Anónimo

Cambios

De CEBES Perquín
184 bytes añadidos ,  19:55 22 oct 2020
sin resumen de edición
'''''“Vengo de una familia muy sufrida...”'''''
[[Archivo:Silvi.png|miniaturadeimagen|''Silvia, 1987'']]
''Nací en el Caserío Ocotillo, en el municipio de San Fernando, en el Departamento de Morazán, el 2 de Mayo de 1.967. Yo agradezco mucho a Dios la bendición que me ha dado como persona y al grupo familiar, porque al echar una mirada atrás puedo ver que la vida fue dura desde que tengo uso de razón. Vengo de una familia que ha sido muy sufrida. Mi mamá nació en el año 43, ella tiene ahora 75 años. A los 8 años se quedó huérfana, tenía dos hermanos hombres y una hermana más pequeña, que la tuvieron que regalar. Su mamá, mi abuela, murió de un parto, porque no debió ser muy bien atendida. Entonces decían que había muerto “con susto,” tal vez tuvo problemas de infecciones, pero era como se veían entonces las cosas. Mi mamá también nació en el Ocotillo, y ella nos cuenta que su realidad fue bien pesada, aunque también aprendió mucho de eso. Quedar huérfana a los 8 años es difícil, ella ya tenía uso de razón y recuerda que mi abuela ya había quedado viuda, pero salió embarazada de otro hombre, por eso su mamá, mi bisabuela, no la quería mucho y no la apoyó. Algún sufrimiento tuvo y murió de ese parto. Ella quiso empeñar la piedra, pero nadie se la compró. Mi mamá se quedó con su abuela y tuvo que trabajaba muy duro. Trabajaba en la cocina, además de lavar, planchar, costurar... A pesar de todo pudo ir a la escuela, pero ya más grande, y aprendió a leer. Tuvo sus novios, aunque ella tenía que hacer lo que decidía la abuela. Así fue creciendo y aprendiendo a hacer sus cosas, y lo hizo muy bien, a pesar de las dificultades.''
''Entonces vivían del cultivo del café, del maíz y de la madera. Los abuelos tenían tierra, pero los hermanos de mi mamá eran jornaleros, iban a serrar madera. Mi mamá además de su trabajo de la cocina también cortaba café para poder tener unos ingresos. Ya en su juventud salió embarazada, yo fui su primera hija, pero ella tuvo que marcharse a otro lugar y yo me quedé con mi bisabuela hasta que murió.''
'''''“Nunca podía jugar, tenía mucho trabajo”'''''
''Regresé con mi mamá a los 7 o 8 años. Yo estaba ya en primer grado. Entonces mi mamá ya tenía dos hijos más y yo ya tenía edad para aprender el oficio doméstico. Lavar maíz, lavar trastes, todo lo de la casa... uno de los retos era aprender a moler maíz en la piedra y hacer las tortillas. Mi mamá tenía otro esposo y él me quería como una hija más. Para poder ir a la escuela me tenía que levantar a las 4 de la mañana, porque tenía que preparar el café, traer agua, quebrar el maíz en piedra... Nunca llegaba a la hora a la escuela, siempre tenía que peinarme en el camino. Después, cuando volvía de la escuela, a veces tenía que hacer el oficio y eso me enojaba porque traía hambre. Por la tarde, si mis hermanos tenían que ir al campo yo no podía ir a jugar porque tenía que ayudar a mi mamá, ella tenía mucho trabajo.''
''En las temporadas de café ya comencé a trabajar en la cortan con una tía. Veníamos hasta Perquín y Jocoaitique. ¡Así es la vida!''
''Actualmente vivimos en Jocoaitique, que entonces era la cabecera departamental, y los domingos era el centro comercial de la región. Yo aprendí a tenerle valor al trabajo, porque mi mamá me dejó el dinero que ganaba en la corta y pude cambiar algunas cosas que no me gustaban y tomar mis propias decisiones: como comprarme los zapatos a mi gusto, algo para prenderme en el cabello, las cosas para la escuela... Fue como un gran salto en mi vida, una experiencia inolvidable.''
''Antes de eso era muy tímida, aunque ya había aprendido a leer y escribir, pero eso de salir y trabajar, tener autonomía y contar con mis propios ingresos me ayudó a cambiar. Seguí estudiando, ya estaba en cuarto grado cuando en el 80 se vino lo fuerte de la guerra, comenzaron los peores operativos, hubo varias masacres, asesinaron a comunidades enteras en Morazán. Yo tenía 13 años y tengo muy presente que una mañana mi mamá decidió que teníamos que irnos con todo, con los niños, porque temíamos que iba a pasar el ejército y nos iba a pasar llevando. La población ya se estaba organizando en el ERP. Mi mamá y su esposo ya estaban organizados y hacían trabajo clandestino.Ya sabíamos que había combates, vimos que habían metido fuego en la casa de un vecino.''
Ya '''''“El ejército arrasaba con todo”'''''[[Archivo:Silvia.png|derecha|miniaturadeimagen|''Silvia con una compa'']]''Nos fuimos hacia la frontera con Honduras, porque la familia tenía una propiedad allí, caminamos campo a través. Fue una buena decisión, pero por poco tiempo. El ejército arrasaba con todo, estaba en el operativo “Yunque y Martillo”, y quedarse en El Salvador era peligroso. Cruzamos la frontera y llegamos a Honduras, éramos unas mil personas. Habíamos dejado atrás al esposo de mi mamá, que ya estaba organizado. Murió en un accidente con explosivos.''''En Honduras nos recibieron los militares hondureños, y nos decían que podíamos volver, y el ejército salvadoreño nos prometía que si volvíamos nos iban a reconstruir las casas, pero sabíamos que había combateseso no era cierto, a los que volvían los mataban. Como no nos dejaron pasar al refugio tuvimos que volver a donde teníamos la propiedad, vimos era un lugar que habían metido fuego en llamaban “Las Trojas.” Pero ese lugar dejó de ser seguro y nos fuimos a unas aldeas de Concepción de Honduras y allí empezamos a trabajar para sobrevivir, mi mamá y yo. Me fui a trabajar con una señora, como muchacha de la casa , tenía que hacer de todo. Ella me decía que no me iban a pagar, pero que me iban a tener como una hija de un vecinocrianza. Me decía que me iba a llevar a Tegucigalpa, pero yo no me quería separar de mi mamá y a la señora eso no le gustó. Al final se enojó y me amenazó con entregarme al ejército de Honduras, pero el esposo me llevó de nuevo con mi mamá.''
“El ejército arrasaba ''Salí de esa casa y me puse a trabajar con todo”otra familia, pero el esposo de la señora vino una noche a querer tocarme y yo, que dormía con su hija, le amenacé con gritar y despertarla, el hombre se asustó y se fue, pero ya no quise seguir trabajando allí.''
Nos fuimos hacia la frontera con Honduras''No le conté a mi mamá porque me daba pena, además yo sabía que debía buscar otro trabajo porque la familia tenía una propiedad allí, caminamos campo a travésdos hermanos pequeños. Fue una buena decisión, pero por poco tiempo. El ejército arrasaba con Hice de todo, estaba en el operativo “Yunque y Martillo”, y quedarse trabajaba en El Salvador era peligroso. Cruzamos la frontera y llegamos a Honduras, éramos unas mil personas. Habíamos dejado atrás al esposo de mi mamá, que ya estaba organizado. Murió en un accidente con explosivos.[[Archivo:Silvia.png|izquierda|miniaturadeimagen|''Silvia con una compa'' ]]En Honduras nos recibieron los militares hondureños, y nos decían que podíamos volver, y el ejército salvadoreño nos prometía que si volvíamos nos iban a reconstruir las casas, pero sabíamos que eso no era cierto, a los que volvían los mataban. Como no nos dejaron pasar al refugio tuvimos que volver a donde teníamos vecinas para ganarnos la propiedad, era un lugar que llamaban “Las Trojascomida.” Pero ese lugar dejó de ser seguro y nos fuimos a unas aldeas de Concepción de Honduras y allí empezamos a trabajar para sobrevivirMe tocaba aporrear el maicillo, mi mamá y yo. Me fui a trabajar con una señoratostar el café, como muchacha todo el trabajo pesado de la casacocina. A veces me salían novios, ya tenía que hacer de todo. Ella me decía que no me iban a pagar14 años, pero que me iban a tener como una hija de crianza. Me decía que no me iba a llevar a Tegucigalpagustaba, pero yo no me quería separar de mi mamá y a la señora eso no le gustó. Al final se enojó y me amenazó irme con entregarme al ejército de Hondurasninguno, pero el esposo me llevó de nuevo con no era mi mamáidea.''
Salí de esa casa y ''Mi mamá me puse a trabajar con otra familiaapoyaba, pero el esposo aunque yo no le contaba mucho. Yo creo que si conseguimos sobrevivir en Concepción de Honduras fue porque encontramos gente muy solidaria. A mi mamá la señora vino acogió una noche a querer tocarme y yo, familia muy buena que la ayudó mucho.'' ''Está claro que dormía con su hija, le amenacé con gritar y despertarla, estas familias estaban ya entrenadas por el hombre se asustó ERP y se fueeso permitió que dieran posada a los salvadoreños. Estuvimos allí hasta que ACNUR nos pasó censando para trasladarnos a los asentamientos, pero ya no quise seguir trabajando allía los refugios más formales.''
No le conté a mi mamá porque me daba pena, además yo sabía que debía buscar otro trabajo porque tenía dos hermanos pequeños. Hice de todo, trabajaba '''''“El Refugio fue como estar en las casas vecinas para ganarnos la comida. Me tocaba aporrear el maicillo, tostar el café, todo el trabajo pesado de la cocina. A veces me salían novios, ya tenía 14 años, pero no me gustaba, yo no quería irme con ninguno, no era mi idea.cielo”'''''
Mi mamá me apoyaba''Llegar al refugio fue un éxito, como estar de nuevo en familia, después de venir de un susto y que nadie te daba garantía de vida, era como estar en el cielo. Nosotros llegamos a un lugar que se llamaba Santa Anita, o algo así, al asentamiento lo llamamos “Las Vegas.” En total había como seis asentamientos, y aunque yo no le contaba muchoestábamos bien, después de todo lo que habíamos vivido, la represión de los soldados hondureños siempre estaba. Yo creo Sus órdenes eran que si conseguimos sobrevivir en Concepción allí nadie salía, ni entraba, pero de allí salía y entraba medio mundo. Entre la población, de niños, mujeres y ancianos, se movía siempre el brazo armado de Honduras fue porque encontramos gente la guerrilla. Aquello estaba muy solidariaorganizado, había techo, comida, ropa, médicos, tiendas, talleres...Ya'' ''estaba llegando la ayuda internacional. A los jóvenes nos organizaron y yo comencé a trabajar en salud y en la cocina. Molíamos hasta un quintal de maíz para toda la colonia. Repartíamos las tortillas, la comida. Después me iba a la Clínica a curar a personas que tenían hongos, o me encargaba de dar las dosis de pastillas a los enfermos, que estaban en tratamiento, eso era ya en el año 1.982. Yo era muy inquieta y también ayudaba a mi mamá a lavar, además ayudaba en otros trabajos de la acogió una familia muy buena que comunidad y por la ayudó muchotarde iba a estudiar.''
Está claro que estas familias estaban ''No me perdía nada, estaba siempre ocupada, ya entrenadas por el ERP y eso permitió tenía 14 años. A finales del 82 me dieron la responsabilidad de la cocina de jóvenes, dábamos comida a las mujeres jóvenes que dieran posada a trabajaban en los salvadoreñostalleres de cerámica, de canastos, de tejido de bambú, hojalatería... eran como cinco o seis talleres.'' ''Después, como yo tenía liderazgo, quisieron que fuese la presidenta o la coordinadora de toda la colonia. Eran más de un centenar de personas, había que hacer reuniones, coordinar todas las áreas. Estuvimos allí hasta .. Pensé que ACNUR nos pasó censando era demasiada responsabilidad y que eso no era para trasladarnos mí, decidí que era mejor volver ya a los asentamientosEl Salvador a incorporarme a la lucha armada. Por entonces mi mamá tuvo en el refugio un último embarazo, de mi hermana pequeña, a los refugios más formalesEsmeralda.''
“El Refugio fue ''Me quedé con ella sus primeros 40 días después del parto, y después ya tenía claro que me iba a venir, porque era muy consciente de que eso era lo que tenía que hacer. Antes de morir el esposo de mi mamá habló a los responsables del ERP por mí, y acordó que me diesen la oportunidad de acompañar a mi mamá hasta que quedase en un lugar seguro y protegida y después yo regresaría. Yo le agradezco a mi mamá porque nunca nos dijo nada y seguro que le dolió mucho que nos fuésemos. Pero se mantuvo fuerte y nos dio consejos, como estar en el cielo”que nos cuidásemos. En mi caso, como todavía no había tenido la primera regla, me contó lo que me iba a pasar y me dio unos trapitos preparados, porque entonces no había toallas, no había nada, teníamos que usar trapos viejos. Mi mamá era muy líder, y además estaba muy preparada, porque mi hermano ya estaba organizado desde los 13 años.''
Llegar al refugio fue un éxito, como estar de nuevo en familia, después de venir de un susto y que nadie te daba garantía de vida, '''''“Ya sabía cómo era como estar en el cielo. Nosotros llegamos a un lugar que se llamaba Santa Anita, o algo así, al asentamiento lo llamamos “Las Vegas.” En total había como seis asentamientosuna guerra, y aunque estábamos bien, después de todo lo que habíamos vivido, la represión de los soldados hondureños siempre estaba. Sus órdenes eran que allí nadie salía, ni entraba, pero de allí salía y entraba medio mundo. Entre la población, de niños, mujeres y ancianos, se movía siempre el brazo armado de la guerrilla. Aquello estaba muy organizado, había techo, comida, ropa, médicos, tiendas, talleres...Yano tenía miedo”'''''
estaba llegando la ayuda internacional. A ''Yo sabía cómo era una guerra, ya había visto los jóvenes nos organizaron y yo comencé a trabajar aviones, había oído un combate, había andado en salud y las quebradas. Todo eso era suficiente, pero en la cocina. Molíamos hasta un quintal de maíz para toda la colonia. Repartíamos las tortillasadolescencia no tienes pánico, y yo quería estar donde estaba la comidamayoría. Después me iba a Además ya había vivido la Clínica a curar a personas que tenían hongos, o me encargaba experiencia del trabajo de dar las dosis misiones. Caminábamos de pastillas a noche desde los enfermos, que estaban en tratamiento, eso era ya en el año 1.982. Yo era muy inquieta y también ayudaba a mi mamá a lavar, además ayudaba en otros trabajos campos de la comunidad y por la tarde iba a estudiarrefugiados hasta El Salvador para dejar algunas cosas.''
''No me perdía nadasabíamos lo que cargábamos, pero era material para logística, estaba siempre ocupadatal vez zapatos, ya tenía 14 añosalimentación. A finales del 82 me dieron la responsabilidad .. Sabíamos que teníamos que cruzar un cerco militar, y siempre de noche, eso era muy peligroso era caminar toda la cocina de jóvenesnoche, y eso lo hice dos veces, dábamos comida a las mujeres jóvenes que trabajaban en los talleres oscuro, a veces debajo del agua, y eso era mucho más peligroso. Era el momento de cerámicavolver, de canastosademás en El Salvador estaban mis primos, de tejido de bambúmis amigos, hojalatería.mi hermano.. eran como cinco o seis talleres.''
Después''Llegué, como yo tenía liderazgoen 1983, quisieron que fuese la presidenta o la coordinadora a una zona de toda Jocoaitique, al principio estuve en la coloniacocina, pero después me pusieron a alfabetizar, porque sabía leer y escribir. Eran Yo me sentía apenada porque era más de un centenar de personasjoven que los compañeros, había además sentía que hacer reunionesese no era mi trabajo y me volví a la cocina. Tuve mucha suerte, coordinar todas las áreaspor eso siempre digo: “gracias diosito que me protegiste.” Tuve suerte, porque me podían haber sancionado por rechazar el trabajo que se me había asignado, aunque yo no me quedaba ociosa, siempre estaba haciendo algo.Después me sacaron a aprender las telecomunicaciones operativas. Pensé que era demasiada responsabilidad y Primero aprendí el radio operativo, que eso no era para andar en las unidades, decidí que era mejor volver después ya cuando te tenían más confianza pasabas a El Salvador radista de zona hasta llegar a incorporarme a la lucha armada. Por entonces mi mamá tuvo en el refugio un último embarazolas estratégicas, que eran radios naranjas, ya con comunicaciones de mi hermana pequeñazona a zona, Esmeralday al exterior.''
Me quedé con ella sus primeros 40 días después del parto''Ligerito me dieron esa confianza, y después ya tenía claro que aunque no me iba gustaba ese trabajo, pero a venirlo mejor valoraban mi actitud, porque era muy consciente de que eso era lo que tenía que hacer. Antes de morir el esposo de mi mamá habló a los responsables del ERP por míresponsabilidad, y acordó eso hizo que me diesen subiesen muy rápido, y con esas radios naranjas terminé la oportunidad guerra. Ese trabajo, con las radios naranjas, me aburría'' ''porque era de acompañar a mi mamá hasta que quedase estar en un lugar seguro , un trabajo como de oficina, y protegida y después yo regresaría. Yo le agradezco a mi mamá porque nunca nos dijo nada y seguro mí lo que le dolió mucho que nos fuésemos. Pero se mantuvo fuerte me gustaba era estar en movimiento, con la fuerza para allá y nos dio consejos, como que nos cuidásemospara acá. En mi caso, como todavía no había tenido '' ''Al principio estuve con las radios en la primera reglalínea de fuego, me contó lo que me iba a pasar y eso me dio unos trapitos preparadosgustaba, porque entonces no había toallasy yo quería ver, aunque no había nadame dejaban estar en la mera primera línea. Una vez sí que tuvimos un fuego cruzado, teníamos era una avioneta que usar trapos viejos. Mi mamá era muy líder, y además estaba muy preparada, porque mi hermano ya estaba organizado desde los 13 añosnos lanzó lo que llamábamos “unos roquetazos.”''
“Ya sabía cómo ''Estuve también con un pelotón en los cerros, que había que ir de noche a poner emboscadas. Eso me gustaba, estar de noche en los cerros, caminando, imaginarse que los compas andaban por ahí abajo... ¡Eso era vivencia! no me daba miedo, era una lo que más me gustaba. Mi trabajo como radista consistía en codificar los mensajes, y a veces el ejército detectaba nuestras señales, pero nos enseñaban como cambiarnos, aunque en ocasiones nos hacían guerrapsicológica, y no tenía miedo”te decían “Ya te tengo vista, mamacita, voy a ir a por ti...”''
Yo sabía cómo ''Cuando me cambiaron a la radio naranja me enviaron al Norte de la Unión, eso era ya en el año 85. Tenía que estar en el puesto de mando. Pasaba horas sentada debajo de un palo, sin moverme, y además era una guerraradio pesada, ya había visto los avionesy la zona no era como Morazán, había oído un combate, había andado en las quebradasque era una zona controlada. Todo eso era suficienteNos teníamos que mover entre la población, pero en la adolescencia no tienes pánicomañana podía estar el ejército y por la tarde nosotros. Nos movíamos entre Lislique, Nueva Esparta, Polorós y Monteca. Pero fue también una buena experiencia, yo nunca me frustraba, había compañeros que perdían la fe, sentían que iban a morir, pero yo quería pensaba que íbamos a salir, que volvería a estar donde estaba la mayoríacon mi familia. Además ya había vivido la experiencia del trabajo de misiones. Caminábamos de noche desde los campos de refugiados hasta El Salvador para dejar algunas cosas.''
No sabíamos ''En La Unión me acompañé, a él lo que cargábamoshabía conocido en Honduras, en el refugio, éramos casi vecinos, pero era material él se vino antes que yo para logísticaEl Salvador. Yo pensé que podía volver a verlo. Él estuvo con otra pareja, tal y yo también lo intenté con otro compañero, pero no llegamos a nada. Tal vez zapatossea el destino, alimentaciónpero nos volvimos a encontrar y fue mi compañero y el papá de mis hijos.Se llamaba Antonio.. Sabíamos que teníamos que cruzar un cerco militar, Al principio de la guerra los jefes intentaron imponer una disciplina y siempre de nochese decidía desde la dirección si una pareja podía establecer una relación, pero cuando yo llegué ya eso era muy peligroso era caminar toda la noche, había pasado y eso lo hice dos veces, en los oscuro, a veces debajo del aguanosotros decidimos. Se intentaba que las mujeres no salieran embarazadas, y para eso era mucho más peligroso. Era el momento estaban las unidades de volversalud, además en El Salvador estaban mis primosque te informaban, mis amigoste daban anticonceptivos, mi hermano..pero era difícil que no ocurriese.''
Llegué, en 1983, '''''“Venís a una zona de Jocoaitique, al principio estuve en la cocinaluchar, pero después me pusieron venís a alfabetizar, porque sabía leer y escribirtrabajar. Yo me sentía apenada porque era más joven que los compañeros, además sentía que ese no era mi trabajo y me volví a la cocina. Tuve mucha suerte, por eso siempre digo: “gracias diosito que me protegiste.” Tuve suerte, porque me podían haber sancionado por rechazar el trabajo que se me había asignado, aunque yo no me quedaba ociosa, siempre estaba haciendo algo. Después me sacaron a aprender las telecomunicaciones operativas. Primero aprendí el radio operativo, que era para andar en las unidades, después ya cuando te tenían más confianza pasabas a radista de zona hasta llegar a las estratégicas, que eran radios naranjas, ya con comunicaciones de zona a zona, y al exterior.'''''
Ligerito me dieron esa confianza''Yo, a pesar que tomaba mis precauciones, salí embarazada. Por suerte tenía buena comunicación con los doctores y las brigadista, aunque y ya sabía que a los tres meses de embarazo no te quitaban al niño. Yo creo que hasta en eso Dios me protegió. Tenía miedo a que me gustaba ese trabajohiciesen un legrado, pero sabía que se lo habían hecho a muchas compañeras. Yo quería tener a lo mejor valoraban mi actitudhijo, al final fue una niña, mi responsabilidadhija mayor, y eso hizo que me subiesen muy rápidose llama Clelia, y así que hablé con esas radios naranjas terminé la mi compañero. Roberto era su seudónimo de guerra, y acordamos no decir nada hasta que pasasen los tres meses. Me mandaron a Morazán por lo de las comunicaciones y ya le conté a una compañera y empezaron a preguntarme. Ese .. al principio yo les decía que era solo un retraso, me insistían en que tenía que haberlo dicho, porque tenía información confidencial por mi trabajocomo radista. Al final me hicieron un reclamo, con las radios naranjasme quitaron el arma, el reloj, y me aburríadijeron que también le iban a reclamar a mi compañero, pero no lo hicieron.''
porque era ''Recuerdo un buen consejo que me dio un primo mío cuando llegué del refugio. Me dijo: “Mirá aquí toda jovencita que llega de estar Honduras se la come el lobo. Ligerito se acompañan con ella y luego ellos se van para otra zona y si sales embarazada un mes después te vas para Honduras. ¡Venís a luchar, venís a trabajar! y si no, no te tomo en cuenta como familia.” Fue como un lugarpadre, nada de paños tibios, fueron palabras fuertes, pero lo agradecí. La verdad es que yo ya me había concienciado en ese sentido, un trabajo como no era amante de oficinatener sexo, no me preocupaba el sexo. Yo entonces no me había enamorado, y a los compas te respetaban, nunca tuve problema alguno de acoso. A mí lo que me gustaba era estar en movimientobailar, y eso que a veces teníamos que caminar horas para ir a bailar a Perquín con los Torogocez. Era una terapia increíble, eso levantaba a los muertos. Tardábamos hasta tres horas para llegar desde Torola a Perquín. Nos quedábamos bailando toda la fuerza para allá noche y para acábajábamos al día siguiente, yo creo que la música es musicoterapia, era emocionante.''
Al principio estuve con ''Yo logré mantenerme desde el 83 al 87 sin salir embarazada, creo que las actitudes positivas ayudan, aunque las radios en mujeres siempre pueden ser violadas o engañadas. Pienso que dios nos protege, y la primera línea mayoría de veces siento que también es de estar con mucha actitud positiva. A los 4 meses de fuego, y eso embarazo me gustabaenviaron para Honduras con la orden de volver a los seis meses de tener al bebé, y pero yo quería ver, aunque no me dejaban estar en sabía que estaban preparando la mera primera líneaofensiva del 89. Una vez sí Cuando llegué a los campamentos no había condiciones de alimento para mi hija, había bastante represión por parte del ejército hondureño, y además tenía que tuvimos un fuego cruzadocuidarme porque estaba ilegal, era una avioneta secuestraban y había que nos lanzó hacer guardias, tanto hombres como mujeres. Volví al año, a pesar de lo que llamábamos “unos roquetazosme habían dicho. En total estuve con mi hija un año.''
Estuve también con un pelotón en los cerros, que había que ir de noche a poner emboscadas. Eso me gustaba, estar de noche en los cerros, caminando, imaginarse que los compas andaban por ahí abajo... ¡Eso era vivencia! no me daba miedo, era lo que más me gustaba. Mi trabajo como radista consistía en codificar los mensajes, y a veces el ejército detectaba nuestras señales, pero nos enseñaban como cambiarnos, aunque en ocasiones nos hacían guerra psicológica, y te decían “Ya te tengo vista, mamacita, voy a ir a por ti...”'''''“Yo elegí tener tierra”'''''
Cuando me cambiaron ''Salimos a la Ofensiva y yo me quedé como radista con el radio naranja me enviaron al Norte de la Unión, eso era ya estaba en el año 85una casa con una familia. Era una casa donde se guardaba dinero, armas... pero yo no lo sabía. Me enteré años más tarde. Tenía Fue impresionante volver a esa casa 23 años después, era una lugar que estar en estaba cerca de San Miguel, que se llamaba Comacarán. Hasta allí llegaba el puesto de mando. Pasaba horas sentada debajo de un palo, sin movermeque era Andrés, y además yo era una radio pesadasu radista, y por la zona no era como Morazántarde salíamos los dos al campo. En la base donde estábamos cayó la fuerza y tuvimos que marcharnos, porque se quemó, la identificó el enemigo. Tal vez por irresponsabilidad de algún compa. También fue difícil porque teníamos a nuestro cargo a los heridos, que estaban cerca de allí, y cuando se dio el asalto tuvimos que era una zona controladaabandonarlos. Nos teníamos Tuvimos que mover entre marcharnos y regresar al norte de la poblaciónUnión, yo estaba tranquila, pero en veía la mañana podía estar decepción de los compas y el ejército desánimo. Después conseguí un permiso y por me regresé a Morazán hasta la tarde nosotrosentrega a UNOSAL, y el proceso de desmovilización. Cuando se firmaron los Acuerdos de Paz pude legalizar hasta el noveno grado, después, cuando ya tenía a mis dos hijos, saqué el bachillerato a distancia. Mi hijo Rudis nació en 1. Nos movíamos entre Lislique993, Nueva Espartadespués de la desmovilización. Con el proceso de paz nos dieron opciones de seguir estudiando, Polorós capacitarnos para servicios y Montecanegocios o tierra. Pero fue también una buena experienciaYo elegí tener tierra, yo nunca y estoy contenta porque eso me frustrabapermitió capacitarme en la cuestión agropecuaria y acceder a un crédito. Nosotros seguimos luchando y por eso tuvimos esos beneficios, había compañeros nos organizamos en las cooperativas y tuvimos que perdían convencer a los dueños de la fetierra para que nos vendiesen, porque como éramos exguerrilleros no nos querían vender. Mi hijo Rudis nació en 1993, después de la desmovilización y cuando ingresé a la organización cooperativa siempre lo andaba llevando. Ese año con un grupo de mujeres y hombres excombatientes fundamos la Cooperativa El Gigante, sentían que iban a morirya tiene 23 años. Con mi esposo trabajamos con ganado, con gallinas ponedoras, pollos de engorde, tuvimos una granja de cerdos, y hasta hortalizas. Ahora trabajamos en la apicultura, ese sigue siendo el negocio familiar, pero yo pensaba que íbamos iniciamos en el 98. Un año antes, en 1997, participé en un encuentro de mujeres Cooperativistas, en Alemania, y eso fue un gran salto en mi aprendizaje. Me ayudó a salirtener mayor conciencia como mujer, aprendí muchas cosas que volvería no sabía de mi país y de mi misma. Hoy la tierra y la casa están a estar con mi familia..nombre.''
En La Unión me acompañé'''''“En la guerra hombres y mujeres valíamos igual”'''''[[Archivo:Silivi.png|derecha|miniaturadeimagen|''Silvia en su casa, a él Jocoatique'']]''De la guerra lo más importante que se consiguió es que había conocido en Hondurasvalores: respeto, en el refugiosolidaridad e igualdad entre los compas. Se hizo un esfuerzo integrado, éramos casi vecinosaunque no se trabajaba la equidad de género, pero él se vino antes que yo para allí todos y todas valíamos igual. El SalvadorM-16 lo podía andar un hombre o una mujer, el radio naranja también... En todas las áreas había hombres y mujeres. Yo pensé Incluso uno de mis hermanos, de los pequeños, que podía volver a verlo. Él vino en el 86 estuvo con otra parejaen una formación de jóvenes, de las fuerzas especiales, que llamaban “los Samuelitos” él sobrevivió, pero casi todos murieron, en esa formación también había “Samuelitas.”A él lo hirieron y yo también ni cuenta me di, porque yo estaba en La Unión. Y lo intenté mismo pasó con otro compañerode mis hermanos que también hirieron, pero no llegamos a nada. Tal vez sea el destinoese decidió que se iba con mi mamá, lo sancionaron pero nos volvimos a encontrar y se fue mi compañero . A uno le hirieron en El Tigre y al otro en El Cacahuatique. ¡La verdad es que es increíble la capacidad que tiene el papá de mis hijos. Se llamaba Antonio. Al principio ser humano de hacer muchas cosas por defender la guerra los jefes intentaron imponer una disciplina y se decidía desde la dirección si una pareja podía establecer una relaciónvida! Y eso me parece lo más importante, pero cuando yo llegué ya eso había pasado y nosotros decidimos. Se intentaba todavía pienso que las mujeres no salieran embarazadas, y para eso estaban las unidades de salud, que te informaban, te daban anticonceptivos, pero era difícil que no ocurriesees lo'' ''más bonito.''
“Venís ''Hoy la verdad es que las mujeres, después de la guerra, volvemos a estar discriminadas, y por eso yo he luchado y me he estresado. En las Cooperativas somos las mujeres las que más trabajamos y a las que menos se nos reconoce. Aunque, a pesar de todo, después de los Acuerdos de Paz, que nos incorporamos a lucharlas Cooperativas, se creó otro escenario de aprendizaje, de liderazgo, de cooperativista, de emprendedurismo. Un montón de cosas que me ha permitido ahorita ver los resultados a través de mi hija, Clelia. Ella es, venís hoy, una profesional, que estudió contaduría pública, pero que llevaba a trabajarla par la apicultura. No todos los contadores son capaces de llevar un negocio a la escala de tener producto, defenderlo y venderlo. Y eso lo aprendió en la casa, fue un aprendizaje de familia.Mi hijo, Rudis, también defendió su primer trabajo con la importancia de las abejas.Estudió técnico en gastronomía y pedagogía para dar clases. Clelia también trabajó en turismo, con la iniciativa de “El Mirador.”Rudis da clases en el tecnológico, y es responsable de “El Mirador”, de la iniciativa del restaurante. Todo eso es un ejemplo muy claro de que aprendimos mucho y hemos transformado, aunque eso no se mida.''
Yo, a pesar ''Agradezco los apoyos que tomaba mis precaucioneshemos tenidos, salí embarazada. Por suerte tenía buena comunicación con los doctores y las brigadista, y ya sabía que a los tres meses para crear la Federación de Cooperativas del Norte de embarazo no te quitaban al niño. Yo creo que hasta en eso Dios me protegió. Tenía miedo a que me hiciesen un legrado, sabía que se lo habían hecho a muchas compañeras. Yo quería tener a mi hijo, al final fue una niña, mi hija mayor, que se llama Clelia, así que hablé Morazán contamos con mi compañeroel esfuerzo del padre Rogelio. Roberto era su seudónimo Hemos tenido también el apoyo de guerraCarmen Bros, y acordamos no decir nada hasta que pasasen los tres mesesapoyada por la Iglesia de Palo Alto. Me mandaron a Morazán por lo Ella se encargó de las comunicaciones conseguir becas y ya le conté a ha sido como una compañera y empezaron a preguntarme... al principio yo les decía que era solo un retraso, me insistían en que tenía que haberlo dicho, porque tenía información confidencial por mi trabajo como radista. Al final me hicieron un reclamo, me quitaron el arma, el reloj, y me dijeron que también le iban a reclamar a mi compañero, pero no lo hicieronmadre para esta zona.''
Recuerdo un buen consejo ''Aquí hay una juventud que me dio un primo mío cuando llegué del refugio. Me dijo: “Mirá aquí toda jovencita está trabajando y esperamos que llega los jóvenes continúen con la cooperativa, aunque de Honduras momento no se la come el lobodan las condiciones. Ligerito se acompañan Lo bueno es que hemos sacado a nuestros hijos adelante, con ella y luego ellos se van para otra zona y si sales embarazada un mes después te vas para Honduras. ¡Venís a lucharpréstamos de Palo Alto que vamos pagando, venís a trabajar! y si pero mis hijos nohan tenido que emigrar, y no te tomo tienen remesas. Mi esposo murió en cuenta como familiaFebrero de 2.” Fue como un padre019, nada de paños tibiosse llamaba Modesto Antonio Amaya Vigil, fueron palabras fuertessu seudónimo, pero lo agradecí. La verdad es que yo ya me había concienciado en ese sentidola guerra, no era amante Roberto. Tuvo que enfrentar la pérdida de tener sexocinco hermanos. Durante la guerra fue herido, no me preocupaba el sexo. Yo entonces no me había enamoradodañado de la columna, y los compas te respetabanla crisis psicológica, nunca tuve problema alguno como consecuencia de acosotodo ese dolor, le llevó al alcoholismo. A mí lo que me gustaba era bailarY en esa situación crecieron Clelia y Rudis, y eso que a veces teníamos que caminar horas para ir a bailar a Perquin con los Torogoces. Era una terapia increíblemí fue difícil, eso levantaba pero pude sacar adelante a los muertosmis hijos. Tardábamos hasta tres horas para llegar desde Torola a PerquínY en su enfermedad estuve en las buenas y en las malas. Nos quedábamos bailando toda la noche y bajábamos al día siguienteMe siento agradecida con mi ser, por tantos éxitos recibidos, él logró morir en paz, yo creo que la música es musicoterapiacon mi persona, era emocionantecon Clelia y Rudis.''
Yo logré mantenerme desde el 83 al 87 sin salir embarazada, creo que las actitudes positivas ayudan, aunque las mujeres siempre pueden ser violadas o engañadas. Pienso que dios nos protege, y la mayoría de veces siento que también es de estar con mucha actitud positiva. A los 4 meses de embarazo me enviaron para Honduras con la orden de volver a los seis meses de tener al bebé, pero yo no sabía que estaban preparando la ofensiva del 89. Cuando llegué a los campamentos no había condiciones de alimento para mi hija, había bastante represión por parte del ejército hondureño, y además tenía que cuidarme porque estaba ilegal, secuestraban y había que hacer guardias, tanto hombres como mujeres. Volví al año, a pesar de lo que me habían dicho. En total estuve con mi hija un año. “Yo elegí tener tierra” Salimos a la Ofensiva y yo me quedé como radista con el radio naranja, estaba en una casa con una familia. Era una casa donde se guardaba dinero, armas... pero yo no lo sabía. Me enteré años más tarde. Fue impresionante volver a esa casa 23 años después, era una lugar que estaba cerca de San Miguel, que se llamaba Comacarán. Hasta allí llegaba el mando, que era Andrés, yo era su radista, y por la tarde salíamos los dos al campo. En la base donde estábamos cayó la fuerza y tuvimos que marcharnos, porque se quemó, la identificó el enemigo. Tal vez por irresponsabilidad de algún compa. También fue difícil porque teníamos a nuestro cargo a los heridos, que estaban cerca de allí, y cuando se dio el asalto tuvimos que abandonarlos.Tuvimos que marcharnos y regresar al norte de la Unión, yo estaba tranquila, pero veía la decepción de los compas y el desánimo. Después conseguí un permiso y me regresé a Morazán hasta la entrega a UNOSAL, y el proceso de desmovilización. Cuando se firmaron los Acuerdos de Paz pude legalizar hasta el noveno grado, después, cuando ya tenía a mis dos hijos, saqué el bachillerato a distancia. Mi hijo Rudis nació en 1.993, después de la desmovilización. Con el proceso de paz nos dieron opciones de seguir estudiando, capacitarnos para servicios y negocios o tierra. Yo elegí tener tierra, y estoy contenta porque eso me permitió capacitarme en la cuestión agropecuaria y acceder a un crédito. Nosotros seguimos luchando y por eso tuvimos esos beneficios, nos organizamos en las cooperativas y tuvimos que convencer a los dueños de la tierra para que nos vendiesen, porque como éramos exguerrilleros no nos querían vender. Mi hijo Rudis nació en 1993, después de la desmovilización y cuando ingresé a la organización cooperativa siempre lo andaba llevando. Ese año con un grupo de mujeres y hombres excombatientes fundamos la Cooperativa El Gigante, que ya tiene 23 años. Con mi esposo trabajamos con ganado, con gallinas ponedoras, pollos de engorde, tuvimos una granja de cerdos, y hasta hortalizas. Ahora trabajamos en la apicultura, ese sigue siendo el negocio familiar, que iniciamos en el 98. Un año antes, en 1997, participé en un encuentro de mujeres Cooperativistas, en Alemania, y eso fue un gran salto en mi aprendizaje. Me ayudó a tener mayor conciencia como mujer, aprendí muchas cosas que no sabía de mi país y de mi misma. Hoy la tierra y la casa están a mi nombre. “En la guerra hombres y mujeres valíamos igual”[[Archivo:Silivi.png|izquierda|miniaturadeimagen|''Silvia en su casa, Jocoatique'']]De la guerra lo más importante que se consiguió es que había valores: respeto, solidaridad e igualdad entre los compas. Se hizo un esfuerzo integrado, aunque no se trabajaba la equidad de género, pero allí todos y todas valíamos igual. El M-16 lo podía andar un hombre o una mujer, el radio naranja también... En todas las áreas había hombres y mujeres. Incluso uno de mis hermanos, de los pequeños, que vino en el 86 estuvo en una formación de jóvenes, de las fuerzas especiales, que llamaban “los Samuelitos” él sobrevivió, pero casi todos murieron, en esa formación también había “Samuelitas.”A él lo hirieron y yo ni cuenta me di, porque yo estaba en La Unión. Y lo mismo pasó con otro de mis hermanos que también hirieron, pero ese decidióque se iba con mi mamá, lo sancionaron pero se fue. A uno le hirieron en El Tigre y al otro en El Cacahuatique. ¡La verdad es que es increíble la capacidad que tiene el ser humano de hacer muchas cosas por defender la vida! Y eso me parece lo más importante, todavía pienso que eso es lo más bonito. Hoy la verdad es que las mujeres, después de la guerra, volvemos a estar discriminadas, y por eso yo he luchado y me he estresado. En las Cooperativas somos las mujeres las que más trabajamos y a las que menos se nos reconoce. Aunque, a pesar de todo, después de los Acuerdos de Paz, que nos incorporamos a las Cooperativas, se creó otro escenario de aprendizaje, de liderazgo, de cooperativista, de emprendedurismo. Un montón de cosas que me ha permitido ahorita ver los resultados a través de mi hija, Clelia. Ella es, hoy, una profesional, que estudió contaduría pública, pero que llevaba a la par la apicultura. No todos los contadores son capaces de llevar un negocio a la escala de tener producto, defenderlo y venderlo. Y eso lo aprendió en la casa, fue un aprendizaje de familia. Mi hijo, Rudis, también defendió su primer trabajo con la importancia de las abejas. Estudió técnico en gastronomía y pedagogía para dar clases. Clelia también trabajó en turismo, con la iniciativa de “El Mirador.” Rudis da clases en el tecnológico, y es responsable de “El Mirador”, de la iniciativa del restaurante. Todo eso es un ejemplo muy claro de que aprendimos mucho y hemos transformado, aunque eso no se mida. Agradezco los apoyos que hemos tenidos, para crear la Federación de Cooperativas del Norte de Morazán contamos con el esfuerzo del padre Rogelio. Hemos tenido también el apoyo de Carmen Bros, apoyada por la Iglesia de Palo Alto. Ella se encargó de conseguir becas y ha sido como una madre para esta zona. Aquí hay una juventud que está trabajando y esperamos que los jóvenes continúen con la cooperativa, aunque de momento no se dan las condiciones. Lo bueno es que hemos sacado a nuestros hijos adelante, con préstamos de Palo Alto que vamos pagando, pero mis hijos no han tenido que emigrar, y no tienen remesas. Mi esposo murió en Febrero de 2.019, se llamaba Modesto Antonio Amaya Vigil, su seudónimo, en la guerra, era Roberto. Tuvo que enfrentar la pérdida de cinco hermanos. Durante la guerra fue herido, dañado de la columna, y la crisis psicológica, como consecuencia de todo ese dolor, le llevó al alcoholismo. Y en esa situación crecieron Clelia y Rudis, para mí fue difícil, pero pude sacar adelante a mis hijos. Y en su enfermedad estuve en las buenas y en las malas. Me siento agradecida con mi ser, por tantos éxitos recibidos, él logró morir en paz, con mi persona, con Clelia y Rudis. Yo vivo de vender mi producto y solicitando préstamos. Saqué adelante a mis hijos y estoy acostumbrada a buscarme la vida, he aprendido y ahí voy, caminando. Mis hijos conocen mi historia, siempre les he contado.   ''== '''<small>Referencias</small>''' ==