Diferencia entre revisiones de «Bibliografia Jorge Borges»

De CEBES Perquín
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<div class="NavHead" style="background-color: #2471A3;>'''Arte Poético'''</div>
 
<div class="NavHead" style="background-color: #2471A3;>'''Arte Poético'''</div>
<div class="NavContent" style="display: none;">Mirar el río hecho de tiempo y agua  
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<div class="NavContent" style="display: none;">Mirar el río hecho de tiempo y agua y recordar que el tiempo es otro río, saber que nos perdemos como el río y que los rostros pasan como el agua. Sentir que la vigilia es otro sueño que sueña no soñar y que la muerte que teme nuestra carne es esa muerte de cada noche, que se llama sueño. Ver en el día o en el año un símbolo de los días del hombre y de sus años, convertir el ultraje de los años en una música, un rumor y un símbolo, ver en la muerte el sueño, en el ocaso un triste oro, tal es la poesía que es inmortal y pobre. La poesía vuelve como la aurora y el ocaso. A veces en las tardes una cara nos mira desde el fondo de un espejo; el arte debe ser como ese espejo que nos revela nuestra propia cara. Cuentan que Ulises, harto de prodigios, lloró de amor al divisar su Itaca verde y humilde. El arte es esa Itaca de verde eternidad, no de prodigios. También es como el río interminable que pasa y queda y es cristal de un mismo Heráclito inconstante, que es el mismo y es otro, como el río interminable.</div>
y recordar que el tiempo es otro río,  
 
saber que nos perdemos como el río  
 
y que los rostros pasan como el agua.  
 
Sentir que la vigilia es otro sueño  
 
que sueña no soñar y que la muerte  
 
que teme nuestra carne es esa muerte  
 
de cada noche, que se llama sueño.  
 
Ver en el día o en el año un símbolo  
 
de los días del hombre y de sus años,  
 
convertir el ultraje de los años  
 
en una música, un rumor y un símbolo,  
 
ver en la muerte el sueño, en el ocaso  
 
un triste oro, tal es la poesía  
 
que es inmortal y pobre. La poesía  
 
vuelve como la aurora y el ocaso.  
 
A veces en las tardes una cara  
 
nos mira desde el fondo de un espejo;  
 
el arte debe ser como ese espejo  
 
que nos revela nuestra propia cara.  
 
Cuentan que Ulises, harto de prodigios,  
 
lloró de amor al divisar su Itaca  
 
verde y humilde. El arte es esa Itaca  
 
de verde eternidad, no de prodigios.  
 
También es como el río interminable  
 
que pasa y queda y es cristal de un mismo  
 
Heráclito inconstante, que es el mismo  
 
y es otro, como el río interminable.</div>
 
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<div class="NavHead" style="background-color: #2471A3;>'''Besos'''</div>
 
<div class="NavContent" style="display: none;">Hay besos que pronuncian por sí solos la sentencia de amor condenatoria, hay besos que se dan con la mirada, hay besos que se dan con la memoria. Hay besos silenciosos, besos nobles, hay besos enigmáticos, sinceros, hay besos que se dan sólo las almas, hay besos por prohibidos, verdaderos. Hay besos que calcinan y que hieren, hay besos que arrebatan los sentidos, hay besos misteriosos que han dejado mil sueños errantes y perdidos. Hay besos problemáticos que encierran, una clave que nadie ha descifrado, hay besos que engendran la tragedia, cuantas rosas en broche han deshojado. Hay besos perfumados, besos tibios, que palpitan en íntimos anhelos, hay besos que en los labios dejan huellas como un campo de sol entre dos hielos. Hay besos que parecen azucenas, por sublimes, ingenuos y por puros, hay besos traicioneros y cobardes, hay besos maldecidos y perjuros. Judas besa a Jesús y deja impresa en su rostro de Dios, la felonía, mientras la Magdalena con sus besos fortifica piadosa su agonía.<br /><br/>Desde entonces en los besos palpita el amor, la traición y los dolores, en las bodas humanas se parecen a la brisa que juega con las flores. Hay besos que producen desvaríos, de amorosa pasión ardiente y loca, tú los conoces bien son besos míos inventados por mí, para tu boca. Besos de llama que en rastro impreso llevan los surcos de un amor vedado, besos de tempestad, salvajes besos que solo nuestros labios han probado. ¿Te acuerdas del primero...? Indefinible; cubrió tu faz de cárdenos sonrojos y en los espasmos de emoción terrible, llenaron sé de lágrimas tus ojos. ¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso te vi celoso imaginando agravios, te suspendí en mis brazos... vibró un beso, y qué viste después...? Sangre en mis labios. Yo te enseñe a besar: los besos fríos son de impasible corazón de roca, yo te enseñé a besar con besos míos inventados por mí, para tu boca.
 
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<div class="NavHead" style="background-color: #2471A3;>'''Canción amarga'''</div>
 
<div class="NavContent" style="display: none;">¡Ay! ¡Juguemos, hijo mío, a la reina con el rey! Este verde campo es tuyo. ¿De quién más podría ser? Las oleadas de la alfalfa para ti se han de mecer. Este valle es todo tuyo. ¿De quién más podría ser? Para que los disfrutemos los pomares se hacen miel. (¡Ay! ¡No es cierto que tiritas como el Niño de Belén y que el seno de tu madre se secó de padecer!)<br/><br/>El cordero está espesando el vellón que he de tejer. Y son tuyas las majadas ¿De quién más podrían ser? Y la leche del establo que en la ubre ha de correr, y el manojo de las mieses ¿de quién más podrían ser? (¡Ay! ¡No es cierto que tiritas como el Niño de Belén y que el seno de tu madre se secó de padecer!) ¡Sí! ¡Juguemos, hijo mío, a la reina con el rey!</div>
 
 
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Revisión del 01:50 11 abr 2021