de todo mal y lavar nuestras propias manos como señal de inocencia….

El pecado es un gigante o un Goliat al que tuvo que enfrentarse el pequeño David. Es una figura bíblica del combate entre el bien y el mal.

La biblia latinoamericana hace el siguiente comentario: “Fácilmente se puede comparar el combate de David con el combate de la iglesia Ella, la iglesia, deja la coraza de Saúl cuando confía menos en sus instituciones, tenga menos preocupaciones económicas por sus obras y sus templos, cuando se independiza de los apoyos políticos y de los bancos. Entonces se hace más libre y más joven y como David va a la pelea confiada en el nombre de Dios”

Vamos, cada uno y cada una a la pelea, confiando en Dios, y contribuyendo a que Dios, en nuestra familia, nuestra comunidad y nuestra sociedad pueda llegar a ser el Padre que nos une a todos y todas en una comunidad fraterna. Por cierto una utopía, pero hacia ella debemos encaminarnos.

Padre Rogelio Ponseele

Referencia